Hoy en día toda cámara que se precie ya lleva incorporado un sistema de estabilización, bien en el objetivo o en el propio cuerpo. Son dos métodos distintos para un mismo fin: reducir las vibraciones en la captura de una imagen cuando se producen movimientos no deseados.
Estas vibraciones se producen cuando se dispara a velocidades de obturación bajas o cuando se usan teleobjetivos, en las que cualquier mínimo movimiento es apreciable (a velocidades por debajo de 1/125 segundos). Para compensar esa vibración se han inventado dos opciones: un estabilizador óptico incorporado en el objetivo, que no es más que un juego de lentes añadida que compensa el movimiento (hasta cierto punto), o bien un estabilizador de imagen mecánico que hace desplazar el sensor para el mismo fin.
Sin entrar en profundidad técnica sobre ambos sistemas, sí me parece interesante comentar (o debatir) sobre cual de los dos es más efectivo, así como sus principales ventajas e inconvenientes.
El sistema de estabilizador óptico en el objetivo es el que han adoptado (hasta el momento) los dos grandes fabricantes mundiales: Canon y Nikon. Han apostado por ofrecer nuevos objetivos, idénticos en algunos modelos, pero que incorporan este sistema. En sus especificaciones indican que se puede disparar hasta 4-5 pasos más lentos de obturación, es decir, disparar a una velocidad más lenta que es adecuada para situaciones con poca luz o en las que no se puede usar el flash.
Lo positivo es que este sistema es efectivo, realmente se puede comprobar cuando se usan estos objetivos con la denominación IS (Image Stabilizer) en Canon y VR (Vibration Reduction) en Nikon (y también Mega IOS en Panasonic y Leica). Además, tiene como ventaja que podemos ver la imagen (a través del visor) ya estabilizada. Lo más negativo es que si queremos tener la oportunidad de usar este sistema estamos obligados a adquirir los objetivos que lo incorporan, que por cierto, son más caros. Y en muchos casos son el mismo modelo pero con esta característica, lógicamente con mayor coste. Por otra parte, incorporan una lente flotante en el interior de la óptica que es la que actúa, y claro esto supone un cristal añadido que puede generar cierta aberración cromática.
Por otra parte, el sistema mecánico de desplazamiento del sensor está adoptado por Olympus, así como por Sony en sus modelos Alpha (Super SteadyShot, heredados de Minolta), y también Fuji (CCD-Shift) , Ricoh y Casio. Este sistema lo llevan de serie casi todos los modelos desde hace algún tiempo, y ya es algo casi obligado (como el sistema de autolimpieza del sensor).
Lo positivo es que también es realmente efectivo, y supone una gran ventaja ya que podemos usarlo con todos los objetivos, lo que supone una reducción de costes importante para el usuario. Y lo menos destacado es que tampoco es la panacea y apenas podemos usar un par de pasos de velocidad de obturación por debajo de la necesaria. Según los expertos este sistema es algo menos efectivo.
En la actualidad ambos caminos son fruto de políticas de ventas y tecnológicas distintas, que suponen un avance importante y que cada vez está más extendido, siendo una característica a tener muy en cuenta a la hora de adquirir una cámara. Y no sólo réflex, ya que las compactas también tienen esta reducción de la vibración en muchos modelos. Ya depende de la elección de cada uno, atendiendo a sus necesidades, al tipo de fotografía y al gusto personal por una u otra marca.
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