Probablemente el nombre no te suene pero seguro que sabes lo que es el knolling, una variante de las naturalezas muertas y la fotografía de producto. Es algo así como un “bodegón cenital” de una serie de objetos escrupulosamente ordenados o “destripados” en la que se muestran todos y cada unos de sus componentes.
De hecho es posible que tú mismo alguna vez haya hecho una foto similar organizando y retratando todo tu equipo fotográfico sobre una superficie plana. Y es que no es algo nuevo, ni mucho menos, pero con el auge de las redes sociales y el comercio electrónico de los últimos años es una variante que está muy de moda.
Por eso, nos proponemos contarte qué es, de dónde viene y como empezar con la fotografía de objetos organizados y/o desmontados y minuciosamente colocados con el fin de crear composiciones atractivas y que impacten.
El origen del knolling
El nacimiento de esta técnica proviene según la Wikipedia de finales de los 80, cuando un empleado del estudio del arquitecto Frank Gehry, harto del desorden reinante en el lugar, se puso a ordenar sobre una mesa las piezas de una colección de sillas que estaban diseñando para la empresa Knoll (de ahí el nombre).
Aquella organización concienzuda, colocando los objetos en paralelo o en ángulo de 90º y siguiendo un orden basado en el uso, la forma y el tamaño de cada uno de los elementos que formaban las sillas, se convertiría en un método que empezarían a utilizar para el ensamblaje y fabricación de productos de una forma más eficaz.
Entre otras cosas porque esta técnica se basa en incluir sólo lo necesario y desechar todo lo que no sea útil o esté relacionado; es decir, siguiendo la máxima de simplicidad y el minimalismo, y aquello del “menos es más”.
Sin embargo, no sería hasta años más tarde cuando aquello encontraría una vertiente artística. Y lo haría de la mano del artista Tom Sachs, quien estuvo trabajando en el estudio de Gehry durante un tiempo y allí conoció el knolling. Sachs cogió el concepto y se dio cuenta de que esta forma de colocar los objetos, más allá de su utilidad en los procesos productivos, tenía como resultado unas composiciones de gran belleza que merecía la pena inmortalizar.
De hecho, este artista adoptó el knolling como parte de su obra e incluso creó un manifiesto llamado 'Always Be Knolling' (ABK) donde definía cómo realizar esta técnica a través de cuatro pasos (que os contamos más adelante). Así es como la técnica empezó a introducirse en el mundo del arte y, poco después, lo haría en el de la publicidad, donde también ha sido ampliamente utilizado.
Algunos ejemplos
A pesar de su antigüedad, y de los numerosos ejemplos que se encuentran en Internet y las redes sociales, no hay demasiados fotógrafos que se hayan dedicado de una manera relativamente exclusiva al knolling. Por eso, para tener ideas es casi mejor recurrir a hashtags como #knolling o #knoll en redes como Instagram, Pinterest y Twitter.
Sin embargo, sí que podemos citar algunos referentes de este subgénero de la foto de producto. Empezando por Todd McLellan cuyo libro ‘Things-Come-Apart’, donde disecciona minuciosamente 50 objetos, es un referente y un estupendo ejemplo de lo que puede dar de sí el knolling.
Por supuesto también hay que citar a Austin Radcliffe, otro que exploró las posibilidades de esta técnica en un libro llamado ‘Things Organized Neatly’ que también es el nombre de un blog de referencia sobre el knolling.
Otro que también ha publicado algún libro sobre el tema es el suizo Ursus Wehrli, mientras que la estadounidense Emily Blincoe es una de las fotógrafas que más se ha prodigado en este campo. De todos modos, como decíamos antes, en Internet se pueden encontrar mil ejemplos de esta curiosa afición por crear belleza a partir de objetos cotidianos.
Cómo llevarlo a la práctica
Tratándose, como ya hemos contado, de organizar y colocar juntos distintos objetos que tengan alguna relación, o bien descomponer un elemento en sus mínimas piezas, podríamos decir que hay dos tipos de knolling: el que consiste en juntar elementos distintos de acuerdo a una idea o concepto, y el que se basa en “destripar” algo.
Sin embargo, esto es algo que no afecta al ámbito fotográfico, que es el que nos vamos a centrar. Aún así, y aunque el tema nos dé igual a la hora de iniciarnos en el knolling, recuperamos los principios creados por Tom Sachs que definieron más claramente cómo ponerlo en práctica:
- Busca en tu entorno materiales, herramientas, libros, música, etc que no se estén utilizando.
- Desecha todo lo que no esté en uso, pero si no estás seguro no lo guardes.
- Agrupa todos los objetos que tengan similitudes.
- Alinea todos los elementos en ángulo recto, bien sea sobre la superficie en la que estaban o en tu propio estudio.
Las posibilidades, claro está, son infinitas (y han dado lugar incluso a curiosos retos como este), desde reunir todo nuestro equipo fotográfico sobre nuestro escritorio y tratar de obtener una imagen atractiva de él (como tantas que hemos visto), hasta destripar algún objeto (preferiblemente que no sea complicado) que siempre haya atraído nuestra atención.
The contents of a Dutch police car from r/pics
También podemos hacer una composición con algunos de nuestros objetos preferidos de siempre o, por qué no, disponer por separado todos los elementos que vamos a utilizar al hacer la ensalada que nos proponemos comer y fotografiarlos en un divertido mosaico.
Por supuesto, la forma en que coloquemos los distintos elementos tendrá un papel fundamental en el resultado. En este sentido, es importante que los distintos elementos de nuestra composición formen ángulos rectos, que estén separados entre sí por la misma distancia (o equivalente) y, en la medida de lo posible, que tengan una cierta simetría.
El color es un recurso muy interesante, sobre todo si estamos retratando objetos de formas muy similares, y por otro lado no conviene abigarrar demasiado el espacio. Salvo que se trate de un objeto destripado que está formado por muchas piezas, esto da una cierta sensación de complejidad que no siempre resulta atractiva (recordemos que la idea es “menos es más”). Eso sí, es fundamental que todos los elementos que aparezcan respondan a un mismo concepto o hilo conductor común.
En cuanto a lo más puramente técnico, lo primero (y más obvio) es que necesitaremos una superficie plana lo suficientemente amplia y que esté bien iluminada. Por supuesto, lo recomendable es usar luces o flashes de estudio, pero en principio con luz natural podemos obtener buenos resultados si tenemos la mesa cerca de una ventana.
Una vez tenemos el sitio, dispondremos la cámara en un trípode (ojo con nuestra sombra) para poder hacer un plano cenital, que es lo más habitual (aunque no sea obligatorio). Esto nos ayudará a conseguir nitidez, algo que siempre suele ser recomendable pero que en este tipo de fotos se convierte en casi imprescindible.
Por ello también es interesante echar mano del punto dulce del objetivo que estemos usando, para asegurarnos la calidad de imagen y que la profundidad de campo no sea demasiado reducida (aquí los desenfoques no suelen ser bienvenidos). Y poco más porque, realmente no es que sea una práctica que requiera de nada especial en cuanto a técnica, sólo una buena planificación y dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Y con esto hemos acabado esperando como siempre, que os haya resultado interesante. Y por supuesto también que, a partir de ahora, os sea familiar el término knolling, esas curiosas imágenes que muestran objetos similares o desmenuzados hasta en su más mínima pieza colocados unos junto a otros formando curiosos mosaicos.
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