Si eres aficionado a la fotografía seguro que alguna vez te has encontrado con una situación similar a la de la foto de arriba: estabas haciendo unas fotos en un parque y de pronto apareció un jinete montado en un blanco corcel... a priori una "toma perfecta". Pero, claro, entre las prisas por hacer la foto antes de perderlo de vista y que a lo mejor no dominabas del todo la cámara te pasó lo que en la foto de portada, que al ampliarla te das cuenta de que al sujeto principal le falta nitidez... Pero ¿es necesario que todas las fotos sean perfectamente nítidas? Desde luego que no, y te explicamos porqué.
Está claro que la nitidez es una de las principales prioridades de un fotógrafo. Por ello, si una imagen no está totalmente enfocada, hay elementos trepidados o, incluso, la imagen tiene mucho grano, tendemos a pensar que la foto no es lo buena que debería, olvidándonos de otros elementos como la importancia del mensaje. Sin embargo, te aconsejamos que no tires la foto porque hay buenas razones por las que esa imagen merece la pena quedar guardada.
Porque las fotos también son recuerdos
Imaginemos que hemos asistido a una reunión familiar con personas que viven lejos y a lo mejor no habíamos visto en años, y en la que, cómo no, nos ha tocado la labor de fotógrafo. Pues bien, imagina que llegas a casa y al ver las tomas en el ordenador te das cuenta de que las imágenes no están todo lo enfocadas que esperabas, y que esa foto de grupo en la que todos están sonrientes hay alguien desenfocado o movido.
Un fastidio, eso está claro, pero si resulta que no tienes otra toma válida (seguro que has hecho más de una pero lo mismo en el resto alguien sale con los ojos cerrados, mira a otro lado...) esa fotografía no deberías desecharla. Y es que, a pesar de no ser perfecta, es un recuerdo que quedará para la posteridad. Puede que ahora sólo sea una toma que no ha salido como querías, pero en el futuro seguro que tus descendientes la ven como un precioso momento de tu familia y un documento de las personas que entonces la formaban.
Evocan sentimientos
Muchas veces podemos encontrarnos con tomas que ya no son un pequeño problema de enfoque sino un grave problema de trepidación o similar que hace que la imagen se oriente más hacia lo abstracto que otra cosa. Es el caso por ejemplo de la foto de abajo, realizada durante una boda con más ganas de agradar que dominio de la técnica (y sin contar con los medios adecuados) que, sin embargo, es una imagen que evoca movimiento, diversión y una atmósfera estimulante.
De la misma manera que a los audiófilos les gusta sentarse a escuchar un disco de vinilo cuyo sonido es cálido y suave, en vez de la perfección del audio digital, también a los fotógrafos nos deberían gustar las imágenes que, en vez de buscar que todo se vea perfectamente nítido y claro, sean más íntimas y entren en el terreno de los sentimientos.
Puede distraernos
Muchas veces, cuando hacemos una toma como la de abajo, tenemos tendencia a revisar la foto y aumentar el zoom al 100% para comprobar si hemos clavado el enfoque. Esta observación puede ser útil para muchos propósitos pero también implica un peligro: desconectarnos del sujeto. Es decir, nos entretenemos con la foto que ya hemos hecho y nos despistamos del sujeto con lo que podemos perderlo de vista.
De este modo, perderemos la oportunidad de hacer más tomas de algo que puede que sea especialmente fugaz, como un pájaro volando, o de no poder captar un momento único como un taxi amarillo que pasa al mismo tiempo que a una persona con un abrigo del mismo color que camina en la dirección opuesta. Por tanto, cuanto más tiempo pasamos mirando las fotos que acabamos de hacer e inspeccionando la nitidez, más oportunidades estaremos perdiendo.
Puede ser intencional
Por supuesto, que la foto no sea totalmente perfecta puede ser algo buscado. Justo de lo que hablaba en este artículo donde defendía el valor de la creatividad. No todo tiene que ser nítido todo el tiempo; y a veces una "imperfección" logra que la imagen cobre mayor fuerza como en el caso de la foto de abajo.
Evidentemente no es lo ideal para géneros como el fotoperiodismo, pero si no es el caso, introducir un movimiento intencional de la cámara o una velocidad de obturación prolongada para lograr un desenfoque de movimiento puede ser una buena idea y puede aportar mucho más al espectador que si nos hubiéramos limitado a hacer una toma técnicamente perfecta.
Todo depende del uso
En última instancia, la nitidez requerida para una fotografía dependerá de para qué se vaya a utilizar. Si somos porfesionales y nuestras fotos se van a imprimir en gran formato, por ejemplo en una gran valla publicitaria, entonces sí que deberíamos asegurarnos de que la mayor parte de la imagen, o al menos el tema principal, esté perfectamente nítido y detallado.
Sin embargo, si nos vamos a limitar a subir las fotos a nuestro Instagram, compartirlas con la familia a través del móvil o, como mucho, imprimirlas en 10x15 cm para colocarlas en un pequeño marco en una estantería, seguramente no necesitamos que sea tan nítida. De hecho, incluso aunque esté bastante desenfocada es posible que no se note.
En cualquier caso, hay que pensar que conseguir nitidez es interesante, porque que siempre se puede desenfocar la imagen posteriormente mientras que al revés es mucho más complicado; aún así, si no lo logramos, no debemos preocuparnos demasiado ni precipitarnos en borrar las fotos.
Tal y cómo hemos intentado explicar, hay buenas razones por las que no es necesario que nuestras fotos sean siempre perfectamente nítidas.
Vía | Fstoppers