Trabajar el color en nuestras fotografías con un mínimo control no debería ser un quebradero de cabeza. Tanto si vamos a imprimir como a usar las imágenes en la web (o visualización en pantalla, en general) deberíamos tener un par de conceptos básicos que nos permitan retocar nuestras fotos para conseguir que los tonos que queremos se muestren como tal en la imagen final. Hoy hablaremos de los perfiles de color y cómo gestionarlos de forma básica a través de cualquier ordenador.
En primer lugar, la calibración
Calibrar el monitor en el que vamos a retocar nuestras fotografías es fundamental. No existen excusas: desde un ordenador portátil hasta nuestro nuevo monitor con un 99% de AdobeRGB deben ser calibrados. Prácticamente todas las pantallas son capaces de reproducir el 100% de sRGB que es el que se emplea para web así que deberíamos tener una pantalla que nos permita como mínimo poder visualizar las imágenes en otra pantalla.
Perfiles de color: ¿asignar o convertir?
La gestión de color en Photoshop se realiza de dos formas: asignando un perfil o convirtiendo el perfil que estamos trabajando. Podemos acceder a estas opciones a través de Edicion > Asignar perfil... o Convertir en perfil...
Si asignamos un perfil a una fotografía estamos cambiando la visualización del color sin cambiar los números internos. Por ejemplo, si hemos tomado una fotografía en AdobeRGB pero sabemos que nuestra foto va a ir a la web en sRGB, yo siempre asigno el sRGB cuando empiezo a trabajar; así, sigo trabajando con toda la información del AdobeRGB pero viendo cómo va a quedar la imagen final ya que si seguimos trabajando en Adobe, al convertir la fotografía a sRGB nuestros tonos van a variar para acoplarse al espacio de color.
Si convertimos a un perfil, estamos viendo y cambiando la información interna de la fotografía al perfil que hemos elegido. Es decir, que si trabajamos en AdobeRGB y convertimos a sRGB estamos 'cortando' la información que sobra del sRGB y ya no podemos trabajar más con ella. Por este carácter destructivo de la información, la conversión deberíamos usarla tan sólo cuando hayamos terminado de editar la fotografía y tras comprobar con la asignación del perfil que todos los tonos son correctos a lo que queremos que se vea.
¿Y para CMYK?
Este proceso debemos realizarlo igualmente si vamos a imprimir, sólo que con el perfil CMYK que corresponda. Así podremos retocar una imagen para que al imprimirla los colores de la pantalla se correspondan con lo que vemos el papel o al menos haya una desviación lo más pequeña posible.
Acciones para asignar y convertir
En definitiva, asignar y convertir son dos opciones muy importantes a tener en cuenta: asignar el perfil que tendrá definitivamente para visualizar correctamente los tonos finales que tendrá la fotografía y convertir en el último momento con todas las modificaciones hechas para asentar todos los cambios.
Yo suelo realizar esta tarea con acciones: tengo una para asignar el perfil que suele ser sRGB y una segunda acción para convertir defintiivamente en sRGB, guardar un JPG al máximo de calidad y deshacer la conversión para recuperar el AdobeRGB original.
Y tú,¿cómo trabajar los perfiles en tus fotografías? ¡Puedes comentar lo que te apetezca en la caja de comentarios!
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