Seguro que has oído decir que los objetivos que suelen venir con las cámaras no son muy buenos. Incluso es muy posible que hayas escuchado llamarles “kiteros” o “pisapapeles”, porque sólo sirven para eso, dicen, y su modesto rango focal y escasa luminosidad les hace poco versátiles, pero no deberías descartar su uso sin antes leer lo que te proponemos.
Como nos comentaba un lector en el artículo sobre cómo elegir un segundo objetivo para tu cámara, este tipo de ópticas zoom no tienen porqué ser necesariamente malos, y desde luego son recomendables para el que se compra su primera cámara. Ciertamente cubren un rango muy común para uso diario, adquiridos junto a la cámara resultan económicos, suelen ser pequeños y ligeros y, como norma general, no tienen porqué ser mediocres.
Los hay que se ganan a pulso el apelativo de “pisapapeles” pero, en algunos casos la calidad óptica es bastante correcta y quizá de lo que pecan es de una construcción endeble; en otros pueden ser objetivos con una calidad bastante aceptable e incluso con una luminosidad interesante (por ejemplo hay objetivos de kit con diafragma ƒ2.8). En todos los casos se puede sacar más partido de ellos siguiendo los consejos que os vamos a dar a continuación:
Utiliza aperturas y focales de rango medio
La primera medida a tomar cuando sospechamos que el objetivo de nuestro kit no es un dechado de virtudes es tratar de emplear siempre las aperturas de diafragma y focales intermedias. Como deberías saber, los objetivos suelen alcanzar su mayor calidad, su “punto dulce”, utilizando focales y diafragmas situados en el medio del rango.
Así, mientras que en las aperturas y focales máxima y mínima puede que las fotos pequen de falta de fuerza, la mayoría de las lentes ofrecen mucho mejor resultado si se dispara con diafragmas en el entorno de ƒ5.6 - ƒ11 y en las focales intermedias. Por eso, para conseguir más nitidez deberías intentar disparar siempre mantenerte lejos de los límites.
Lógicamente habrá situaciones en las que necesites echar mano de la apertura más amplia, porque las condiciones de iluminación sean bajas o porque quieras conseguir una profundidad de campo escasa. En estos casos deberías considerar si te compensa la pérdida de calidad y tener en cuenta que siempre puedes echar mano del ISO o de una velocidad de obturación más lenta.
Por cierto, si sueles utilizar tu cámara en modo automático o semiautomático ten cuidado porque es muy posible que en situaciones de poca luz la cámara tienda a seleccionar una apertura grande, como ƒ3.5 (que es la máxima que suelen ofrecer las lentes de kit en posición angular), y eche por tierra lo que te hemos contado.
Si quieres poca profundidad de campo...
Una de las principales razones para comprarse un segundo objetivo está en acceder a una óptica más luminosa para esos momentos de poca luz y para poder jugar con la profundidad de campo y el bokeh. Sin embargo, con el objetivo del kit también es posible lograr una profundidad de campo reducida.
Para lograrlo, tal y como te contamos en un artículo sobre cómo conseguir un efecto de escasa profundidad de campo con cualquier cámara, hay una serie de trucos para ayudan a lograrlo. Así, aunque abrir el diafragma es el primer consejo, siempre podemos echar mano de otros recursos que os resumimos: acercarnos lo máximo posible al sujeto en cuestión, alejar a éste del fondo y echar mano de la máxima longitud focal que tenga nuestro objetivo.
Utiliza bien el estabilizador de imagen
Hoy día casi cualquier cámara que compremos vendrá con estabilizador, ya sea integrado en el cuerpo o en el objetivo (más recomendable en el primer caso, claro), un recurso muy útil para obtener la mayor nitidez en la imagen final. Esto permite que podamos disparar a una velocidad inferior de la que sería recomendable según la focal que estemos usando.
Así, si por ejemplo usamos la lente en una distancia focal de 60 mm la recomendación sería disparar como mínimo a 1/60 seg. Sin embargo, al emplear estabilizador estaremos ganando entre dos y cuatro pasos, lo que significa que podemos disparar a 1/15 o 1/8 seg sin problemas, lo que nos vendrá muy bien para no tener que abrir diafragma cuando hay poca luz. Sin embargo es importante hacer pruebas y conocer bien nuestro equipo para saber hasta que punto podemos fiarnos del estabilizador.
Aprende a solventar las aberraciones
Aparte de la poca nitidez, una de las críticas más frecuentes que se suelen achacar a las lentes de los kits es su poco control de las distorsiones. Así, es frecuente sufrir problemas como el viñeteado o las aberraciones cromáticas. Sin embargo, muchas cámaras de última generación ya vienen preparadas para tratar estos problemas de forma efectiva.
Por eso, una tarea importante es leerse bien el manual de la cámara y revisar el menú hasta asegurarnos de si nuestro modelo incluye opciones de control de las distorsiones y el viñeteado. Si así es, debemos echar mano de ellas para que la cámara aplique automáticamente la corrección a medida que captura imágenes. Por supuesto esto puede ralentizar la velocidad de la cámara, pero no deberías notarlo salvo que tengas por costumbre disparar en ráfagas.
Otra opción, la que te queda si tu cámara no incluye este tipo de función, es corregir las aberraciones a posteriori con un software apropiado. Quizá el más recomendable en este caso es el software que proporcione el fabricante de tu cámara, pero normalmente cualquier herramienta de edición digital viene preparada para conocer las características de cada lente y corregir sus posibles defectos.
Mejora tu distancia de enfoque
Como norma general, las ópticas que vienen con las cámaras ofrecen una distancia mínima de enfoque limitada. Como sabréis, este dato determina cuánto nos podemos acercar a un sujeto manteniéndolo en foco, y por lo general nunca será lo suficientemente cerca como para que podamos practicar la macrofotografía. Si te gusta este tipo de fotografía existen objetivos macro, pero antes de considerarlo deberías saber que puedes ampliar las capacidades del tuyo de diversas formas.
De ello ya hablamos en un artículo sobre las variantes que hay para experimentar con la fotografía macro a bajo coste pero os recordamos que básicamente son tres: La más sencilla y barata es usar un filtro de aproximación, la intermedia es hacerse con un tubo de extensión, y la última (y más complicada) es recurrir a un anillo inversor.
Cuidado con el gran angular
Ya decíamos al principio que el punto dulce de los objetivos está en las focales intermedias y, ciertamente, en las distancias situadas en los extremos de nuestro objetivo del kit es donde podemos sufrir más las aberraciones y tener menos nitidez. Sin embargo, si tenemos que echar mano de ello hay que tener especial cuidado con la focal más corta, es decir con el gran angular.
En esta posición no es difícil que suframos lo que se conoce como distorsión de lente o de barril, que hace que determinadas rectas parezcan curvas o en forma de barril, y se hacen especialmente notables al fotografiar edificios u otros elementos arquitectónicos. Por eso, tienes que intentar no usar la focal mínima, para lo cual puedes probar a alejarte para que la escena que quieras captar quepa en el encuadre. Alternativamente, haz lo que te hemos contado antes y asegúrate de que la corrección de distorsión esté activada si tu cámara la tiene.
Con esto acabamos pero, como siempre, os animamos a participar si conocéis algún truco más para lograr mejor resultado con la óptica que viene en el kit de tu cámara.
En Xataka Foto | Las ventajas de utilizar el enfoque manual en nuestra cámara
Foto de portada | Tookapic
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