Es habitual encontrar, y cada vez más, fotografías resultantes de aplicar el efecto del proceso cruzado. Hoy en día es quizás el efecto digital más extendido. Es tan fácil de lograr y resulta tan efectista que pocos se resisten a experimentar, jugar y procesar alguna imagen de esta forma. Pero curiosamente es un efecto fotográfico muy antiguo. Tanto que ¡hasta se realizada en la fotografía anológica! aunque a muchos les parezca un efecto propio de la era digital.
El proceso cruzado y el proceso cruzado inverso se lograba en la era de la fotografía de película con facilidad, aunque no se abusaba demasiado. Es un procesado creativo cuyo efecto visual es muy característico y por ello la utilización en exceso de este virado le hacía perder su impacto visual. En contraste, hoy en día, es tan común que para muchos es una forma de mejorar, o al menos de otorgarles un efectismo a imágenes que sin procesar resultan algo insulsas. Pero conozcamos un poco más de este popular proceso cruzado.
Según se cuenta, este efecto surgió por error, aunque bien podría haber surgido como casualidad más bien parece producto de un experimento. Y es que se trata de revelar una diapositiva como si fuera película negativa, es decir, aplicar el proceso químico C 41 cuando el habitual es el E-6. Esto genera unos resultados con colores muy saturados, poco naturales y en muchas ocasiones un efecto muy llamativo. Habitualmente este proceso resulta mejor si no hay excesivo contraste en la imagen capturada, ni demasiada saturación.
Y claro, algunas temáticas se prestan más que otras, funciona mejor en retratos que en paisajes, mejor en ambientes y escenarios interiores que al aire libre. En lugares con menos luz que en los -menos- más iluminados,… aunque esto depende del proceso realizado. El más habitual, el proceso cruzado, genera colores intensos y un contraste fuerte. Mientras que el proceso cruzado inverso los tonos son menos saturados y disminuye el contraste.
Si bien es cierto, que en la fotografía química o analógica, los resultados podían ser mucho menos esperados. Dependiendo de varios factores a la hora de revelar (tiempo, el tipo de químico, la película,…) el resultado quedaba en buena medida al azar. Ahora podemos conseguir este efecto de forma totalmente controlada. Perdemos emoción pero ganamos control. Y con ello podemos aumentar la creatividad, combinarlo con otros efectos (funciona muy bien con la multiexposición) y es una forma de experimentar y buscar nuevas formas de sacarle partido a una imagen. Muchos puristas lo repudian, por ser algo tan fácil de conseguir y tan extendido su uso. Pero ¿por qué no probarlo? ¿nos hace peor fotógrafos? Hay que probarlo, saber cuándo y con qué imagen usarlo y es tan legítimo como cualquier otro efecto de procesado ¿te animas?
Fotos | Illusive Photography y Reinis Traidas
En Xataka Foto | Recrear un proceso cruzado en digital
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