Seis consejos prácticos para sacar el máximo partido de nuestros objetivos

Es habitual que los fotógrafos tengamos un objetivo favorito (o quizá dos o tres) que utilicemos para hacer la mayor parte de nuestras tomas. Pero, ¿cómo llegamos a saber esto? ¿sabemos realmente sacar todo el partido de nuestras ópticas? Lo cierto es que, normalmente, hace falta bastante tiempo para conocer bien el rendimiento de uno de nuestros objetivos y, ya no digamos, llegar a “dominarlos”. Por eso, nos proponemos dar algunos consejos para que este proceso sea más rápido.

Se trata de una especie de ejercicios prácticos que podemos llevar a cabo para ayudarnos a dominar mejor nuestras lentes, sacarles todo el partido y, al mismo tiempo, tratar de “sentir” si son nuestras “compañeras ideales”. Por supuesto, sólo son una propuesta que podéis tomaros como queráis, adaptándolo a vuestras propias costumbres o cumpliéndolo en su totalidad.

Probando las ópticas en todas sus aperturas

Lo primero que deberías hacer es lo que dice el título, utilizar tus objetivos en sus distintas aperturas de diafragma para tratar de comprobar su rendimiento. Como ya sabrás, ninguna lente ofrece una calidad de imagen uniforme en todo su rango de aperturas y siempre suele ser mejor en los diafragmas intermedios, y especialmente alrededor del denominado punto dulce.

Por contra, en los extremos (osea en los diafragmas más abiertos y los más cerrados) la calidad óptica es normalmente peor. En el caso de las aberturas pequeñas (a partir de ƒ16) por culpa de la difracción. Por eso, si sueles hacer fotos de paisaje es importante que pruebes tus objetivos con ƒ22 y en adelante para ver cómo le afectan los fenómenos que produce la difracción.

En el caso de las aberturas grandes (como ƒ1,4), siempre se pierde nitidez al utilizarlas, aunque a cambio podamos tener un gran desenfoque y bokeh. Y es que, al evaluar la calidad de una óptica tienes que mirar el rendimiento técnico pero también la calidad estética. Por eso, si sueles hacer fotos de este tipo y te gustan los grandes desenfoques puedes tirar de apertura máxima pero también puedes probar tus lentes para tratar de encontrar un buen equilibrio entre desenfoque/ bokeh y calidad de imagen.

Testeando todas las focales

Hablamos, claro está, en el supuesto de que estés utilizando objetivos zoom o de distancia focal variable. Caso en el que, como puedes suponer, la cosa se complica un poco porque deberías probar todos los objetivos en sus distintas aperturas y también en cada una de las distancias focales que ofrece.

Lógicamente la nitidez varía dependiendo de ambos factores, tanto del diafragma como del zum. Y como es muy difícil encontrar una lente de ese tipo que ofrezca una calidad óptica similar en todo el recorrido de distancias focales, la prueba de rendimiento es muy interesante.

Evidentemente puede ser muy complicada si queremos testear un objetivo 18-300 mm o similar, pero como tampoco son muy recomendables por la calidad que ofrecen, vamos a tomar como ejemplo un 18-70 mm que, para este caso, probaríamos (como sugerencia) como si fueran cinco objetivos fijos de 18, 24, 35, 50 y 70 mm.

Un mes con la misma óptica

Sí, como lo lees: El siguiente ejercicio consiste en utilizar un objetivo exclusivamente durante todo un mes. La idea parte de un escritor que dijo que el verdadero dominio de una habilidad se consigue tras diez mil horas de práctica. Aplicándolo a la fotografía, en este caso concreto, lo que haríamos es usar un único conjunto de lentes durante un largo período de tiempo para familiarizarnos bien con él.

