Normalmente cuando os mostramos vídeos timelapse o hyperlapse siempre pensamos que, para describirlo, lo mejor es recurrir a aquello de que “hay que verlo” (y por eso siempre ponemos el vídeo tras el primer párrafo). Esto le viene al pelo a este ‘NYC Layer-Lapse’, un trabajo que lleva mucho más allá el concepto de paso acelerado del tiempo creando uno nuevo, el de “layerlapse”, en el que el tiempo se combina en diferentes capas que se activan según un algoritmo haciendo que la ciudad “cobre vida” al ritmo de la música.
Puede que la música no sea digna de vuestras playlist (y desde luego no tiene nada que ver con la típica música épica que suele ser habitual en este tipo de vídeos), pero desde luego juega un papel fundamental para lograr el resultado final que, como decimos, abre una nueva vía en este campo. La idea es de Julian Tryba, responsable de Alinia Media, un estudio dedicado a la producción de vídeos y timelapses. Antes de dedicarse a ello Julian estudió ingenieria lo que es un dato crucial ya que el movimiento de capas que habéis visto, entre 100 y 300 capas en las escenas más complicadas, se realiza en base a un algoritmo matemático que se ejecuta gracias a scripts de After Effects.
Al parecer, Julian ya había hecho algo similar con la ciudad de Boston, trabajo que no tuvo mucha difusión pero sí que le animó a seguir adelante con su nuevo concepto y afrontar un nuevo e inmenso reto: crear uno de Nueva York. Según Julian, "los timelapses tradicionales están limitados por la idea de que existe un solo reloj universal. Pero en el espíritu de la teoría de la relatividad de Einstein, los layer-lapses asignan “relojes” distintos a cualquier objeto o partes de una escena. Cada uno de esos relojes puede empezar en cualquier momento y moverse a distinta velocidad". El resultado es ese efecto visual de dilatación del tiempo que habéis visto y que él denomina ‘layer-lapse’, algo así como "lapso por capas".
Sea como fuere, como os podéis imaginar, el tiempo invertido para crear este vídeo fue inmenso: 22 viajes a NY, más de 16.000 kilómetros recorridos, 352 horas de grabación y 232.000 fotos capturadas, a lo que hay que sumar todo el tiempo de postproducción que imaginamos fue mucho. En cuanto al equipo usado para la toma de imagen, Julian usó nada menos que seis cámaras: Sony A7R II, Canon EOS 5DS, EOS 5D Mark III, EOS 5D Mark II, EOS 6D Y EOS 7D.
Más información | Alinia Media
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