Todos sabemos que hay ciertos lugares que nos están vedados a los fotógrafos. Sitios en los que nos encontramos la desagradable advertencia de “Prohibido hacer fotos” que frustra nuestra intención de inmortalizar todo aquello que nos parece interesante (especialmente cuando estamos de viaje). Hay sitios y situaciones que más o menos ya son habituales, pero otros que quizá no conozcas. Vamos a repasarlos para estar preparados.
Ya lo contaba hace tiempo nuestro compañero Fernando: los fotógrafos cada vez estamos peor vistos y cada vez son más los sitios en los que se prohíbe hacer fotos. Por contra, se multiplica la gente que se amontona en los sitios más variopintos para inmortalizarlo todo con su móvil, pero como tengas una cámara que parezca profesional… Por eso conviene conocer los lugares y situaciones en los que podemos tener problemas y cómo comportarnos en ellos.
Por supuesto, nuestra recomendación general es respetar las normas establecidas (por mucho que nos duela) y si no se puede hacer fotos no hacerlas. Además, es más que recomendable ser educados, cuidadosos y tratar de mostrar siempre una sonrisa, lo que nos puede salvar de más de una situación. En cualquier caso vamos a repasar esas situaciones y/o lugares “peliagudos” para evitar que nuestra afición, y nuestra curiosidad, nos meta en algún problema.
Museos o galerías
Este es uno de los sitios típicos en los que suele prohibirse hacer fotos, aunque depende de la política de cada institución concreta. Por ejemplo, en el madrileño Museo del Prado o en el Museo Egipcio de El Cairo está totalmente prohibido tomar imágenes, pero no así en el parisino Museo del Louvre (aunque lo están considerando dado los problemas que supone con la famosa Gioconda).
De modo que lo primero es enterarse de cómo va en el lugar concreto que visitemos: a través de su web, con las indicaciones que suele haber en la entrada o, directamente, preguntando al personal. Como sabréis, en muchas ocasiones lo que está prohibido es usar el flash (también el trípode), momento en el que los fotógrafos podremos poner a prueba la sensibilidad de nuestras cámaras.
En cualquier caso, en estos lugares nuestra manera de actuar, como no podía ser de otro modo, es atenernos a las normas establecidas. Si se diera el caso de que hiciésemos fotos en un lugar donde no está permitido y nos llamaran la atención, simplemente nos disculparemos y guardaremos la cámara, ya que otra forma de actuar lo único que puede llevarnos es a una expulsión (o cosas peores).
Lugares religiosos y/o de culto
Como en el caso anterior, cada sitio suele tener sus propias reglas sobre la toma de imágenes así que de nuevo toca enterarse previamente o preguntar al acceder. En muchos casos además es posible que se puedan hacer fotos durante la mayor parte del tiempo salvo cuando se lleven a cabo los servicios religiosos o en los momentos de oración. Además, hay que tener en cuenta que las personas que acudan a rezar muy probablemente no querrán que les hagan fotos.
Por eso, en estos sitios hay que ser especialmente respetuosos (y silenciosos), tanto con las reglas generales como con las personas que puedan acudir (si queremos hacerles una foto, siempre pedir permiso antes). Tratándose de religión, hay que ser muy cuidadosos con las tradiciones y costumbres del lugar si no queremos tener un problema.
Edificios militares y oficiales
Se trata de lugares en los quizá no esté tan claro que no se pueden hacer fotos pero donde, por hacerlas, podríamos tener más problemas. Sobre todo en el caso de los primeros los militares, donde suele estar estrictamente prohibido tomar imágenes tanto de las instalaciones como del personal y, hacerlo puede traer graves consecuencias (en determinados países podrían acusarnos de ser espías y acabar en la cárcel). Por eso, en estos caso deberíamos abstenernos de hacer fotos (incluso desde el exterior) salvo que estemos seguros de que está permitido.
No ocurre igual en el caso de los edificios oficiales, ya que los hay que directamente son lugares turísticos donde sí puede que se permita hacer fotos (como en la Casa Blanca). De nuevo lo mejor es preguntar directamente y atenernos a las normas. En cualquier caso, si nos llaman la atención por hacer fotos, lo mejor es mantener la calma, disculparnos de forma educada y sincera y, en los casos más peliagudos (como en instalaciones militares), no poner reparos en borrar las fotos si así nos lo solicitan.
