¿Estás harto de que tener que elegir entre montar y desmontar el parasol constantemente o que tu objetivo acabe llenándose de polvo, suciedad e incluso rayándose? No, no es el comienzo de un anuncio publicitario milagroso, pero sí de un consejo que a mí me hubiese gustado recibir hace tiempo. Pon una tapa de apertura frontal en tu vida.
En ocasiones anteriores hemos hablado de las tapas de los objetivos, ese elemento tan puñetero pero necesario útil. Los que habéis utilizado objetivos de varias marcas, especialmente en el mundo de las cámaras réflex, os habréis dado cuenta de que cada fabricante opta por un tipo de tapa delantera diferente para sus objetivos.
Obviamente en casos extremos como los ojos de pez circulares y demás, ya se trata de tapas diseñadas exclusivamente a medida, por las limitaciones físicas y requerimientos de construcción del objetivo, pero en el resto, lo que cambia principalmente es el logo de la marca y el mecanismo de apertura.
Por irnos a los ejemplos de siempre – y que no se ofenda ningún fanático de ninguna marca – las tapas de Canon disponen de dos pestañas opuestas que liberan la tapa de la rosca del objetivo, o del filtro, cuando las pulsamos.
Sin embargo, por su parte Sigma, Nikon, Pentax y muchas otras marcas que a estas alturas también se han subido al carro (no sé cuál de ellas fue la pionera), suelen tener ese mismo dispositivo pero con un añadido muy importante que a priori nos puede pasar desapercibido: esas pestañas son de hecho una gran parte de la propia tapa (o más bien que la tapa está dividida en tres grandes piezas), es decir, que las dos piezas móviles que la liberan son mucho más grandes, un diseño que además permite que las pestañas sean accionadas frontalmente (con el gesto de un pellizco con los dedos índice y pulgar) y no únicamente apretando los bordes o perímetro de la tapa. Lo podéis apreciar en las fotos.

¿Y qué más da? Pues en muchos casos no es muy relevante y las otras tapas nos servirán igual de bien pero, ¿qué ocurre si llevamos un parasol puesto (cosa que deberíamos hacer siempre, como buenos fotógrafos entusiastas que somos, salvo que estemos haciendo un uso creativo y controlado de la luz)? ¡Vaya, no somos capaces! En esa situación podemos optar por no usar la tapa durante toda la sesión o jornada fotográfica (no lo recomiendo en exteriores, aunque llevemos puesto un filtro, pues nos tocará limpiar después y además al meterlo en la bolsa se pueden rayar), no usar el parasol (ya digo que, en general, sí deberíamos llevarlo siempre, incluso de noche) o bien pelearnos con ambos cada vez que queremos ponerla y retirarla, ya sea con un alarde de maña si tenemos los dedos finos o sacando el parasol y volviéndo a colocarlo cada vez que ponemos o quitamos la tapa (tampoco lo recomiendo, ya que sometemos a un desgaste extra e innecesario al anclaje del parasol, que suele ser plástico).
La mejor solución es utilizar este tipo de tapas de apertura frontal. En principio puede parecer una tontería sin importancia, pero cuando hacemos un uso intensivo o queremos capturar un evento que discurre a un ritmo trepidante, llevamos varios objetivos que vamos intercambiando con la mayor rapidez posible o cualquier otra situación de cierto estrés, esos detalles acaban convirtiéndose en algo crucial y que nos pueden complicar mucho la vida o ayudarnos en gran medida.
“Vale, me has convencido, pero yo tengo todo mi equipo Canon con tapas de esas incómodas”. No hay problema, porque si algo bueno tiene la globalización es que podemos encontrar de todo para todo y por poco dinero. Si hacéis una búsqueda en eBay, por ejemplo, encontraréis esas tapas para cualquier diámetro que podáis necesitar desde tan sólo un euro incluyendo los portes (si buscáis en inglés y en todo el mundo veréis mejores precios que en España).
Además, si has perdido alguna tapa – algo francamente normal y habitual – puedes aprovechar para sustituirla con una de éstas y disfrutar de esta gran ventaja. Y por el logo no os preocupéis porque las podéis encontrar con la marca que más os guste (las hacen con todas las principales). Las hay incluso con cuerda para evitar perderla, si te gusta ese sistema, aunque yo personalmente no lo recomiendo por su incomodidad.
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medyr
Esas tapas tienen un gran peligro: Crees que la tienes puesta, llevas el parasol, y al ir a pellizcar la tapa te marcas unos dedazos en la lente de padre y muy señor mio.
Y lo dice un canonista con tapas de las no pellizcables que sus focales son fijas y está cambiando todo el día. Si te haces con la rutina, tener tapa de apertura lateral no es un problema, pero en su día tenia un tamron de pellizco y sufrí los dedazos, y lo he visto muchas veces a mi alrededor.
No son ni mejroes ni peores, tienen sus pros y sus contras. Para mi el plantar uns dedazos en la lente (o el filtro UV si lo usas) es un contra muy gordo. Y al usar el pellizco principalmente cuando tienes el aprasol y no ves es carne de cañon.
Aparte de eso, son tapas muy cómodas y que se pueden abrir de la forma "tradicional" y al ser asequibles la verdad es que en general si son recomendables (aunque, bastante por inercia, yo las seguiría usando en modo externo y no pellizco).
jorgecrce
Recuerdo un tema en el foro de Canonistas donde bromeaban diciendo que lo mejor de Nikon son las tapas, y algunos decían que ellos llevaban tapas Nikon en sus objetivos Canon por lo que en éste artículo se ha expuesto.
yoox
Os faltado comentar este tipo de tapadera.¡A ver que os parece!
http://www.fotoactualidad.com/2012/08/flipcap-aplica-un-toque-distintivo-la.html
alvaromartin82
Me parece un tocho de texto considerable para algo tan sencillo como recomendar tapas de apertura frontal, jaja. Pero sí, tienes más razón que un santo, mi nuevo objetivo Tamron tiene este tipo de tapas y es de lo más práctico ;)
Daniel Marin
Yo en su momento lo hice, pero pensaba que era por ser un vago, no por ganar comodidad ;D