Como muchos sabéis soy un ferviente seguidor del cine y claramente analista del mismo. Ya hace tiempo que llevo haciendo este tipo de post sobre la Inspiración cinematográfica con los cuales muchos fotógrafos pueden conseguir analizar grandes películas en algunos aspectos técnicos, para a su vez conseguir ver como los mismos ensalzan emociones y/o sentimientos.
Aprovechando los recientes galardones de los Oscars en las dos categorías en las que siempre centro estos post, hoy creo que es un buen momento para hacerlo con la ganadora de los mismos: La vida Pi.
Por si algunos no la conocéis, comentar que este film ha sido dirigido por Ang Lee, director de películas como Tigre y Dragón o Brokeback Mountain; y llevada en el apartado de la dirección fotográfica por Claudio Miranda, participante en películas como Tron Legacy, El curioso caso de Benjamin Button, Seven, entre otras. La cinta nos traslada a la India de finales de la época colonial (sobre 1957), en la que un joven, Piscine Molitor Patel, (alias Pi) el cual sobrevive a un naufragio de 227 días en un bote salvavidas junto a un tigre de bengala. Este tigre pertenecía al zoo que su familia tenía en la India y el cual iban a trasladar a Canadá por la mala situación del momento que atravesaba el país indio.
Como de costumbre, os dejo el trailer y unas pequeñas pautas para que podáis analizar la película desde una perspectiva más profunda.
Planos, encuadres, técnicas creativas…
No hay duda que nos encontramos ante una cinta que potencia enormemente la postproducción, pero la dirección de Ang Lee ha conseguido unir este apartado junto con el mensaje de Pi en indagar sobre la religión, espiritualidad y su grandeza interior; lo cual ha sido algo a valorar en el terreno narrativo. Es por eso que aunque nos encontremos ante una historia con tintes de irreal, no hay duda que las sensaciones de mostrar lo real se hace muy palpable. La vida de Pi, es como ese sueño que parece tan real al levantarnos, pero que nos hace dudar si de verdad ocurrió.
La tipología de planos es sencillamente sublime, los planos generales mostrando una y otra vez los lugares en donde se encuentra Pi, para asociarlos con la iluminación, dejan patente un estudio muy exhaustivo de la composición y de la descripción que pretende mostrar la película. Muchas veces un plano general suele ser usado para posicionar la acción, pero en este caso Ang Lee juega más con la transmisión de emociones en este plano y la colocación de los personajes en el mismo. Esto se hace algo más sencillo si tenemos en cuenta que la mayoría de la cinta se centra en un bote y la extensión del mismo creada por Pi para alejarse de Richard Parker (el tigre de bengala). Los planos cenitales son otro perfecto ejemplo de esto mismo dicho, pero con mayor énfasis si cabe al poder mostrar el agua y lo "visto" en él.
En cuanto a los planos medios y primeros planos la gran mayoría de ellos juegan con un especial énfasis emocional y muchas veces intentando transmitir ese pequeño toque de espiritualidad y fe de todo lo que ocurre alrededor. En todos ellos la intención de Ang Lee es la de mostrarnos el interior de Pi, lo que siente, lo que padece, y sobre todo el empuje por seguir adelante ante una situación... una humanidad que se refleja en la excelente interpretación de Suraj Sharma (Pi), durante gran parte del film. Es cierto que en algunos fragmentos de la película el hieratismo de Sharma no consigue hacer justicia a lo que el plano y el guión pretenden mostrar, pero en líneas generales Ang Lee consigue sacar perfectamente bien todo eso del personaje.
La creatividad que imprime Ang Lee en este film se centra sobre todo en la esencia emotiva, en la elección de planos terminados con una postproducción muy buena, y es que una de las diferencias que tiene esta película con otras muchas en las que los efectos especiales son parte clave, es que consigue hacerlos parte interna de la película, no solo conviertiéndolos en personajes como con Richard Parker, sino convirtiéndolos en emociones y en absoluto haciéndolos participes de una parte descriptiva más de la película, como puede ocurrir en otras grandes producciones. En definitiva, podría decirse que Ange Lee ha sabido componer perfectamente los planos para introducir esos efectos para darles una vida propia dentro de la película.
Iluminación
Conseguir aunar la realidad soñada con la realidad palpable es uno de los aspectos más buenos y difíciles de La vida de Pi. Considero a La vida de Pi el mejor trabajo de Claudio Miranda hasta la fecha, y no hay duda que el Oscar es merecidísimo. Miranda ha hecho todo lo meramente posible para ayudar a Ang Lee a conseguir esa emotividad de la mayoría de los planos.
Estamos ante una cinta que aunque tiene un mensaje claro, es un mensaje que para conseguirlo tiene que cruzar diferentes fases y caminos, la tranquilidad, el nerviosismo, la desesperación, la alegría o la ilusión; todo ello unido a la fantasía que muchos debemos tener cuando caminamos hacia algo. Y todo eso es lo que ha representado Miranda en cada escena de la película.
El uso de la luz ha sido muy heterogéneo, y quizá ahí reside la verdadera dificultad, en el tener que revelar tantas emociones diferentes en una sola película por medio de la luz. La tranquilidad de los tonos cálidos, con los momentos más desesperantes con tonos fríos, aunque haciéndonos ir más lejos mostrándonos la belleza de lo mágico con tonos oscuros y colores muy llamativos; al igual que acercándoos a lo místico y religioso con la luces cálidas y dura en la noche usando miles de velas. Y todo esto uniéndolo a una iluminación más suave y más natural como la que podemos observar en los primeros momentos de la película, cuando aún lo verdaderamente extraordinario está a punto de suceder.
En definitiva, unas veces una luz muy racional y otras veces muy irracional. Una iluminación que a pesar de mezclar realidad con irrealidad parece nunca desentonar ante el ojo de las personas, y es que, aunque se cambia muchísimas veces entre luz dura y luz suave en escena, el espectador parece que, lejos de aterrarse visualmente solo consigue atraerle más aún (salve decir que gran parte de culpa de esto la tiene el color).
El color es algo que no podía faltar en una película inspirada en la India (aunque no sea realmente inspirada en la misma)y más aún en una película con un claro ejemplo de espiritualidad y "cuento". El mensaje que manda Miranda es muy claro, los contraste del color nos acercan más a un mundo diferente, a un cambio continuo de emociones en todo que hace llegar al espectador, pero sin llegar a chirriarnos, sino todo lo contrario, a enamorarnos.
La vida de Pi, es una película que tiene un mensaje claro, el descubrirse a uno mismo ante las adversidades sin dejar de lado los buenos valores que uno puede llevar consigo. Técnicamente es una película buenísima en el apartado visual y fotográfico, pero no lo sería sin una buena dirección y una grandísima adaptación de la novela al terreno visual. Este, quizá, es uno de esos análisis que he centrado más en ver el mensaje de lo que querer transmitir para posicionar la iluminación y el encuadre, que en los aspectos más técnicos de una iluminación real. Quizá es por eso que es se pueda catalogar a La vida de Pi como una película con una iluminación emotiva por encima de perfecta técnicamente (que no deja de serlo).
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