Por cierto que esto se extiende también al personal militar u oficial, como por ejemplo los policías, aunque estén en medio de una calle pública. En algunos países la policía no pondrá problemas (ya que son parte de la atracción turística), pero en otros es muy posible que no esté permitido. Por eso, lo ideal es pedir permiso antes y, si se niegan, respetar sus deseos.
Ojo con la gente
En este caso ya no hablamos de un sitio sino de una situación concreta, la de fotografiar personas en situaciones casuales. En general, debemos saber que no está permitido hacer fotos de personas ni siquiera en lugares públicos sin su permiso. La cuestión es que las personas tienen derecho sobre su propia imagen de modo que, si nos piden que no les hagamos fotos, debemos respetar su privacidad y abstenernos. Sin embargo, en estas situaciones, si nos encontramos en la calle, no suele haber problemas al respecto.
Sin embargo ¿debemos pedir permiso siempre antes de hacerle una foto a alguien? Según la ley sí, desde luego, pero si con ello se pierde la espontaneidad siempre podemos disparar primero y pedir permiso después. Sin duda, en estos casos lo mejor es actuar con una educación, respeto y, como decíamos antes, con una sonrisa (que suele abrir puertas).
Eso sí, además hay que tener muy claro que aún es más ilegal usar la imagen de estas personas para obtener beneficios; es decir, si queremos vender las fotos para usarlas como imágenes de stock, para una campaña publicitaria o similar, o bien usarlas nosotros directamente (por ejemplo como portada de un libro) en algo por lo que pretendamos obtener un beneficio. En este caso necesitaríamos que nos firmaran un contrato de cesión de sus derechos de imagen.
El caso especial de los niños
Un caso especial es el de los menores de edad que, como podemos entender, son sujetos especialmente delicados y situaciones en las que debemos ser especialmente respetuosos. Aunque simplemente queramos obtener una buena toma, es comprensible que si hacemos fotos a pequeños podemos encontrarnos con reacciones airadas de sus padres que pueden pensar que nuestras intenciones van más allá.
Por eso, en estos casos siempre es necesario pedir permiso antes de hacer la toma. La mayoría de las veces los padres se sentirán halagados por ello y no pondrán problemas. Es más, si les ofrecemos enviarles la foto por email seguramente quedarán contentos. Eso sí, en ningún caso podremos usar las fotos con fines comerciales (sin contrato previo) y, además, debemos abstenernos de difundir la imagen de los menores en Internet (incluyendo por supuesto las redes sociales).
Artistas callejeros
Otra situación que podemos encontrarnos habitualmente en las calles, sobre todo de las grandes ciudades. Ya sean bailarines que hacen una performance, estatuas humanas o esos sujetos que pululan por los sitios turísticos disfrazados de los más variopintos personajes, nos podemos encontrar con problemas si les fotografiamos (incluso furtivamente) sin darles algunas monedas a cambio.
En el caso de los primeros hay que tener en cuenta que son artistas que están ejerciendo su profesión en la calle y esa es su forma de ganarse la vida, así que lo mejor es no ser tacaños y ofrecerles algo a cambio de la foto (no suele ser necesario más de un eruo/dólar). En el caso de los últimos, los personajes disfrazados, si queremos hacerles una foto o posar junto a ellos lo mejor es (si no lo indican de algún modo) preguntarles cuál es la tarifa por la foto y actuar en consecuencia. Si nos parece bien pagarles lo que piden y si no, olvidarnos de la foto.
Puede merecer la pena dependiendo del caso porque, si están conformes, seguro que posan para nosotros con la mejor de sus sonrisas. Además, incluso podríamos llegar a negociar con ellos para que nos firmen un contrato (esto es válido también para el resto de artistas callejeros) de modo que podamos usar las fotos posteriormente con fines comerciales.
Centros comerciales y otros lugares privados
Volviendo a los escenarios, hay una serie de lugares en los que podemos encontrarnos con problemas si queremos hacer fotos. Normalmente porque, a pesar de que nos pueda parecer que son sitios públicos, la realidad es que son edificios o lugares privados. Por ejemplo los grandes centros comerciales, donde normalmente no está permitido hacer fotos.
