Antes os hemos hablado de formas de ejercitar la mirada para buscar tomas más originales. También os hemos dado trucos y consejos para reforzar la técnica y mejorar en distintos estilos fotográficos. Pero en esta ocasión os presentamos un ejercicio poderoso, que os permitirá desarrollar vuestro potencial de manera exponencial: dejad la cámara en casa, salid y haced fotos con lápiz y papel.
Aprender a ver escenas
Probablemente un día estabas en el tren yendo a una ciudad de vacaciones, volviendo a casa de fiesta o haciendo el recorrido para cubrir una boda o un evento. Era un día como cualquier otro y, de repente, por la ventanilla del vecino entraba una luz espectacular, pero la cámara estaba guardada y no querías ser indiscreto para tomar una foto. Ese momento lo dejaste guardado en tu mente, que asombroso hubiera sido, capaz y ganaba algún premio.
Es probable que ese momento sea igual al que viviste cuando estabas en el parque caminando mientras hablabas con un amigo; cuando cruzaste miradas con una persona de ojos fascinantes; cuando al despertar en la mañana, el sol aparece entre los orificios de la cortina de madera y se proyectan figuras sobre la pared. Esos momentos están en todos lados; los observamos, los apreciamos y luego desaparecen de nuestra mente al ocuparnos en otro asunto.
Probablemente intentaste copiar el vago recuerdo que tenías. Pero, al no recordarlo bien, cuando ves las imágenes que tomas no estás satisfecho con el resultado.
Eso se debe a que no estás acostumbrado a detenerte a observar las escenas. A ver la luz que cae, a ver cómo reflejan los objetos, ver los colores de la escena y transferir esa información al blanco y negro.
Así que el primer paso es dejar la cámara en casa y salir a buscar escenas. Es un ejercicio fácil de hacer que podéis aplicar en algún momento de tiempo libre.
Lo importante de este ejercicio es que no iréis de paseo a caminar y ya. En este ejercicio, el objetivo es parar. Sentarse en una banca o quedarse parado en una esquina y observar las personas que pasan, las situaciones, aprender a anticipar acciones y estar atentos ante situaciones al azar.
Si sois fotógrafos que os guiáis hacia la fotografía de producto o retrato, entonces llevad un objeto o un acompañante que se anime a ser vuestro modelo y buscad sitios interesantes donde podrían ir con ellos a hacer una toma. Observad la relación de sujeto/fondo a nivel de luz, información y angulación respecto a este.
El lápiz y papel
El segundo paso es el más importante. Llevad una libreta y anotad las cosas más llamativas y curiosas que veáis. Apenas terminéis de observar la escena, abrid en una hoja y escribid todo. El listado más básico de este ejercicio es:
- Qué vi: era un sujeto, fue un reflejo, por qué me quedé ido viendo una escena.
- Dirección en la que estaba viendo: Si el sol nace por el oriente y se esconde por el occidente. Hacia dónde estaba viendo.
- Hora: A qué horas vi lo que vi.
- Lugar: Dónde vi lo que vi
- Dibujo de esfera: Podéis tener una esfera de verdad, o simplemente cerrad el puño, estirad el brazo y mirad cómo es la luz. No necesita ser un dibujo complejo. Solo una representación comprensible de cómo es la luz en general de ese espacio.
¿Quéreis ser más pro con el ejercicio? Llevad un fotómetro, pensad en si la escena le daríais prioridad a un diafragma específico, a una velocidad o queréis controlar el ruido de la escena. Estableced un valor de toma y mirad qué hubierais necesitado tener en cámara para capturar la escena expuesta “correctamente”.
Haced este ejercicio una vez a la semana. Veréis cómo vuestro cerebro está más atento a las escenas, a la luz y al cuidado del detalle que mueve nuestro oficio.
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