Ahora que estamos de acuerdo en que las mirrorless son las nuevas reinas de la fotografía (no por nada, sino porque los números así lo dicen) y finalmente han destronado a las DSLR, hay quien puede pensar que cambiar desde una cámara réflex a una sin espejo es un paso similar al que se produjo cuando la fotografía digital desterró (no totalmente, ojo) a la foto analógica (osea, la que se hacía con película química) ¿Podemos equiparar estas dos transiciones tecnológicas?
Nuestra opinión es que no, que para nada hay un salto tan grande, y lo mismo opina Illya Ovchar, un fotógrafo húngaro especializado en moda que ha escrito este artículo en FStoppers en el que habla de ello y saca a colación esta interesante comparación y la posible confusión que provoca en muchos (sobre todo aficionados).
Según el autor, mucha gente compara el rápido aumento de las cámaras sin espejo con los días en que lo digital superó a la película y cuenta que a él el cambio no le parece tan radical, demostrándolo de la mejor manera: echando la vista atrás. Pero antes, comenta que se siente confuso cuando la gente afirma que se es mejor fotógrafo por tener una cámara más moderna (algo con lo que estamos totalmente de desacuerdo) y también que cree que hay demasiada publicidad en torno a la tecnología sin espejo.
Por si fuera poco, Illya cuenta que se acaba de comprar una réflex y que no se va a pasar a una sin espejo... Pero no por nada, sino porque "lo que tengo hace el trabajo [...] No puedo decir que no haya diferencia entre réflex y mirrorless, pero no es tan grande como a algunos les gustaría".
Su nueva cámara (no vamos a citar marcas pero si os interesa él sí lo cuenta en el artículo) tiene todo lo que él necesita para los próximos años: "un buen enfoque automático y un mercado de lentes con el mejor rendimiento óptico para cámaras de 35 mm". Por supuesto el coste también es un factor importante, porque la cámara le ha costado 900 dólares, cuando es un modelo de 2016 que salió al mercado por 3.500 dólares, y afirma que no tiene dinero para invertir en un sistema de formato medio o comprarse dos cuerpos de sin espejo profesional.
El cambio no es para tanto
El fotógrafo no está preocupado por si las DSLR son una raza en extinción, porque él no lo ve así; básicamente porque el método de captura de imágenes no ha cambiado tanto como lo hizo cuando el auge de lo digital llevó a la (casi) desaparición de la película fotográfica. Antes de esto, la película química era la única manera de capturar imágenes, ya fueran fotografías o vídeo. En aquellos momentos había pocas marcas fabricantes de película y la mayoría de las que se utilizaban habitualmente tenían una sensibilidad máxima de 800 y, como mucho, la posibilidad de hacer 36 fotografías.
Eso significaba que se hacían muchas menos fotos y que las posibilidades de disparar con poca luz eran mucho más escasas que hoy día. Luego también estaba el inconveniente de que era imposible ver lo que se hacía, porque antes había que revelar la película y eso era caro y complicado. Por eso, la fotografía era un medio mucho menos extendido que ahora entre principiantes y aficionados.
También habla de su experiencia como "fotógrafo químico" y como sus primeros trabajos fueron decepcionantes, de modo que se pasó al digital lo más rápido que pudo con una cámara de segunda mano, momento a partir del cual su fotografía cambió enormemente. Aquella cámara tenía la "friolera" de 8.2 Mpíxeles de resolución digital, un ISO de 50 a 3.200, conexión USB 1.1, ráfaga de 8,3 fps y 45 puntos AF.
Pero más allá de la hoja de especificaciones, el salto al digital facilitó mucho su trabajo. Gracias a eso podía ver lo que estaba haciendo en una pequeña pantalla TFT de 2' y no estaba limitado a 36 exposiciones. "La capacidad de evaluar mi trabajo, cambiar las velocidades ISO, capturar una mayor cantidad de imágenes y postprocesar e imprimir con facilidad me convirtió en un mejor fotógrafo al brindarme unas posibilidades creativas mucho mayores".
Sin espejo Vs DSLR
Illya sigue contando que, aunque no se haya pasado a las mirrorless (ni tiene intención de hacerlo de momento), sí que ha utilizado alguna y ha comprobado como aportan ventajas en aspectos como el tamaño, peso, AF y posibilidades de grabación de vídeo. Sin embargo, tiene claro que "simplemente son mejores que las DSLR, no diferentes de ellas. La tecnología es mejor, pero no es diferente".
Por eso, al preguntarse si las sin espejo cambiarán la industria tanto como lo hizo la cámara digital, la respuesta es clara: No. "No ofrece una forma completamente nueva de interpretar qué es una imagen, ni cambia la definición de una cámara. Simplemente hace un mejor trabajo en ciertas áreas".
Para el autor, actualmente hay un gran esfuerzo de marketing con cada lanzamiento de una cámara. "Se invierte mucho en I + D en cada cámara nueva y es normal que tengan que vender para recuperar ese dinero". Pero comparar el salto de las réflex a las mirrorless con el que supuso la transición de película a digital sería como comparar coches actuales con coches voladores del futuro. Por eso, para él la comparación adecuada sería "de coches viejos a coches nuevos: más seguros y rápidos, pero no revolucionarios".
Nuestra opinión
Nosotros estamos totalmente de acuerdo con el autor del artículo; buena parte del equipo de Xataka Foto ha vivido una transición similar a la que cuenta el autor, desde la foto química a la digital, y estamos convencidos de que aquello fue un salto abismal, mucho mayor que el que se plantea ahora con las réflex y las sin espejo.
Por eso, por más que digamos de que las sin espejo han desterrado a las réflex y ya son el futuro presente de la fotografía, eso no significa que las DSLR ya no sean válidas. Muy al contrario siguen siendo unas cámaras muy válidas para muchos tipos de usuarios y para muchas situaciones.
Por eso, nadie debería obsesionarse con el tema de si son mejores las réflex o las mirrorless, simplemente evaluar las ventajas e inconvenientes de uno y otro sistema y decidir por lo que considere más adecuado para disfrutar de la fotografías. Al fin y al cabo, y esto es algo que repetimos a menudo, lo importante son las fotos, no con qué las hacemos.
Foto de portada | Daniel Jericó
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