Ya vimos la historia del árbol brócoli, una buena demostración de que estos seres vivos pueden ser los protagonistas de una gran foto (y de una gran historia). Claro que, aunque sean propicios para fotografiarlos (porque no se mueven) no es una tarea fácil conseguir que la imagen transmita algo interesante que pueda impactar al espectador. Por eso vamos a mostraros algunas recomendaciones para lograr buena fotos de árboles.
Para empezar hay que preguntarse qué es lo que nos ha llamado la atención a nosotros como para que queramos plasmarlo, y también si en la escena a captar va a haber un árbol que claramente sea el principal (y por tanto otros que serían los “secundarios”), o si no va a haber un claro protagonista. Se trata de entender la composición como un todo, incluso como una especie de escena teatral en la que hay una serie de personajes con su correspondiente jerarquía, y en la que nosotros somos los directores.
Cuando hay un “árbol estrella”
Si has decidido que vas a dar protagonismo a un elemento concreto, o te encuentras una escena donde claramente hay un árbol dominante, es evidente que éste va a sobresalir en la escena. Por tanto, debemos realizar la composición en base a él, lo que no quiere decir que tenga que ser una foto convencional del árbol completo en el centro de la foto (como veremos, hay otras posibilidades).
Pero si elegimos este tipo de toma, como la que veis arriba, lo aconsejable es centrar bien el elemento principal, y usar una apertura de diafragma relativamente pequeña (un ƒ11 por ejemplo) para que haya una buena profundidad de campo. El dominio del “árbol principal” debería ser lo suficientemente obvio como para que se aprecie rápidamente a pesar de que la mayor parte de la imagen esté en foco.
Si juegan papeles secundarios
Otra posibilidad es cuando, por condicionantes del lugar o por decisión nuestra, no hay un árbol que acapare claramente la atención (sino que son varios), o bien los árboles son sólo un elemento secundario de la imagen. En ambos casos, hay que tener en cuenta cosas como que los árboles son excelentes elementos para enmarcar una imagen, por ejemplo una en la que la protagonista sea una bonita cascada de agua. Además, piensa que también puedes utilizar las líneas que forman los árboles para dirigir la mirada del espectador.
Si es el caso de una toma en la que los árboles son protagonistas pero así, en plural, es importante realizar una buena composición que dé fuerza a la foto. Para ello, tal y como contamos en este artículo sobre composición, es muy conveniente elegir un número impar de elementos arbóreos.
Aísla los detalles más significativos
Claro que los árboles dan para mucho, y cuando hablamos de retratarlos por supuesto no nos referimos sólo a captar su figura completa. Como todos sabéis, los árboles son figuras naturales complejas con distintos elementos que por sí solos pueden cobrar protagonismo. Hablamos, cómo no, del tronco (y su corteza), las raíces, las ramas, las hojas, las (eventuales) flores…
Por eso, en vez de alejarnos para tratar de captar el árbol en toda su dimensión quizá nos interese más acercarnos a él y captar alguno (o todos) de sus elementos. Otra posibilidad, muy habitual y atractiva, es echarnos a sus pies y captarlos desde abajo en un plano nadir. Se trata de un cambio de ángulo radical que posiblemente atraiga la mirada del espectador y le atrape en nuestra composición.
Juega con la profundidad de campo
En todos los casos puedes echar mano de un recurso siempre útil en fotografía que permite no sólo imágenes muy sugerentes sino también aislar elementos: el desenfoque. Se trata, como ya sabrás, de jugar con la profundidad de campo para acentuar y/o llamar la atención sobre un determinado árbol o sobre un elemento concreto de uno.
En esto no hay prácticamente límites, porque todo depende de la creatividad del fotógrafo a la hora de la toma. Por cierto que si te preguntas cómo hacerlo, hace poco te explicábamos cómo lograrlo con cualquier tipo de cámara así que no tienes excusa para no utilizarlo.
Haz una silueta
Pocos elementos se prestan tanto a realizar una silueta como un bonito árbol. En este artículo de hace unos meses os contamos la técnica básica para conseguirlo pero, cómo no, vamos a recordaros los puntos básicos.
Lo fundamental es situarnos de manera que el fondo de la imagen sea notablemente más brillante que el sujeto (en este caso el árbol) y exponer para esta zona de luces altas de manera que el elemento quede subexpuesto. Es una técnica relativamente sencilla y muy efectiva pero que depende sobre todo de que dominemos bien la forma en la que el exposímetro de nuestra cámara mide la luz.
Blanco y negro o noche
Al hilo del punto anterior, considera la posibilidad de elegir el blanco y negro como modo de expresión en tu toma de árboles. Elegir una escala de grises para tus fotografías de árboles es una opción artística que puede ser muy efectiva. Sobre todo en ciertos casos, como cuando retratamos un tronco con texturas interesantes o unas ramas con muchas y variadas hojas.
Otra opción más que interesante es retratar los árboles en escenas nocturnas, idealmente con cielos estrellados como la de arriba. Necesitarás conocer las técnicas de larga exposición pero los resultados pueden ser memorables, como demuestra esta fotógrafa de la que os hablamos hace poco.
La luz y el fondo
Los árboles pueden ser muy diferentes según el momento del día y la climatología, algo que determinará la iluminación reinante. Estos seres vivos son una especie de “máquinas de capturar luz” de manera que el efecto de los rayos del sol incidiendo sobre ellos puede ser muy diferente dependiendo de la hora y del estado de la atmósfera del día en que nos encontremos.
Cuando el sol atraviesa sus ramos en un atardecer o amanecer, los efectos visuales pueden ser simplemente mágicos. Tanto como el efecto de una niebla espesa en una mañana nublada de invierno o el agua cayendo entre las ramas y las hojas en uno lluvioso de otoño.
Por otro lado, como en muchos otros casos, al hacer una foto hay que tener cuidado con el fondo. En concreto, si estamos retratando un árbol completo, casi con toda seguridad el cielo ocupará importancia en la imagen, por lo que hay que tener especial cuidado con que sea atractivo y con que la diferencia lumínica no estropee la toma. En este sentido, puede ser muy conveniente utilizar un filtro polarizador que oscurezca el cielo o resalte las posibles nubes.
Ojo con las estaciones
Finalmente, debes considerar la gran diferencia que puede haber en el aspecto de un árbol dependiendo de la estación del año en la que te encuentres. Lógicamente no es lo mismo un árbol en otoño, cuando (si es caduco) sus hojas se vuelven marrones y caen, que en primavera, cuando brotan algunos frutos o sus flores los convierten en auténticos espectáculos.
Por eso, no es mala idea pensar en realizar un proyecto a largo plazo retratando un árbol que te guste especialmente durante un cierto periodo de tiempo (como el árbol brócoli del que hablamos al principio).
Si te decides, te recomendamos hacer la misma foto durante todo un año (siempre con el mismo objetivo y distancia focal y desde el mismo lugar). Verás cómo cambia la luz y el paisaje de unas estaciones a otras, y cómo un mismo elemento puede convertirse en una fotografía muy diferente cuando las circunstancias cambian.
Foto de portada | JP King