La asistencia fotográfica es un campo tan diferenciado de la fotografía como el de retocador o el de maquillador. La asistencia es una pieza vital más de la cadena de producción fotográfica encargada de conocer, disponer y diseñar los equipos de luz y sus modificadores para lograr el resultado que el fotógrafo tiene en mente. Hoy hablaremos sobre esta exigente profesión y qué es lo que hace falta para profesionalizarte en la asistencia fotográfica.
Qué es la asistencia fotográfica
En primer lugar hace falta delimitar qué es y hasta donde llega la asistencia fotográfica. Esta profesión se basa en conocer de forma técnica y creativa los diferentes tipos y modificadores de luz para trabajarlos según las directrices del fotógrafo. Esto quiere decir que en un equipo básico de producción, el fotógrafo piensa el tipo de imagen que necesita para la sesión, y el equipo de asistencia monta y coloca el material de forma que al disparar, el fotógrafo vea en el ordenador o el LCD el resultado que tenía en mente.
Cuanto más nos profesionalizamos, más específicas son las funciones de cada persona involucrada. Así, lo ideal es que el fotógrafo diseñe la luz y los encuadres, mientras que la asistencia dispone el equipo técnico, determina la relación de potencia, mide y panela la luz para moldearla correctamente. Esto no pasa siempre, y lo más común es que el fotógrafo tenga ayuda de un colega fotógrafo y que las labores acaben entrelazándose, aunque no es lo correcto.
Qué hace falta para ser asistente fotográfico
Lo más importante para ser asistente es la falta disciplina y tener mucha capacidad de coordinación. Yo diría que esos dos aspectos son los más fundamentales cuando quieres asistir a alguien porque hay que tener una percepción jerárquica de trabajo que es indispensable para funcionar correctamente como grupo.
Este aspecto merece una incisión especial, ya que hay debemos disponernos como en una orquesta: el fotógrafo es el director, quien decide qué imagen quiere. Esto implica que se le debe una obediencia ciega a quien guía la sesión y no se debe sugerir ni modificar las órdenes: el fotógrafo sabe qué fotografía quiere, y si no la consigue debe errar primero para darse cuenta de ello. Poner en duda las instrucciones de quien guía la sesión es una distracción innecesaria.
La coordinación incluye la anticipación: debemos siempre tener a mano todo lo que el fotógrafo necesite en cualquier momento y anticiparnos a lo que pueda pedirnos. No cuesta nada tener a mano el reflector, llevar siempre colgado el fotómetro o memorizar la configuración del flash para recitarla si es necesario. En este punto incluiremos la puntualidad, ya que debemos llegar con tiempo y preveer cualquier falta en el equipo o cambio que se necesite hacer en el estudio o en el exterior.
En cuanto a cómo conseguirlo, lo primero es demostrar que tenemos experiencia como fotógrafos y que comprendemos la parte técnica del medio. Tras ello, lo normal es contactar de forma directa o trabajar indirectamente realizando making ofs para diferentes proyectos, lo que nos proporcionará trato directo con quien podría estar interesado en cogernos como asistentes. El networking a través de eventos suele funcionar muy bien para este tipo de asuntos.
Y tú, ¿trabajas o has trabajado como asistente? ¿eres fotógrafo y quieres dejarnos tu condición imprescindible para contratar a un asistente? ¡Déjalo en los comentarios!
Foto de portada | Yukata Tsutano
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