Como decíamos al principio, esto se puede tomar al pie de la letra o adaptarlo a las circunstancias de cada uno. Por ejemplo, podemos probar a usar una única óptica durante una semana, un día o, simplemente, una sesión, pero lo ideal es usarla durante todo un mes. Otra forma de flexibilizarlo sería usando siempre la misma óptica pero eligiendo una concreta para cada tipo de fotos que hagamos: Sólo un tele para retratos, un angular para paisajes, etc. Por cierto, ni que decir tiene que si lo que estamos usando es un zoom debemos limitarnos a una única distancia de su rango focal.

Haciendo “zoom con los pies”

No, no se trata de utilizar nuestros pies para mover el zum del objetivo (suponiendo que lo tenga), sino de movernos físicamente para variar nuestro punto de vista en vez de utilizar el anillo para variar la distancia focal del objetivo, que es lo que solemos hacer cuando estamos usando uno y queremos reducir o ampliar el encuadre.

Este es uno de los consejos básicos que solemos dar cuando recomendamos utilizar objetivos fijos por delante de los zoom. Y es que, salvo en casos especiales (como los fotógrafos deportivos que no pueden moverse de una ubicación), moverse físicamente en busca de la mejor perspectiva no sólo ayuda a suplir esta ventaja de las lentes de distancia focal variable sino que nos permite desarrollarnos como fotógrafos.

Para los usuarios habituales de objetivos zum, esto tiene que ver con la idea que contábamos antes de que una óptica zoom se puede “dividir” en varias fijas, teniendo en cuenta las focales más habituales como los 18, 24, 35, 50 y 70 mm que citábamos antes. Estas no dejan de ser desde un angular hasta un teleobjetivo corto, focales que son muy diferentes en términos de perspectiva. Y para aprender sobre perspectiva y la forma en la que cambia a medida que nos acercamos o nos alejamos de un tema nada mejor que utilizar una focal fija (aunque sea con un zoom).

Dando un paso más allá

Otro consejo para sacar el máximo partido a nuestros objetivos es elegir tomas arriesgadas, donde llevemos las composiciones, la técnica y las ópticas a sus límites para ver qué podemos sacar de ellas. Por ejemplo, si tenemos una lente gran angular nos acercaremos al máximo posible al sujeto que estemos fotografiando y si estamos haciendo algo que, normalmente, requeriría un diafragma cerrado, probemos a abrirlo al máximo a ver cuál es el resultado.

Por el contrario, si estamos usando un teleobjetivo pensemos en cómo podemos aprovechar su perspectiva comprimida para lograr efectos más creativos. Por supuesto, estamos hablando de experimentar, lo que implica que no todas estas “pruebas” darán buen resultado; Pero, cuando lo hagan, seguramente habremos aprendido algo que podremos utilizar más adelante como una más de nuestras habilidades.

Probando con temas distintos

Tendemos a pensar que los objetivos están asociados a disciplinas o tipos de fotografía específicos. Por ejemplo, los teleobjetivos cortos son ideales para la fotografía de retrato y los grandes angulares para paisajes. Pero ¿y si los mezclamos un poco? ¿Qué ocurre si usamos un teleobjetivo para fotografía de paisajes o un gran angular para retratos?

Se trata, como ya habéis podido imaginar, sacar al objetivo de su "zona de confort" y probarlo en otros terrenos. Y no ya para comprobar qué tal va de calidad sino, sobre todo, como una forma creativa de usar los objetivos y, quien sabe, si cambiar nuestra manera de utilizarlos de ahora en adelante.

Por ejemplo, en cierta ocasión os contábamos cómo aprovechar un teleobjetivo en fotografía de paisaje, y por supuesto se puede utilizar grandes angulares en retrato. Sabemos que, si nos acercamos mucho, el rostro puede distorsionarse pero, si nos mantenemos a cierta distancia, podemos lograr una foto en la que el sujeto se relacione de una manera distinta a lo habitual con su entorno. El límite es nuestra creatividad ¿no os parece?

Foto de portada | Dollar Gill