Muchísimas veces hemos hablado de la importancia de la composición en fotografía, de si es útil o no seguir la Regla de los tercios y otras normas compositivas. Pero nunca está de más insistir si de lo que se trata es de conocer algunos consejos de composición avanzada que te ayudarán a conseguir imágenes más atractivas.
Así que vamos a hablar de algunas técnicas o ejercicios que nos ayudarán a conocer formas de composición más elaboradas que nos permitan ir más allá de las reglas clásicas. Y, además, vamos a intentar proponeros un ejercicio por cada una de ellas para que sea más fácil entenderlas y llevarlas a cabo.
La yuxtaposición
Según la RAE, la yuxtaposición es la “acción y efecto de yuxtaponer” que, a su vez, significa “poner una cosa junto a otra”. Aplicado a fotografía se trata, como ya habréis adivinado, de situar objetos en la imagen que estén una al lado de la otra y, por tanto, provoquen un efecto de contraste. Éste generalmente tiene forma de contraste visual, pero también es válido que la diferencia sea temática o emocional.
En cualquier caso, las imágenes que contienen fuertes yuxtaposiciones suelen ser muy atractivas, y requieren que el fotógrafo tenga buen ojo para localizar el contraste visual, o paciencia (y suerte) para detectar ejemplos de contraste emocional.
De cualquier manera, para lograrlo se puede intentar ir a la caza de elementos contrastantes para yuxtaponerlos en nuestras fotos. Por ejemplo podemos proponernos encontrar elementos viejos y nuevos, blancos y negros, tradicional y moderno, natural y artificial…. La clave está en ser capaz de “sacudir” al espectador con una gran diferencia entre ambos elementos.
Las capas
Se trata de una técnica muy efectiva para dar profundidad visual a una imagen. En su forma más simple, simplemente permite crear una diferencia visual entre las partes de una escena (primer plano, plano intermedio y fondo, por ejemplo) para que se produzca la sensación de profundidad, algo que variará bastante dependiendo de la focal utilizada.
Muy usada en fotografía de paisaje, encontrar una escena donde se pueda aplicar es relativamente sencillo si se tiene buen ojo. Por eso, nuestra recomendación para practicarlo es intentar localizar una toma en la que haya entre cinco y siete capas distintas (al menos).
Spot color
Añadir un elemento de color que resulte muy llamativo es una técnica muy efectiva para dirigir la mirada del espectador a ese punto. Normalmente se elige una escena en la que no haya excesivo color (o éste sea muy uniforme) salvo esa cosa destacada que, preferentemente, debe ser de un tono muy vivo o que destaque mucho respecto a lo demás.
Por supuesto no hablamos de las típicas fotos en las que se ha virado toda la fotografía a blanco y negro excepto un foco de color (una de esas “técnicas controvertidas”), sino de hacer algo que resulte natural, razón por la que no resulta fácil lograr una foto de este estilo. Si lo vemos imposible, siempre se puede forzar eligiendo algún objeto llamativo y colocándolo en un entorno en el que contraste fuertemente.
Enmarcados
Otro elemento compositivo muy eficaz para dirigir la mirada del espectador de una foto es enmarcar una parte de ésta con algún elemento, aunque también sirve para sugerir profundidad, contextualizar la imagen o ayudar a organizar sus elementos.
El ejercicio que os proponemos para conseguir desarrollar esta técnica es tan sencillo (y tan complicado) como salir a la calle y estar muy atentos para localizar cualquier elemento que pueda convertirse en un marco atractivo. A partir de ahí, buscaremos cómo incluir elementos interesantes dentro del marco, como pueden ser personas que pasen por ahí.
Los reflejos
Quizá nunca hayas pensado en los reflejos como un técnica compositiva pero realmente puede serlo si se utilizan como algo más que una especie de apoyo simplemente para rellenar el primer plano. Muy al contrario, si sabemos sacarles partido pueden convertirse en una forma de que la fotografía cobre un sentido muy distinto al habitual si tratamos el reflejo como una parte de la imagen de vital importancia.
Que se lo digan a Guido Gutiérrez que ha hecho de los reflejos una forma de fotografiar al conceder a ambos planos la misma importancia. ¿Cómo llevarlo a cabo? Fácil, busca reflejos y dales tanta importancia como el resto de la foto. Si es invierno los encontrarás fácilmente en exteriores cuando llueva en forma de charcos, si es verano en lugares con agua (ríos, lagos…). Acuérdate también de las superficies reflejantes como los espejos o los cristales, tanto en exteriores como interiores.
El punto de fuga
Como ya sabrás, se trata de una técnica que a través de la perspectiva permite crear una gran sensación de profundidad y, de paso, dirigir la mirada del espectador. En este artículo ya hablamos en profundidad de cómo se trata de buscar un punto imaginario al cual parezcan converger dos o más líneas para dar impresión de tridimensionalidad.
Es bastante fácil de localizar y sacarle partido, así que para ponerlo un poco más difícil os proponemos que busquéis puntos de fuga en lugares donde no son tan evidentes. Ya sabéis, nada de pasillos del Metro o vías de tren; tratad de ponerlo en práctica en lugares más reducidos, donde las líneas no sean tan evidentes y haya que escurrirse un poco el cerebro.
La Proporción Áurea
Hemos dejado para el final la que quizá sea la técnica más compleja de todas las que hemos hablado, la proporción o sección áurea. Es similar a la Regla de los Tercios (de hecho se considera que aquella es una simplificación de ésta), ya que se basa en utilizar la Espiral de Fibonacci (que surge de una secuencia matemática) que marca donde situar los elementos importantes de la foto.
El caso es que, para aplicarla, hay que imaginar esas formas y utilizarlas para delimitar las partes importantes de la foto. Evidentemente, no es algo fácil de aplicar, pero el dibujo seguro que os será más fácil de recordar si pensáis en la forma de una caracola marina.
Foto de portada | Simon Matzinger