La obsesión por el equipo fotográfico hace que a veces cuidemos nuestra cámara y accesorios más que a nosotros mismos. Y sin embargo, los malos hábitos y un equipo inadecuado (o mal transportado) pueden ser la causa de muchos problemas para nuestra salud que, inevitablemente, afectarán a nuestra práctica fotográfica. Por eso, nos proponemos ofreceros una serie de consejos para evitar lesiones y otros perjuicios.
Hernias discales, espasmos musculares, tendinitis, el síndrome del manguito rotador o el del túnel carpiano son algunos de los problemas que podemos sufrir por culpa de nuestra práctica fotográfica, sobre todo si en vez de un hobby es un trabajo. Especialmente por las posturas poco naturales que adoptemos y por una mala elección del equipo o la bolsa en que lo transportemos.
Todo esto puede por ejemplo afectar a nuestra espalda, algo de la que ya hablamos ampliamente hace unos meses, por lo que os recomendamos leer ese artículo. Igualmente, hace poco también hablamos de la importancia de cuidar nuestros ojos, y además os ofrecimos una serie de ejercicios para cuidarlos.
Así que en esta ocasión vamos a completarlo con más escenarios posibles. Por ejemplo el de estar sujetando el alto una cámara de cierto peso demasiado tiempo, o el de agacharnos o tirarnos al suelo para obtener una perspectiva diferente.
Situaciones como estas pueden ser causa de problemas graves si se sostienen en el tiempo, y fácilmente pueden acabar en una lesión más o menos inutilizante. Y lo peor es que la mayoría de fotógrafos no nos damos cuenta de ello hasta que esto no ocurre, y no nos aplicamos aquello de que “es mejor prevenir que curar”.
La bolsa de transporte
La variedad de bolsas y mochilas disponibles para llevar con nosotros nuestro equipo fotográfico es enorme pero ¿son todas adecuadas para nosotros? Seguro que no, aunque usar un tipo u otro debe depender del tipo de trabajo que estemos llevando a cabo, pero también de nuestro propio tamaño.
Y es que muchas bolsas son demasiado voluminosas según para quien, ya que una persona debería evitar cargar más del 10 por ciento de su peso corporal, lo que por ejemplo significa un peso de ocho kilos para una persona que pese 80. Nunca se debería cargar más de eso, aunque lo habitual es que acabemos llevando mucho más. Así que, el primer consejo es asegurarnos de no llevar más de lo necesario ni sobrecargar la mochila.
Por otro lado, independientemente del peso total, también es muy importante el equilibrio de lo que llevas dentro. Por eso, lo ideal es optar por bolsas y mochilas cuyos compartimentos tengan un diseño simétrico, de tal manera que el peso de reparta de forma equilibrada. Así, hay que evitar mochilas con bolsillos grandes en los laterales que pueden hacer que llevemos más peso en un lado que otro.
Aún así, las mochilas suelen ser mucho más recomendables para llevar cierto peso que las bolsas de hombro y las bandoleras, ya que permiten distribuir el peso en ambos hombros, aunque es importante cuidar también cómo la llevamos. Una mochila caída, que cuelga demasiado baja, es perjudicial para nosotros y puede lesionarnos al provocar mucha tensión en la zona baja de la espalda, los hombros y el cuello.
Así, la clave es que cuanto más cerca del cuerpo esté la mochila mejor, con las correas bien ajustadas para que quede bien pegada al cuerpo y la parte baja de la mochila no sobresalga mucho de nuestras costillas. En el caso de tener que llevar una mochila muy cargada, es recomendable no hacerlo más de 20 minutos seguidos y tomar descansos entre esos periodos para evitar que los músculos se fatiguen. Y si no tenemos más remedio que ir siempre con mucho equipo, lo mejor es una maleta/trolley con ruedas.
Hábitos de trabajo
Otro de los aspectos que influyen notablemente es que seamos propensos a tener una lesión es sin duda la forma en que utilizamos el equipo fotográfico, en especial la manera en la que sujetamos cámara y objetivos y que puede causarnos una lesión por estrés repetitivo. Por ejemplo por sujetar el equipo de forma prolongada con un único grupo muscular (como un solo brazo).
En este sentido, es importante aliviar el peso que soportamos recurriendo a diversas soluciones. Una es emplear un trípode o monopie siempre que disparemos con un teleobjetivo pesado, lo que permite quitarle peso a nuestros músculos. Otra añadir un grip a nuestra cámara para que hacer tomas en vertical sea mucho más cómodo para nosotros y no tengamos que estirar el brazo en demasía.
También es muy pernicioso llevar colgando la cámara al cuello durante largos períodos de tiempo (provoca dolores de cuello), por lo que es recomendable recurrir a otro tipo de correas (como las de muñeca o las de tipo bandolera) o bien llevar la cámara con la correa enrollada en la muñeca agarrándola por la empuñadura.
En definitiva, el consejo fundamental en este caso es intentar darnos cuenta de qué estamos haciendo mal y tratar de cambiar la forma incorrecta en la que estemos incurriendo.
Una buena forma física
Por último, hay que hablar de algo que ya apuntamos como un elemento clave para evitar dolores de espalda. Se trata, como ya habéis adivinado, de la importancia de hacer ejercicio regularmente y mantener una buena forma física. Y es que normalmente minusvaloramos las consecuencias nefastas de nuestra práctica fotográfica o, incluso, si somos profesionales, a veces estamos tan cansados por nuestro trabajo que lo último que pensamos al acabar es en hacer ejercicio.
Sin embargo, hacer ejercicio con regularidad es la mejor manera de no sufrir ningunos de los efectos adversos que hemos mencionado. De entre los ejercicios recomendables, hay que pensar que simplemente se trata de reforzar nuestra musculatura en general (lo que sin duda tendrá un efecto beneficioso general), aunque lo más recomendable son ejercicios para fortalecer el cuello, la espalda y los glúteos. Aunque, más en concreto, algunos expertos recomiendan practicar yoga por sus efectos beneficiosos para la musculatura en general.
Los estiramientos típicos de este deporte son muy recomendables para los fotógrafos en general, y una buena práctica realizarlos antes de realizar una sesión fotográfica. Por otro lado, también es importante beber mucha agua para mantener una buena hidratación. Puede parecer una tontería pero cuando uno está deshidratado el cuerpo sufre más, sobre todo los tejidos blandos y las articulaciones.
Foto de portada | Trần Toàn
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