Con la ventaja añadida de poder ver la instante nuestras fotos en la pantalla de la cámara, muchas veces pecamos de imprudentes o insatisfechos en la primera impresión. Esto nos lleva a que borremos las fotos con demasiada ligereza. Siempre es conveniente esperar a verla en la pantalla de nuestro ordenador y revisar los detalles antes de descartarla.
Aunque en algunos casos es obvio que la captura es fallida: por mal enfoque, movida, subexpuesta,… pero aún así, no seamos tan rápidos. Esperemos a descargarla y comprobar, con tranquilidad y en las condiciones adecuadas, si es tan defectuosa o tan errónea como para eliminarla. A veces nos podemos sorprender al verla y encontrar valor donde no lo vimos en el momento de la captura.
Y pongo el ejemplo contrario: ¿cuántas veces nos hemos sorprendido de una foto que creíamos buena y descubrimos que tiene algún error (de enfoque, exposición…)? Por la misma razón, deberíamos ser prudentes y esperar antes de borrar (aunque siempre tengamos alguna posibilidad de recuperarla). Aunque en ocasiones lo tengamos que hacer casi obligados cuando nuestra tarjeta está llena. Para evitar esta situación siempre tengamos una (o más) tarjetas de memoria cuando nos sea posible. Así evitaremos eliminar una foto a la que le podemos sacar partido, bien en el procesado o incluso sin él, cuando apreciamos que la toma es buena sin más cuando pensábamos lo contrario.
Es posible que esas fotos fallidas o simplemente tomadas con algún descuido no la vayamos a presentar a un concurso, pero pueden tener interés suficiente como para conservarla.
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Foto | Mi Flickr
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