¿Quién no tiene la tentación de hacer una foto a ese precioso plato que está a punto de comerse? La fotografía de comida es una disciplina sin duda atractiva que en los últimos tiempos ha ganado peso gracias a las redes sociales. Sin embargo, lograr una buena imagen de este tipo es algo que va mucho más allá de sacar el smartphone en el restaurante de moda, disparar al plato y subir la foto a Instagram con un coqueto filtro.
Si pretendemos conseguir imágenes de cierta calidad y, sobre todo, con mucho estilo, necesitamos conocer bien los entresijos de este ámbito de la fotografía que no es para nada sencillo y que ha cambiado mucho en los últimos años llegando a altas cotas de calidad. Así, además de dominar los aspectos técnicos de este tipo de tomas, tema que ya hemos tratado con antelación, conviene tener en cuenta una serie de recomendaciones como las que os vamos a ofrecer.
Lo mejor: la luz natural
Tratar de aprovechar las ventajas de la luz natural sigue siendo la mejor manera de iluminar los platos de comida y demás. Por supuesto hay que evitar a toda costa la luz directa de los flashes, lo mismo que la luz directa de los rayos del sol, pero las últimas tendencias también rehúyen la iluminación de estudio para apostar por la luz natural, que siempre resulta más realista. Así, colocar el plato cerca de una ventana (lo mejor que esté orientada al norte o al oeste para que la luz sea más suave) sigue siendo la mejor fórmula para lograr que lo fotografiado parezca más auténtico.
Aprovecha los patrones
La repetición de objetos son una de las muchas formas que tenemos para lograr buenas composiciones y dar ritmo a las fotografías, y en el caso de la comida son un elemento muy interesante que no debemos desdeñar. De hecho es el protagonista de una de las últimas tendencias en fotografía de alimentos que apuesta por imágenes en los que los distintos ingredientes aparecen “alineados” antes de realizar el plato sacando provecho de los patrones. Así, ¿por qué no fotografiar una ensalada reconstruida?
No tiene que ser perfecto
Tradicionalmente la fotografía de comida ha tratado de reflejar alimentos que aparecieran en imagen de una forma esplendorosa, pero las últimas tendencias han dado un giro y lo que se busca ahora es el realismo. Esto mismo se aplicaría al emplatado de lo que vayamos a fotografiar, que lejos de ser totalmente perfecto y simétrico debería tender a lo real. Así, no te preocupes si en la foto hay un poco de harina o pan rallado esparcido; eso hará que la fotografía refleje un estilo de vida y sea más cercana y real. Igualmente, piensa que los elementos que aparezcan alrededor del plato, como la vajilla, tampoco tienen que aparecer perfectamente alineados.
La comida no son solo platos
Otra de las tendencias más actuales en este tipo de fotografía es la que da importancia a algo más que los platos ya elaborados y se fija en los elementos relacionados. Desde un mercado de abastos en el que los ingredientes de los platos se ofrecen al comprador hasta el cocinero que está preparando un plato en un restaurante; pasando por la fotografía de un local interesante o, por qué no, uno de esos curiosos foodtruck tan característicos de ciertas culturas.
Trata de contar una historia
Al hilo de lo anterior, la fotografía “tradicional” de comida no solía cuidar mucho lo que hay más allá de la imagen, y solía limitarse a mostrar atractivos platos ya elaborados o bien preciosas imágenes de bonitos ingredientes (como un tomate, por poner un ejemplo) sobre un fondo completamente blanco. Las tendencias más modernas tratan de potenciar lo que hay más allá, buscando reflejar una historia y sugiriendo que hay algo más, igual de interesante, fuera del plano de la imagen.
Busca puntos de vista diferentes
Los típicos planos entre los 15 y los 45 grados respecto a la mesa o los cenitales (como los que encontramos en el Instagram de flatlays) han dado paso a una gran variedad de planos. Todo vale con tal de lograr una imagen atractiva y, sobre todo, diferente a lo que quizá haya sido mil veces fotografiado. Así, las perspectivas diferentes o las tomas macro ganan muchos enteros para lograr resultados más actuales.
Aprovecha el desenfoque
Los objetivos luminosos, normalmente fijos, son los más adecuados para este tipo de fotografía, como bien nos contaron nuestros compañeros de Directo al paladar y, como sabéis, este tipo de ópticas tienen muchas ventajas. Entre ellas, la posibilidad de jugar con la profundidad de campo y lograr grandes desenfoques, algo que puede usarse para hacer más atractivas estas fotos.
Por ejemplo, si no tienes más remedio que fotografiar un plato en un entorno no controlado en el que haya elementos no deseados, dejarlos fuera de foco puede mitigar el problema. Se acabo lo de platos perfectamente enfocados en toda su extensión. El desenfoque es bello también en fotografía de comida.
Foto de portada | Brooke Lark
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