Dentro de la serie dedicada al triángulo de la exposición llegamos a la tercera parte, donde hablaremos del ISO, de la sensibilidad. Es un termino que puede provocar cierta confusión en el entorno digital, porque aquí se han cambiado las reglas del juego. Hoy vamos a ver cómo podemos convertir a la sensibilidad en nuestra aliada a la hora de conseguir la mejor exposición posible.
Cuando disparábamos con película solo teníamos una posibilidad, una sensibilidad: 100, 400, 800... Es verdad que era posible cambiar el ISO del carrete engañando a la cámara; incluso algunos dábamos al botón de rebobinado y cambiábamos carretes en medio de una sesión según la luz; o lo más cómodo, que era llevar dos o tres cámaras con distintos carretes (recuerdo de abuelo cebolleta: yo llevaba una con Velvia y otra con una TMAX 400...).
Ahora todo ha cambiado y como nos dice la publicidad, con nuestra cámara tenemos todas las sensibilidades a nuestra disposición... incluso algunas llegan a esos 204000 ISO sin pestañear. Otra cosa es que sea realmente imprescindible para la mayoría de los mortales llegar a tanto. Siempre he dicho que prefiero una cámara que solo suba a 6400 ISO pero que tenga idéntico rango dinámico y reproducción del color constante a los largo de todas las sensibilidades. Y un secreto a voces: la sensibilidad más alta es una argucia comercial. Nunca sirve.
¿Qué es la sensibilidad?
Podríamos definirla de muchas formas, pero como siempre en estos casos conviene acudir a los clásicos para ser lo más conciso posible. Y ver si hay alguna diferencia real entre la sensibilidad digital y la química de toda la vida. Ansel Adams decía que:
Cada película posee una sensibilidad característica a la luz, determinada durante su fabricación. Una película concreta requiere una cantidad específica de luz para producir la primera densidad útil, y densidades progresivamente superiores hasta alcanzar un máximo con cantidades crecientes de luz... Esa es la sensibilidad
Resumiendo y actualizando: lo sensible que es el sensor a la luz para provocar una carga determinada. Y aunque se refieren a lo mismo, no funcionan de la misma manera la sensibilidad en las películas o en los sensores. Para que una película fuera más sensible aumentaban los cristales de haluro de plata. Sin embargo, la sensibilidad digital es una amplificación de la señal de salida del sensor. Es muy básico decirlo así, pero subir el ISO digital es como subir el volumen en un equipo de música.
¿Pero qué es ISO?
ISO son las siglas de International Organization for Standardization. Y es un estándar de la fotografía. Se impuso por encima de las normas DIN, ASA y DIN-ASA.
Si nos referimos al mundo químico es muy sencillo. Es una escala que se basa en la cantidad de luz que se necesita para provocar una densidad específica en la superficie sensible. Al igual que el diafragma y el tiempo de obturación, la sensibilidad ISO está en progresión geométrica con una relación 1:2. Así, cada cambio equivale a la mitad o al doble del valor contiguo:
100-200-400-800-1600-3200-6400-12800-...
Pero resulta que en la época en la que estamos hay varias normas ISO que se formularon en 2006 y se confirmó en 2015. Y las marcas lo aplican con libertad. Hay dos principales, SOS y REI. La norma SOS (Olympus, Pentax y Samsung) solo se puede aplicar con archivos jpeg con espacio de color sRGB, así que si disparamos en RAW será solo una estimación. Y la norma REI (Canon, Nikon, y Sony) depende del criterio del fabricante.
¿Pero de verdad tengo tantas sensibilidades ahora?
La sensibilidad de la película depende del tamaño del grano, de la exposición dada, de los químicos usados y listo. Pero si nos adentramos en el mundo digital el tema cambia. Hay muchos factores que deciden el resultado final: tamaño de los diodos fotosensibles, la colocación de los circuitos, el famoso conversor analógico-digital, el procesador...
En fotografía digital no se puede hablar de ruido como si fuera grano, porque es la relación señal-ruido, donde
Señal es toda información significativa para construir una imagen. Ruido es cualquier otro dato que acompaña a la señal y dificulta su transmisión y almacenamiento.
No existe una señal pura. Por ejemplo, cada diodo tiene una carga producto de la corriente eléctrica, algo que provoca datos al azar (ruido). Su tratamiento depende enteramente del software de la cámara, pero también de la luz del ambiente y aunque parezca peregrino, de la temperatura del ambiente.
Pero para unir el ISO digital con su antepasado, los sensores tienen solo una sensibilidad. Y el supuesto aumento de sensibilidad no es más que una amplificación de la señal recibida, con el consabido aumento del ruido. Así, la sensibilidad nominal de una cámara es aquella que requiere menos manipulación por parte del software de la cámara.
Así que muchas veces tenemos que averiguar cuál es el ISO real de nuestra cámara y descubrir cuáles nos dan mejor resultado. Desgraciadamente es así. Un ISO 100 puede que esté más cerca de 200 en la realidad. Hay muchas formas de descubrirlo. Una técnica puede ser:
- Disparar en manual con todos los ISOS que ofrece la cámara, pero con la tapa puesta. Es decir, la foto tiene que salir negra.
- Pasamos las fotografías a Photoshop (Imagen>Ajustes>Brillo/Contraste) y les subimos el contraste para ver claramente el ruido.
Seguro que es sorprendente lo que vais a ver. Y sabréis automáticamente qué ISOS tenéis que evitar a la hora de hacer fotos. Y seguro que se os quitan las ganas de disparar con los famosos LOW o HIGH ISOS o sensibilidad extendida. Eso no es más que la pura intervención del software de la cámara. E inevitablemente os devolverán archivos de mala calidad.
En conclusión
Después de leer todo lo que hemos puesto en el artículo, la conclusión a la que debemos llegar es que no nos podemos fiar de lo que nos dicen las cámaras respecto a su sensibilidad. No nos queda más remedio que hacer pruebas con nuestra máquina para certificar con seguridad lo que podemos usar o no en lo que a sensibilidad se refiere.
Pero tampoco hay que agobiarse y rasgarse las vestiduras. La tecnología está para disfrutarla y aprovecharla. Y aunque creo que no tiene sentido utilizar los ISOS más altos, siempre es una buena idea servirse del ISO automático. Con esta función podremos olvidarnos de dicho parámetro y confiar en que siempre nuestra cámara trabajará con el rango de sensibilidades en el que nosotros creemos.
En el próximo artículo empezaremos a ver todas las posibilidades que se nos abren para conseguir el mejor resultado posible, desde un punto de vista técnico, en nuestras fotografías.
En Xataka| Qué es la sensibilidad ISO y cómo puedes usarla para mejorar la calidad de tus fotografías