El flujo de trabajo al capturar una imagen requiere que nuestra mente esté variando entre procesos mientras trata de estar focalizada en la captura que realizamos. El cerebro puede hacernos jugadas durante el proceso de captura y edición y algunas veces se nos pueden pasar errores que se pueden conseguir facilmente con un respiro. Cuando sentimos que el cerebro no está al 100%, es tiempo de parar y recuperar fuerzas antes de seguir trabajando.
Estos consejos llegan por Alex Cooke a través de FStoppers. En su artículo, el fotógrafo nos muestra los efectos que puede tener la mente a la hora de trabajar. Al concentramos en los elementos de las tomas (como puede ser la luz, un elemento, una perspectiva), el cerebro se enfoca en lo que más nos preocupa. Esto genera un efecto de ceguera perceptiva, el cual nos hace omitir otros elementos dentro de la composición que están fuera del foco de atención.
Cuando esto ocurre, a veces llegamos a la sala de edición y notamos que en el material hay personas o elementos que juramos no estaban ahí cuando hicimos las tomas. En ocasiones lo que se cola es tan pequeño o insignificante que incluso las omitimos en post. Por este motivo es importante acercarse al revelado y la edición fotográfica con la mente y la vista de la forma más descansada posible. Esto nos ayudará a evitar la fatiga mental y esta ceguera perceptiva.
El problema principal al llegar a la edición con cansancio es que la fatiga mental nos puede hacer perder objetividad en la forma en que nos acercamos a corregir nuestras imágenes, lo que resulta en parches de revelado o edición que se ven mal. Nuestro gusto visual se apaga y terminamos con imágenes que saltan respecto a nuestro estilo fotográfico. No percibimos cambios sutiles y terminamos sobre utilizando herramientas como saturación, textura y haciendo cambios drásticos sin propósito alguno.
Para evitar esto, además de iniciar la edición después de haber descansado y relajado la vista, el fotógrafo propone tener un acercamiento a la postproducción que tenga en cuenta estos tres elementos:
Alejarse: Es importante parar de vez en cuando, alejarse del ordenador, descansar la vista de las pantallas. Tratar de tomar algo de aire fresco y estirar. No solo es bueno para nuestra salud en general, muchas veces el estar mucho tiempo al frente de la pantalla nos agota la vista, lo que hace que no veamos los colores de la forma que son, omitimos elementos porque ya todo nos parece igual y eso hace que se creen errores. Así que una pausa cada par de horas es necesaria.
Ver el panorama: Muchas veces nos dedicamos a editar minuciosamente las imágenes, pero se nos olvida el panorama general. Estamos tan metidos en corregir cada poro de la piel al 200% de acercamiento, que luego que nos alejamos nos damos cuenta que nuestro retoque ha deformado las facciones de la persona. Por eso, es importante editar en detalle, pero estar constantemente revisando el panorama general. Una forma muy útil de hacer esto es utilizando un método de pantalla duplicada. Tan solo hay que ir en la barra de herramientas a Ventana > Organizar > Crear ventana duplicada del archivo abierto. Y luego, siguiendo el mismo menú, organizar la visualización en dos columnas.
- Preguntarle a un amigo: No está mal pedir consejos, de hecho, alguien externo suele ser muy útil para conseguir un trabajo mejor. Lo importante es que preguntemos a quienes sepan cómo aportar una visión crítica de lo que estamos realizando. Alguien que no conoce el trabajo y no sabe qué debe ver puede encontrar elementos distractores de manera más fácil. Alguien que conoce nuestro trabajo nos puede indicar si nota que estamos saliendonos de nuestro estilo. Pero, en general, otra persona siempre será capaz de decirnos si se ve bien o no la imagen, si le agrada o no y los por qué de esta sensación.
Con estos tres elementos podemos quitarle carga a nuestra mente y descansar la vista. Incluir estos elementos a nuestra vida nos ayudará a mejorar nuestro flujo de edición.
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