Llegamos al cuarto artículo dedicado a la gestión del color para los fotógrafos. En esta ocasión vamos a centrarnos en cómo calibrar y perfilar el monitor para una correcta reproducción de los colores. Gran parte de nuestro trabajo depende de las cosas que vamos a contar hoy.
El monitor debería ser una pieza fundamental para todo fotógrafo. Pero es raro encontrar en los estudios o en las casas particulares un monitor fotográfico. El motivo principal creo que es el precio desorbitado de la mayoría de los modelos. Pero en los últimos meses el tema está cambiando gracias a marcas como BenQ o Eizo. Ya no hay que rascar tanto el bolsillo y podemos tener un equipo completo de principio a fin. Y os puedo asegurar que los resultados merecen la pena.
Si alguien quiere tener un buen equipo de fotografía debería comprar una buena cámara con mejores objetivos y un ordenador potente con un monitor que asegura la correcta reproducción de los colores. Por supuesto que depende del destino final de nuestros archivos. Si nunca van a salir en papel, bastaría con uno que reprodujera el 100% del espacio sRGB. Pero si queremos imprimir, nos toca gastar más dinero.
¿Nos basta con un buen monitor?
La respuesta es no. Con un monitor fotográfico tenemos la herramienta perfecta para ver nuestras fotografías. Y seguro que viene ajustado de fábrica. Pero necesitamos un calibrador para asegurar que la reproducción correcta del color se mantiene. Con el uso puede ir perdiendo el ajuste fino y cada cierto tiempo hay que hacer todo el proceso. Depende de las horas que nos pasemos delante del ordenador.
No nos podemos fiar de nuestra mirada y de nuestra percepción de los colores. Como podemos encontrar en muchas páginas, hay multitud de ejemplos en los que nuestro cerebro nos engaña. Confundimos colores, nos equivocamos en la percepción de la luminosidad de los grises... Por este motivo es necesario comprar un calibrador sin el error humano. Es verdad que hay software gratuito pero no lo recomendamos para trabajar bien con nuestras fotografías.
Hay muchos modelos en el mercado. La idea es comprar uno lo más completo posible. En mi caso tengo el i1 Display2 pero podéis mirar el i1Display Pro o los de la casa Datacolor... O si tienes mucho dinero en la cuenta siempre puedes mirar los monitores de gama alta de Eizo con calibrador incorporado.
Es importante que nuestro monitor permita la calibración por hardware para asegurarse la máxima precisión:
Cuando hablamos de calibración por hardware, el software de calibración, el monitor y el colorímetro se comunican directamente entre sí: el usuario simplemente ha de introducir los valores de destino deseados (luminancia, punto blanco, etc) y el programa se encarga de realizar los ajustes necesarios en el monitor de forma automática. Una vez calibrado el monitor, los ajustes se almacenan en una tabla interna (LUT) del propio monitor (en la calibración por software estos ajustes se almacenan en la tarjeta gráfica) y se crea el perfil de color ICC.
¿Y qué pasa si tengo un monitor con la superficie brillante con forma de manzana o solo tengo un portátil? Este tipo de monitores no son en absoluto prácticos para los fotógrafos. Su espacio de color reducido, así como la ausencia de control de contraste en muchos casos, no sirven para ver correctamente los colores de nuestras fotografías. Se puede trabajar con ellos, pero no estaremos seguros de lo que vemos.
Cómo preparar el monitor para una correcta gestión del color
Hay que dar muchos pasos, tantos que darían para varios artículos más. Todos los fabricantes tienen sus propios consejos pero la mejor información que hay sobre el tema es el libro de Hugo Rodríguez Calibrar el monitor, cuya lectura recomiendo para no dejar nada al azar:
- Trabajar siempre en una habitación con una iluminación tenue. Nada de luces intensas ni de colores estridentes en la pared (ni en nuestra ropa).
- Si tenemos un buen monitor lo interesante, para reducir al mínimo los brillos y los reflejos, es comprar unas viseras adecuadas al modelo que tengamos.
Hay que distinguir entre calibrar y perfilar. Dos términos que se confunden siempre. Son dos pasos distintos que hay que realizar en el siguiente orden:
- Calibrar sirve para ajustar el brillo, el contraste y la temperatura de color del monitor. Depende de muchas cosas, como el destino final de nuestras fotografías o la habitación en la que estemos trabajando.
- Perfilar es crear un perfil ICC para que el espacio de trabajo que hemos elegido se vea lógicamente en nuestro monitor.
Cuando tengamos todo comprado, las conexiones correctas (no es lo mismo trabajar con VGA o HDMI) y el software de calibración instalado daremos los siguientes pasos (depende de nuestra experiencia y de los consejos que hayamos recibido a lo largo de la vida):
- Ajustar el brillo del blanco a 90 cd/m2, para simular la luminosidad de una copia de papel. Es demasiado bajo en muchas ocasiones, sobre todo si es la primera vez que lo haces. Podéis subirlo un poco más pero si tu destino es la impresión....
- La temperatura de color la ajustaremos a D65, a 6500K. El objetivo es conseguir el blanco más neutro posible. Nada de tonalidades frías o cálidas....
- El último paso de la calibración es ajustar la compensación de gamma a 2.2, para facilitar un buen trabajo en las sombras.
- Al final haríamos el perfilado del espacio de color que hemos elegido. Si tenemos un monitor fotográfico partiremos del Adobe RGB 1998. No nos queda más que colocar correctamente el calibrador en la pantalla y esperar a que haga su trabajo para conseguir el valor preciso o más cercano para una buena reproducción de los colores.
Desde este momento, podemos estar seguros de que estamos viendo las fotografías como son, sin desviaciones de temperatura, ni más cálidas ni más frías. Con todos los tonos en su sitio y el brillo y el contraste exactos. Ya nos contaréis.
En Xataka Foto| Entiende de una vez por todas la gestión de color en tu ordenador