Siete claves para elegir bien el equipo fotográfico que llevas si te gusta viajar ligero

Si eres de los que viajas a menudo o bien de los que haces fotos principalmente cuando estás de vacaciones es muy posible que quieras aligerar al máximo tu bolsa fotográfica para ir más desahogado. Sin embargo, si tu equipo es bastante amplio, no es una tarea fácil decidir qué te llevas y qué dejas en casa. Por ello, ahí van nuestras recomendaciones para viajar sólo con lo justo y necesario.

Y es que, cuando se trata de preparar la maleta para viajar, a los fotógrafos siempre suele acecharnos la misma pregunta, sobre qué llevar en la mochila o bolsa de transporte y qué no incluir, con el miedo de que esto signifique perderte alguna foto importante. Sin embargo, estaremos de acuerdo, en que a poco que empieces a echar cosas a la mochila es fácil que ésta se convierta en una carga demasiado pesada que te reste agilidad y conlleve un mayor cansancio (que puede tener consecuencias para tu espalda).

Así que, para todos esos fotógrafos de viajes o que suelen ir por el mundo con su equipo fotográfico, aquí van nuestros consejos para hacer la maleta adecuadamente:

Haz una lista

Para hacerse una idea global de la cantidad total de elementos que componen nuestro equipo fotográfico es recomendable realizar una lista que lo contenga todo. A continuación, marca todo lo que en principio consideras imprescindible y lo que es secundario y, a partir de ahí, repasa cada uno de los elementos. Considera si realmente lo has catalogado bien (como necesario o prescindible) y, sobre todo, en qué te puede limitar; es decir, qué es lo que vas a poder hacer (o no) si lo incluyes (o eliminas) de tu bolsa.

Elige bien tu cámara

No vamos a decirte que debes poner por delante los modelos más pequeños y ligeros porque sí… Pero si viajas a menudo sí que deberías considerarlo. Como venimos diciendo desde hace ya unos años, las modernas cámaras sin espejo han contribuido a que los fotógrafos podamos tener equipos más ligeros manteniendo (en líneas generales) la versatilidad y calidad de las réflex.

Incluso si, por lo que sea, sigues siendo adicto a las DSLR piensa que hay modelos más compactos y ligeros que otros, y que incluso en una misma marca puedes comprar una cámara más liviana aunque por dentro comparta elementos tan cruciales como puede ser el sensor. Además, piensa bien en tus necesidades de calidad de acuerdo al tipo de fotografías que hagas y su uso. Ten en cuenta que los modelos más grandes suelen ser para un uso profesional, algo que tú raramente vas a necesitar.

Escoge lentes versátiles

Esta es una de las claves para muchos fotógrafos novatos, que piensan que “ya que lo tienen” deben llevarse consigo todos sus objetivos. Pues bien, a no ser que seas un fotógrafo de viajes profesional, normalmente no vas a necesitar más que un par de objetivos como mucho. Por ejemplo una buena dupla sería un zum estándar con una distancia de 28-70 mm más un objetivo fijo que dependería del tipo de fotos que quieras hacer. Si te gusta hacer fotos con poca luz, una pequeña y luminosa óptica de 50 mm es una buena elección; si te gustan los grandes planos un objetivo ultra-gran angular de 14 o 18 mm; y si te sientes un poco paparazzi un teleobjetivo de 200 mm o similar.

Piensa que en principio tampoco vas a necesitar una calidad abrumadora, con lo que los objetivos zoom estándar suelen ser suficientes, aunque siempre es recomendable hacerse con uno de cierta calidad y mayor luminosidad que el que suele venir en el kit de las cámaras. Por otro lado, elegir objetivos fijos es una excelente idea porque, además de aportar más calidad y luminosidad, suelen ser más pequeños y ligeros que los de distancia focal variable.

En cualquier caso, ante la tentación de llevártelo todo “por si acaso”, recurre a la lista de la que hablábamos antes y piensa en cuál es el porcentaje (aproximadamente) de fotos que haces con cada uno de tus objetivos. Una vez lo tengas elige coger sólo los que utilices realmente.

Los accesorios imprescindibles

En principio son algo secundario, pero hay una serie de cosas que nunca deben faltar en la mochila. Lo malo es que también puedes tener cierta tendencia a echar demasiadas cosas, y aunque suelen ser elementos pequeños es increíble lo que pueden llegar a pesar si nos pasamos con todas esos pequeños accesorios. Por eso, quizá como alternativa a la lista del principio, si ya tenemos una mochila más o menos preparada, es recomendable sacar todo lo que pensemos llevar en nuestra bolsa y ponerlo junto a ella para hacernos una idea de todo lo que llevamos.

Si nos parece que es mucho, podemos hacer la dichosa lista o simplemente sacar todos los accesorios y limitarnos a incluir lo que realmente es imprescindible tal y como te contamos en este artículo. A saber: Tarjetas de memoria y batería(s) de repuesto (esto que no falte), algunos filtros que realmente usemos, más trípode y flash externo si es que solemos utilizarlos.

Trípode y Flash ¿Sí o no?

Ésta es una de las cuestiones más delicadas porque pueden implicar un aumento de peso o espacio importante. Para decidirlo, tenemos que tener muy claro si son elementos que realmente vamos a utilizar, y si lo vamos a hacer con cierta frecuencia. Porque si su uso va a ser residual siempre podemos recurrir a otras cosas: El flash escamoteable incorporado en muchas cámaras en el primer caso, y las distintas estrategias que existen para disparar sin trípode en el segundo.

Sin embargo si realmente son accesorios que vayamos a emplear a menudo, entonces conviene elegir un modelo que ocupe y pese lo menos posible. En el caso del flash quizá no ganemos mucho, pero en el del trípode, al ser un elemento bastante voluminoso, sí que hay mucha variedad donde elegir. Así, nuestra recomendación es que te compres un trípode ligero de carbono (por ejemplo como éste que probamos hace poco), aunque una alternativa intermedia puede ser un buen minitrípode diseñado para viajeros.

Busca la bolsa adecuada

Se trata de otro aspecto que puede ser secundario pero que tiene una vital importancia. Y es que, además de ayudarnos a cuidar nuestra espalda, una bolsa de transporte adecuada puede permitirnos llevar más equipo sin que nos pese en exceso. Por supuesto tampoco debemos caer en la tentación de comprar una mochila grande para poder llevarnos todo nuestro equipo con más comodidad, porque a la larga acabará pesándonos.

Lo mejor es elegir una bolsa que se ajuste a nuestras necesidades y no al revés. Es decir, una vez que has decidido qué es lo que quieres llevarte, prescindiendo de lo accesorio (que no de los accesorios), piensa cuál sería la mochila o bolsa en la que podría caber ese equipo y si resulta cómoda y práctica según tu forma de fotografiar.

Coge sólo lo necesario

Ya lo hemos dicho, pero la clave de todo está en olvidarnos del “me lo llevo por si acaso” y decantarnos por el “menos es más”. Como hemos contado en muchas ocasiones (por ejemplo aquí) limitar tu equipo es una buena manera de explotar tu creatividad ya que te obligará a esforzarte más para conseguir la foto que quieres.

Esto, evidentemente, te costará un poco al principio (ir demasiado cargado es un error típico de los novatos) pero con la experiencia de los años descubrirás que hay cosas que realmente es muy raro que llegues a utilizar y, por tanto puedes prescindir de ellas. Así, seguro que lograrás viajar más ligero sin que limites tus posibilidades de hacer buenas fotografías.

Foto de portada | Andrew Ly