El flash es el gran enemigo para muchos fotógrafos. Parece estar estigmatizado por muchos usuarios que dicen que se pierde naturalidad, que las imágenes parecen falsas y que no queda bien. Con las cuatro claves que vamos a ver a continuación los resultados con nuestros flashes de cámara van a subir de calidad.
El gran problema de la fotografía con flash fue cuando tuvieron la genial idea de integrarlo en el cuerpo de la cámara. Fue un prodigio, sin lugar a dudas, pero estropeó para siempre la relación de los fotógrafos con la luz artificial. Las imágenes iluminadas de tal forma son planas, con grandes sombras alrededor del objeto principal, sin volumen alguno... Y por este motivo mucha gente huye de esta forma de trabajar bajo el pretexto de que no se consiguen buenos trabajos. Y no están desencaminados, sobre todo si dejamos el flash donde nos han dicho los fabricantes...
Pero si entendemos cómo podemos aprovechar realmente el flash de cámara, descubriremos de una vez por todas las virtudes que tiene. Y puede que no sepamos vivir sin nuestra lámpara. Solo hay que tener en cuenta cuatro claves que nos hará amigos de la iluminación artificial. Son cosas que nos pueden venir muy bien para empezar a mirar de otra forma ese accesorio que vemos en el fondo de nuestra mochila o que nos preguntamos una y otra vez si hace falta comprarlo o no.
Separar el flash de la cámara
La clave principal está aquí. Las cuestiones de diseño no nos deben influir a los fotógrafos. Las antorchas solo están ahí para tener todo en uno, una costumbre que sigue vigente incluso en los móviles, que nos emocionan con sus luces de xenón y similares. Hacer fotos con el flash frontal solo sirve en determinadas ocasiones y encima queda bien en muy pocas de ellas.
El flash frontal es como si encendiéramos una antorcha para iluminar una escena sin control alguno, como si fuéramos policías que queremos alumbrar la escena del crimen. Se pierde todo el control sobre la luz e iluminamos todo por igual. Equivale a disparar una fotografía a mediodía, donde pocas veces se ha visto que algo quede realmente bien.
Por este motivo, lo primero que tenemos que hacer es comprar unos emisores y receptores, o encontrar un sistema de iluminación que sea compatible al 100% con nuestra cámara, y alejar el flash del eje del objetivo. Aquí es donde empezará nuestra libertad y con el que podremos hacer los mismos esquemas que nos enseñan en los estudios más prestigiosos.
Y un pequeño consejo. Ese pequeña flash de nuestra cámara sirve sobre todo como flash de relleno en las horas centrales del día. Justo cuando nadie lo utiliza. Esa es su función, rellenar las sombras.
La importancia de la velocidad de obturación y el diafragma
La publicidad nos llena los ojos de las virtudes de los nuevos sistemas de medición, asegurando que son totalmente automáticos e independientes. Pero hoy por hoy no hay un sistema infalible al 100%. Todos necesitan nuestra ayuda. Los sistemas TTL actuales siguen contando con la ayuda inestimable de la compensación del flash. Y por algo será...
Por este motivo, y salvo muy honrosas excepciones, recomiendo encarecidamente trabajar siempre en modo Manual. Es la única forma de tener un control perfecto de la luz del flash. Estoy hablando en situaciones controlables, si hacemos una boda o algo similar no nos quedará más remedio que usar el TTL o el Automático. Aunque si tenemos experiencia...
Con el flash en Manual podemos aplicar una de las máximas más importantes que podemos recordar a la hora de trabajar con la luz del flash. Es una de esas frases que podemos grabarnos en una camiseta, en una tarjeta que llevemos siempre con nosotros o simplemente memorizar a fuego:
La luz del flash se controla con el diafragma y la luz ambiental con la obturación.
Lo bueno es que tiene matices. No siempre la podemos aplicar al 100% porque la luz del flash puede verse alterada por la velocidad de obturación en algunas ocasiones. Y si variamos el diafragma puede que tengamos que modificar la velocidad de obturación para compensar. Y no nos podemos olvidar de la influencia de la sensibilidad en ambos parámetros. Recordad que con solo subir el ISO multiplicamos la distancia a la que puede llegar nuestra pequeña luz.
Pero para tener todo más claro conviene seguir esta clave como si fuera totalmente cierta. Si abrimos el diafragma veremos más la luz del flash y si ponemos velocidades más lentas de obturación aprovecharemos la luz ambiente... Lo importante es no pasarse de la velocidad de sincronización.
Comprobar la distancia del objeto respecto al flash
Esta es una de las claves mas importantes para tener un control total de la iluminación artificial. No es lo mismo poner el flash al lado del sujeto que detrás de nosotros. El efecto nunca será el mismo. Y es muy difícil cambiar esto si nos empeñamos en tenerlo pegado a la máquina.
Todo esto tiene que ver con la famosa ley de la inversa del cuadrado, que tantos de nosotros repetíamos como tablas de multiplicar en las escuelas.
La ley inversa del cuadrado es un concepto físico según el cual al doblarse la distancia de la luz al objeto, la intensidad se reduce a su cuadrado. Sin embargo, si su distancia aumenta al cuadrado, iluminará cuatro veces más pero con menor intensidad.
Básicamente consiste en recordar que si situamos el flash cerca del objeto este quedará bien expuesto pero con el fondo negro. Sin embargo, si lo alejamos del sujeto, todo estará perfectamente iluminado pero tendremos que abrir más el diafragma. Por este motivo, si queremos iluminar a un grupo grande de personas, más que aumentar la potencia lo que debemos es alejar la unidad del grupo, para que todos estén uniformemente iluminados.
El tamaño aparente de la luz
La última clave para aprovechar el flash de cámara es entender cómo influye el tamaño de la luz, la salida de luz de nuestro pequeño accesorio. Si os fijáis el tamaño de la lente que cubre la bombilla es mínimo, muy pequeño. De nuevo todo depende del objeto. Si es un pequeño juguete esa luz que reciba será envolvente, pero si es el rostro de una persona será dura. Si queremos sobras suaves tendríamos que alejarlo del modelo, peor entonces iluminaríamos todo por igual...
Por este motivo es importante trabajar con difusores, con ventanas y paraguas para controlar la luz y las sombras inherentes a ella. No es lo mismo tener una transición dura que difusa. Y la mejor forma de controlarlo es con estos accesorios que nos permiten tener el control absoluto de la luz.
Cada uno tiene sus virtudes y sus defectos. Hay fotógrafos que distinguen un paraguas traslúcido de una ventana, pero los que empiezan tiene que buscar un equipo que se adapte a su bolsillo y a sus pretensiones. Lo importante es experimentar y probar hasta conseguir los resultados que queremos. Espero que estas cuatro claves os animen a desempolvar el flash y empecéis a fotografiar con él como locos.
En Xataka Foto| Diez cosas que deberías saber de un flash