A esos añadiríamos los restaurantes, cafeterías, tiendas, medios de transporte y otros similares. Lugares en los que si somos discretos seguramente podemos hacer fotos sin problema (siempre respetando lo dicho sobre el derecho de imagen de las personas que pudieran aparecer), pero donde podrían llamarnos la atención por ello. Como en los casos anteriores, si esto pasa lo mejor es disculparse con educación y guardar la cámara.
Mención aparte merecen los lugares en los que se desarrollan espectáculos como los teatros, cines y locales de concierto, donde como sabréis suele haber una política muy estricta y normalmente no se pueden hacer fotos. Es más, es posible que nos prohíban el acceso si llevamos una “cámara profesional” (lo cual desde luego es bastante relativo), aunque en el caso de los conciertos una vez dentro quizá apenas podamos ver el espectáculo por culpa de los que hacen fotos con el móvil.
En cualquier caso, lo mejor es cumplir las reglas y abstenerse de hacer fotos, pensando que se trata de respetar los derechos (y su forma de sobrevivir) e los artistas involucrados. Y en el caso de que sea un concierto y nos empeñemos en hacer fotos, el mejor consejo es hacerlo con una cámara que sea muy “discreta”; es decir, que no llame la atención.
Usar trípode en lugares privados
Un caso especial es el de los trípodes, un accesorio que tiene la costumbre de llamar la atención. Es curioso pero si hacemos una foto con la cámara en la mano en medio de una calle de una gran ciudad seguramente nadie se fijará en nosotros. Sin embargo, si colocamos un trípode es fácil que, de repente, la gente que pasa se sienta intrigada por lo que estamos haciendo.
Sea por esto o no, lo cierto es que los trípodes generalmente también están prohibidos en lugares de propiedad privada, donde debemos hacer lo que decíamos al principio: Informarnos de la política del sitio en cuestión sobre el uso de trípodes y atenernos a ella.
Cuando esto se vuelve un poco más complicado es cuando estamos en un lugar público y/o al aire libre. Aquí se supone que sí podemos usar el accesorio, aunque depende del lugar en el que estemos. De modo que es posible que nos llamen la atención si, por ejemplo, entorpecemos el paso, o directamente que pretendan multarnos. También puede ocurrir que, aún estando en la calle, el lugar exacto en el que nos encontremos sea aún propiedad privada; en este caso con retroceder un poco debería bastar.
Aún así, podríamos encontrarnos en situaciones (ya pensando en fotos con y sin trípode) en las que un guardia de seguridad nos prohíbe hacer fotos si estamos sacando en ellas un lugar privado. Por ejemplo, en cierta ocasión me llamaron la atención por fotografiar el edificio madrileño de Telefónica. Estando en la calle no podían prohibirme hacer fotos pero, como no tenía intención especial en dicho edificio (más allá de que es bastante curioso) porque sólo estaba probando una cámara, simplemente pedí perdón y guardé la cámara.
Cuidado con los derechos de autor
Además de los derechos de imagen de las personas que puedan aparecer en las fotos y que debemos respetar, sobre todo en el caso de que vayamos a comercializarlas, hay otro tema referido a la infracción de los derechos de autor en el caso de cualquier marca, logotipo, fotografía u obra de arte que pueda aparecer en nuestras tomas. Así, como norma general deberíamos abstenernos de incluir cualquiera de estos elementos en las fotografías, excluyéndolas de la composición o, si es necesario, eliminándolas en la postproducción.
Pensemos que incluso retratar señales cotidianas como el logotipo del Metro podrían suponer una infracción por derechos de autor. Sin embargo, la mayor parte de las veces no deberíamos tener problemas siempre y cuando usemos el sentido común, obedezcamos las leyes y no tengamos intención de explotar las imágenes.
Y si tenemos algún problema, como hemos venido diciendo, lo mejor es mantenernos tranquilos, disculparnos y evitar que la cosa se nos vaya de las manos con educación y simpatía. Y siempre teniendo en cuenta que en los lugares privados habrá que atenerse a las normas fijadas por los propietarios (en caso de duda, siempre preguntar antes), mientras que en los públicos podremos hacer fotos (en principio) sin cortapisas siempre que respetemos los derechos de imagen y autor.
Foto de portada | fotografierende
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