A la hora de editar nuestras fotografías empleamos multitud de herramientas y opciones con unos resultados que se nos muestran directamente en la pantalla y que nos dan un conocimiento aproximado de las herramientas que usamos aunque no sepamos muy bien cómo funcionan. Dos de estas herramientas básicas son los niveles y las curvas, y hoy aprenderemos por qué deberíamos relegar los niveles por las curvas, que nos ofrecen un mayor control.
La potencia sin control, no sirve de nada
Como diría aquel famoso eslógan de unos fabricantes de ruedas, disponer de una herramienta potente que no controlamos no sirve absolutamente de nada. Puede que no sepamos la diferencia entre Intensidad y Saturación, pero si son dos herramientas diferentes es por algo.
Una situación similar viven estas dos herramientas, las más famosas para corregir el contraste en una fotografía. Parece que las curvas son más complejas ya que cuantos más puntos de ancla pongamos, más difícil es controlar la curva. Estos puntos de ancla no corresponden sino a unas 'barreras', es decir, nosotros bloqueamos con un punto de ancla la línea que estamos dibujando para que nuestros ajustes sólo se apliquen a ciertos tonos de la imagen, mientras que en los niveles no disponemos de esta opción.
Usar curvas o niveles según la fotografía
El emplear una herramienta u otra depende de la fotografía que vayamos a editar. Como ya hemos dicho, los niveles no ofrecen la posibilidad de trabajar el contraste de forma selectiva, sino que trabaja sobre el contraste global. Por ello, es la herramienta que emplearemos para fotografías que tengan fallos de exposición, ya que lo que queremos en esas fotografías es darle mayor luminosidad o mayor oscuridad.
Las curvas permiten trabajar mejor sobre los tonos intermedios. Aunque podemos trabajar sobre el contraste global dibujando una S como lo hemos hecho desde toda la vida, lo cierto es que las curvas se trabajan en su zona central, donde se acumulan los tonos medios. Si hacemos un retrato de estudio y hemos clavado la exposición correctamente, es inútil usar los niveles porque entonces nos cargaremos la fotografía. Lo suyo es trabajar con las curvas para, por ejemplo, elevar ligeramente los tonos medios-oscuros o recuperar algo de detalle en las altas luces.
La práctica hace al maestro
También es posible emplear las curvas para trabajar el color en los canales RGB, creando diversos efectos cromáticos como los del efecto Loomax. Lo más importante es trabajar con las herramientas, conocer el funcionamiento de cada una de sus opciones para después aplicar estos conocimientos para crear nuestro propio workflow, automatizarlo y agilizar nuestro postprocesado.
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