Muchos somos los que calificaríamos de arte el bodegón fotográfico. A mí personalmente, me entusiasma la fotografía técnica, y en concreto me resulta muy interesante la de publicidad, ya que suele estar muy trabajada para transmitir el mensaje y las sensaciones deseadas por el cliente de una manera muy potente.
Hoy os traigo una receta, adquirida de grandes profesionales, para conseguir darle ese punto extra a nuestros bodegones de bebidas y que nos queden igual de bien que los que vemos en los carteles publicitarios, en los camiones o en los anuncios de la tele. En este caso yo lo he hecho con cerveza, pero es igualmente válida para fotografiar una botella de refresco o casi cualquier otro tipo de bebida, ¡así que apuntad!
¿Y por qué hace falta una receta para esto?, os preguntaréis los que aún no lo habéis intentado. Pues la respuesta es muy sencilla, y es que si intentamos hacerlo sin utilizar “trucos” el resultado final será desastroso, os lo aseguro.
En estos ejemplos, el encuadre y el fondo son totalmente neutros y aburridos, lo sé, pero se trataba principalmente de ilustrar el resultado de la técnica para dar esa sensación de frescura y que se vea tan apetecible, así que no seáis demasiado duros. Eso sí, me faltó aprovechar para disparar algún otro encuadre más cerrado o incluso macro, pero tampoco disponía en ese momento de los fondos adecuados para dar, por ejemplo, una sensación de cielo azul celeste. Así que he hecho un recorte a tamaño 100% para ver el detalle de ese acabado fresco que tratamos de conseguir.
He incluido un par de “trampas” para que las fotografías no sean utilizables, ya que no las he hecho por encargo para ninguna marca, sino únicamente para ilustrar la técnica: en la primera es evidente y consiste en que la copa y la botella no se corresponden con la misma variedad de cerveza, en la segunda simplemente el líquido dentro de la copa no es cerveza de trigo sino tan solo pilsner barata de supermercado (el color y transparencia no tienen nada que ver).
<h3>Ingredientes</h3>
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K-line mateador para fotografía en spray o aerosol, que podéis encontrar en comercios de fotografía.
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Glicerina pura, también la venden en cualquier tienda especializada.
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Un pulverizador recargable, un trapo y todo el material fotográfico que queramos utilizar para nuestro bodegón (cartulina/fondo, mesa de bodegones, iluminación, etc.).
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Los elementos a fotografiar (al gusto de cada uno, yo pongo los de mi bodegón):
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Vaso o copa.
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Botella. ¡Muy importante que esté del tiempo! Si está fría no saldrá bien (es ciertamente paradójico que para conseguir darle el aspecto de bien fría tenga que estar “calentorra” e intragable).
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Alguna botella más de repuesto (¡¡también del tiempo!! así que olvidad lo de aprovechar para después ahogar las penas si no os sale) que necesitaremos para llenar el vaso sin tener que abrir la botella del bodegón (podéis usar otro líquido sustitutivo que quede aparente, yo por ejemplo usé litronas de las más baratas que había en el supermercado, aunque esto por supuesto ya depende del bodegón que nos de la gana de hacer) o de recambio en caso de que se nos rompa o se estropee algo de la etiqueta, por ejemplo.
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Y cómo no, el líquido elemento: agua.
<h3>Procedimiento</h3>
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Preparar el set de bodegón fotográfico: colocar y medir luz principal y secundarias (si las hubiera), fondo, etc.
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Quitar la etiqueta trasera, si la tiene, para que no se vea ni nos dificulte la transiluminación, si la hacemos (yo con las prisas lo olvidé y queda fatal).
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Con el trapo, limpiar muy muy bien la botella y el vaso que vamos a fotografiar, cuidando que quede perfectamente seco e impoluto (yo recomiendo utilizar guantes de algodón para manipularlos de aquí en adelante, como para el caso de cualquier bodegón de objetos pulidos, o ser extremadamente cuidadosos).
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Aplicar varias capas de mateador a los elementos, cubriendo de manera amplia toda la zona que será visible en nuestra fotografía (no hace falta echar por la parte trasera si no se va a ver, y así luego podemos sujetar por esa parte sin que se nos escurra). ¡Tened cuidado de hacerlo a cierta del objeto distancia!
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Hacer una mezcla para el pulverizador con proporción de 20% agua y 80% glicerina, y rociar los elementos para conseguir el acabado que nos guste (yo recomiendo tratar de conseguir gotas del mayor tamaño posible y no pasarse para que no se empape la superficie, así evitamos que se creen esos chorros como el que se puede apreciar en la primera botella si os fijáis bien).
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Con mucho cuidado para no estropear el acabado, colocar nuestro bodegón, de momento sin líquido, para hacer las pruebas de encuadre e iluminación que necesitéis.
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Una vez que tenemos todo listo, ya sólo nos falta poner la cerveza en el vaso con mucho cuidado para no verter líquido y cargarnos nuestro precioso bodegón, y disparar nuestra foto.
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En este último punto, tendréis que buscaros la técnica para dejar la espuma al nivel que os guste y hacer las fotos rápidamente para que no le de tiempo a bajar (por eso es importante tener todo lo demás ya más que probado y resuelto), aunque hay gente que utiliza otro tipo de espumas sintéticas para emularla y tener mucho más tiempo (como espuma de afeitar, sin ir más lejos).
Un consejo adicional sobre la iluminación es utilizar una sola luz y rellenar con algún reflector si nos hace falta, pero además si queremos darle un brillo más impactante aún al líquido del interior, podemos recortar cartulina reflectante (metalizada muy clara o tipo espejo) con la forma de la proyección de la botella y/o del vaso/copa y colocarla detrás cuidando que refleje la luz principal a través del líquido hacia cámara (recordad quitar la etiqueta trasera de las botellas!).
También nos podemos ahorrar la carísima glicerina y el también caro mateador, untando simplemente con vaselina y rociando agua. Deciros asimismo, que existen otras técnicas más o menos parecidas y que pueden salir un poco más económicas y nos pueden servir para aprender o practicar, pero yo personalmente creo que si vamos a hacer este tipo de foto tan cuidada normalmente será por encargo – más o menos bien pagado – y lo que primará será un resultado excelente por encima de unos euros más o menos.
A modo de ejemplo, os dejo también a continuación un par de imágenes más que he encontrado en nuestra comunidad online favorita.
Como veis, a poco que arriesguemos con el encuadre y experimentemos un poco, es fácil conseguir resultados más que interesantes porque nuestra botella ya “está fría” y eso es lo realmente importante cuando vemos algo que podríamos bebernos: ¡que nos apetezca de verdad!
En esta otra, la verdad es que a mí personalmente no me acaba de convencer demasiado la iluminación utilizada (para lo que yo buscaría con esta foto, ¡ojo!), pero sin embargo estoy seguro de que aún así, al primer golpe de vista la mayoría diríamos: “Mmmm… ¡qué fresquito estaría ese refresco ahora mismo!”. Eso es lo que tenemos que conseguir con el aspecto final de nuestra imagen.
A practicar!
Foto | André Banyai
Foto | Just Another Wretch (Matt)
Foto | Santiago Díaz
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