Había visto varias versiones de adaptadores anulares para foto de estudio y lo tenía en mi lista de bricolajes pendientes hasta hace un par de semanas que me decidí a hacerlo. Lo cierto es que no suelo hacer foto de estudio, lo que realmente me gusta es enredar con materiales de desguace y cosas baratas de los bazares o Ikea.
En principio compré una lámpara en Ikea por 9,95 Euros para fabricar el anular, pero después me di cuenta de que tenía demasiado fondo, así que abandoné momentáneamente el proyecto. Otro día, fui a comprar cinta adhesiva a un bazar y encontré una bizcochera de aluminio y un vaso de chapa para flanes que me iban a venir como anillo al dedo, y todo por menos de cinco Euros, cinta incluida. Así que desparramé todo encima de la mesa y me puse manos a la obra.
Antes de nada quiero advertiros de que vamos a trabajar con metales cortados y los filos que quedan en una chapa después de haberla cortado con tijeras son como una cuchilla, os lo digo por propia experiencia, usad guantes de trabajo en todo momento y limad bien los filos cuando cortéis la chapa.
Lo primero que hice fue cortar la tetina de la bizcochera, que es muy estrecha para que quepa un objetivo, y cortar también el culo del vaso para flanes a la misma medida que el hueco que queda en la bizcochera. De esta forma la luz se reflejará en el vaso hacia adentro, lo que hará que distribuya mejor la luz a lo largo de todo el anillo. En un lateral de la bizcochera corté un hueco del tamaño de la cabeza del flash y le hice una pestaña con hojalata para que el flash entrara con comodidad.
Para pegar el vaso y la pestaña de hojalata a la bizcochera utilicé silicona blanca que también sirve para tapar los huecos y las zonas desiguales. Mientras se secaba el conjunto me puse a fabricar el soporte para el flash, no es más que un trozo de pletina de hierro cortada a la medida y doblada en forma de "L", con dos agujeros, uno para roscar a la cámara y otro para roscar el flash. Se me olvidó comentar antes que para este sistema hace falta tener un cable alargador de flash.
Como mis amigos me acusan, con razón, de ser un chapuzas y dejar los trabajos a medias, en esta ocasión me decidí a darle un acabado semi-profesional con una manita de pintura, en realidad son un par de manitas con un spray de pintura negra mate y la verdad es que el acabado no tiene nada que ver.
Y os preguntaréis ¿y eso que hay a la derecha, qué es...? Pues como me sobraba una lámpara y ya no podía cambiarla, empecé a darle vueltas a ver que podía hacer con ella y se me ocurrió hacer un reflector para un segundo flash de estudio. En este caso la luz viene de la parte trasera, así aprovechamos el agujero del portalámparas que sólo tendremos que agrandar un poco y ponerle también una pestaña de hojalata para sujetar bien la cabeza del flash.
Para el reflector debemos fabricar una semiesfera lisa, vale un trozo de bola de corcho, yo usé una vieja lámpara de jardín que tenía la parte superior de esa forma. Forramos bien la semiesfera por la parte exterior con cinta de aluminio para que refleje la luz y la unimos a la lámpara con tres varillas de alambre. Mirad bien que la semiesfera no sea tan grande que nos tape toda la luz ni tan pequeña que deje escapar la luz directa del flash, y que esté situada a una distancia más o menos ideal. Pegamos las varillas y la pestaña de hojalata con silicona y la tuneamos un poco para darle un aspecto menos cutre.
Volviendo al adaptador anular, que es el protagonista indiscutible de este post, y para dejarlo terminado, debemos añadir un difusor para que reparta mejor la luz. Lo mejor es usar un plástico traslúcido que es barato, no pesa, se manipula muy bien y es un excelente difusor. En la siguiente foto ya podéis ver el artilugio terminado y listo para usar. A pesar de parecer aparatoso, en realidad lo es, pero no resulta tanto ya que es bastante ligero y manejable, puede sujetarse de forma tradicional con la mano en el objetivo o también sujetándolo por el flash, eso ya va en gustos.
Lo último que hay que hacer es una serie de pruebas para ver que tal luz da. Evidentemente es una solución casera que no nos va a proporcionar la misma luz que un flash anular profesional de estudio, pero tampoco cuesta lo mismo y para jugar un rato o hacer alguna foto eventual creo que da unos resultados más que aceptables. Lo que hay que tener en cuenta es que, a pesar de haber utilizado las más modernas tecnologías en cuanto a materiales reflectantes se refiere, pierde bastante luz por el camino, así que hay que compensar la potencia del flash para que las fotos salgan con una exposición correcta y no utilizar focales muy largas ni diafragmas cerrados. Lo mejor como siempre hacer alguna prueba y ver que valores son los más adecuados. Os dejo una prueba de anularidad para que veáis que la luz queda bastante bien repartida por todo el aro.
Bueno, pues eso es todo, os aseguro que es más sencillo hacerlo que contarlo, así que echadle un poco de imaginación y poned manos a la obra. Como colofón os dejo una foto tomada a la niña de mis ojos, para que veáis lo bien que reparte las luces y difumina las sombras.
Fotos | Mario Ximénez
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