El color es un elemento importante para la fotografía. Con la edición y el retoque digital, los fotógrafos han recurrido al software para conseguir ambientes en las imágenes. Sin embargo, una herramienta poderosa que podríamos explotar más es el uso de gelatinas fotográficas.
En esta guía os explicaremos lo que son y cómo podemos sacarle el máximo provecho en nuestras fotografías.
El papel de color
Una de las formas más comunes de crear ambientes de color en nuestras fotografías es trabajar las distintas temperaturas de color de las fuentes dentro de nuestras imágenes. Usualmente esto nos permite jugar con la armonía de azules y naranjas, los cuales, llevados al extremo, crean el popular ‘teal & orange’. Para conseguir color también se ha aprovechado herramientas como los LEDs tipo RGB u otras fuentes que ya vienen filtradas con plásticos o vidrios diseñados para crear un color distinto en la imagen.
Sin embargo, los modificantes de color son una herramienta muy útil para transformar las fuentes que tenemos disponibles y conseguir los tonos y ambientes que deseamos con facilidad. Las gelatinas de color son los modificantes más versátiles en el mercado.
Algunos estaréis familiarizado con los correctores de color CTO y CTB. Estos filtros nos permiten corregir la temperatura de color de una fuente para equilibrarla con el ambiente general, o desequilibrarla para acentuar dominantes de temperatura.
De la misma manera en que un corrector modifica la temperatura de color, las gelatinas de color pueden servirnos para modificar todo el color de una imagen. Estos modificantes se conocen como gelatinas de tinte. Y tienen dos elementos importantes para leer: Un valor de transmitancia y una carta de espectro de color.
El valor de transmitancia nos dice cuánto porcentaje de luz se pierde al filtrar la fuente a través de esa gelatina. Esto se traduce en nuestras imágenes en cuántos pasos de luz debemos compensar para tener una imagen bien expuesta. Un valor de transmitancia alto implica que perderemos menos luz al filtrar, un valor de transmitancia bajo implica que perderemos más luz. En la imagen de arriba se puede ver cómo el filtro indica que hay una transmitancia del 43%, lo que equivale aproximadamente a una pérdida de 1.2 pasos de exposición.
El siguiente elemento importante es la tabla de espectro de color reproducido. En ella podemos ver qué parte del espectro de luz está pasando a través del filtro. Esta tabla es importante pues nos permitirá saber qué fuentes son más efectivas para sacar el provecho de la fuente. La luz natural es la fuente que cubre el espectro completo de reproducción de color, los flashes de mano y estudio usualmente cubren más del 90% de este espectro, las fuentes de tungsteno cubren un amplio rango (con predominancia a los tonos cálidos), la fuentes LED cubren usualmente un rango mucho más corto (con una gran predominancia al azul).
Si fuéramos a aplicar el filtro de la imagen de arriba a una fuente de luz, por el espectro que permite dejar pasar, posiblemente una fuente LED funcionaría mejor que una fuente tungsteno. La disparidad entre la fuente y el filtro puede ocasionar que el color de filtrado varíe un poco además de leves cambios en la exposición.
En el estudio
Usar gelatinas de color es un trabajo de experimentación muy entretenido. Además es un trabajo que nos permite aprender más de armonías de color, trabajar a un solo tono y trabajar contrastes de color. Puede ser un gran ejercicio para arrancar el año.
Lo primero que debemos tener en cuenta es qué tipo de ambientación queremos en nuestras imágenes. Abajo, para darle un ambiente referenciado en películas de terror, la exposición va más a lo bajo, el contraste es aumentado y el color se acerca a un rojo que se sienta algo sangriento.
En contraste, en la imagen de abajo trabajamos un color referenciado en una onda más cyber, una mezcla de color fría trabajando con un esquema análogo de color y exposición alta.
Un elemento que quiero tengáis en cuenta es el vestido de la chica. Es un vestido rojo, podéis notar que en la imagen se ve negro. Esto es el segundo elemento importante a tener en cuenta al trabajar con gelatinas de color: los objetos dentro de nuestra escena pueden ser potenciados, opacados o saturados. Así que hay que tener mucho cuidado, saber cómo cambia el color de aquello que fotografíamos y cómo refleja ciertos colores.
Finalmente, es importante saber cómo mezclamos los colores que elegimos. Abajo podéis ver un juego de colores duales, tratando de buscar un contraste de color interesante. Primero vemos un juego de colores trabajando una armonía de color compuesta con cyan y magenta (muy popular en la onda retro de ahora), la imagen de la mitad muestra una armonía de color de complementarios directos naranja y azul y la tercera nos muestra una armonía de colores analógicos en el borde de los azules y magentas. Podéis ver que cada uno genera ambientes muy distintos.
Estos ambientes son interesantes pues que gusten más o menos a una audiencia dependerá mucho de los contextos culturales y los significados que se asocian a esas mezclas. En occidente es muy común ver los juegos entre azul y naranja, es una armonía a la cual nos hemos acostumbrado a agradar, por lo que será probablemente la imagen más ‘bonita’ de las tres. La primera tiene los colores que se asocian con la onda retro de los ochenta, su popularidad ha crecido y eso hace que también pueda agradar a muchos y recordarles a otros feeds de Instagram llenos de estos tonos. La última puede ser la menos agradable, pues ese azul y magenta parecen no mezclar muy bien.
Ahora, a experimentar jugando con gelatinas de color en vuestros hogares y estudios. ¡Hasta la próxima!