Aunque hoy en día se celebran bodas durante todo el año, sin duda la primavera sigue siendo la época preferida para ello. Así que llega el momento en que muchas parejas han decidido casarse y, cómo no, necesitan que alguien para inmortalizar tan importante momento en imágenes. Y ese alguien puede que seas tú, y puede que sea la primera vez que asumes un reto semejante, complejo y sin duda estresante. Por ello, te vamos a ayudar a enfrentarte a tu primer reportaje fotográfico de boda.
Ya sea porque has decidido dedicarte a este tipo de trabajo, ya sea porque un familiar o amigo (sabedor de tu pasión por la fotografía) te ha encargado que hagas su reportaje de boda, si es la primera vez seguro que te surgen mil dudas al respecto. No en vano debes ser muy consciente de que vas a fotografiar un evento lleno de momentos irrepetibles y, por tanto, con altas posibilidades de que algo vaya mal si no estás lo suficientemente preparado.
Por ello, con la presente serie de artículos que comenzamos hoy nos hemos planteado un reto múltiple. En primer lugar queremos ofreceros una serie de consejos generales para ser capaces de afrontar esta tarea con garantías, algo a lo que dedicaremos esta primera entrega. Posteriormente iremos repasando de forma más o menos cronológica todos los momentos cruciales de una ceremonia de este tipo para crear una especie de guía sobre las fotos que no deberían faltar en un reportaje de boda.
¿Seguro que estás preparado?
Que quede claro que no vamos a entrar aquí en el tema de las exclusividades, el intrusismo y demás. Si es apropiado o no elegir para las fotos de nuestra boda a un principiante o un amigo “que hace buenas fotos” para ahorrarnos el buen dinero que suele cobrar un profesional es algo que dejamos a la elección de los novios y de lo que estén dispuestos a arriesgarse.
Pero si un amigo o familiar te encarga sus fotos de boda porque sabe que te gusta la fotografía y le gustan mucho tus imágenes deberías plantearte si realmente estás preparado para ello. Porque el trabajo de un fotógrafo de bodas sin duda es estresante y el reto de cubrir un evento de este tipo no es menor (y por supuesto deberías cobrar y, si no, negarte).
Así que piensa bien lo que vas a hacer y si no lo ves claro sé sincero con los novios, diles que no estás preparado y que es un día muy importante que no quieres estropear. Puede que no les guste pero deberían entenderlo. Piensa además que si eres el fotógrafo no vas a poder disfrutar de la boda en sí, porque estarás trabajando (y te aseguro que es un trabajo duro y estresante). Si por el contrario te ves preparado, y aunque no seas profesional quieres llegar a serlo (o simplemente te apetece asumir el reto), te diríamos que siempre tiene que haber una primera boda, y que si lo preparas bien no tiene por qué salir mal.
Eso sí, antes de lanzarte a ser el “fotógrafo oficial” de una boda creo que lo mejor es rodarse un poco. Podría ser haciendo de ayudante de un profesional (si es que quieres dedicarte a ello y consigues el trabajo) o también podría ser “fogueándote” en las bodas a las que asistas como invitado, tomando imágenes sin pretensiones que te sirvan para practicar y de paso como ejemplo de tus capacidades como fotógrafo. En ambos casos deberías cuidar siempre de no molestar al fotógrafo principal, entrometiéndote en sus planos (ya sea con tu flash o con tu propia figura), pero sin duda ambas opciones pueden ser una buena manera de iniciarse antes de enfrentarte al reto fundamental.
Planifica y decide tu estilo con antelación
En los últimos años la fotografía de bodas ha sufrido cambios importantes. Este tipo de imágenes hace bastante que dejaron de ser “sosos” posados de los novios, fotos familiares y momentos concretos de una ceremonia para convertirse en reportajes que pueden tener estilos muy diferentes, donde tanto lo artístico como lo documental están muy presentes.
Por eso, al plantearse cómo cubrir el evento hay que tener claro que clase de fotografías vas a hacer, si los novios van a posar o no y hasta qué punto va a ser más moderno o más convencional. Seguramente los protagonistas ya tienen una idea de qué tipo de imágenes quieren, e incluso puede que la boda tenga una cierta temática que te oriente sobre ello. También puede que te muestren ejemplos o que te pidan que hagas algo similar a cosas que ya hayan visto tuyas, e igualmente puedes ser tú quien muestres a los futuros esposos ideas sobre el reportaje a realizar.
Por supuesto todo tiene que ser consensuado entre ambas partes, negociando siempre lo que se quiere hacer y siendo realistas sobre la posibilidad de conseguirlo. Prometer un reportaje de tipo documental o lleno de fotos “diferentes” en las que el protagonismo recaiga en imágenes de momentos espontáneos puede ser una gran idea, pero no debemos olvidar que en toda boda hay una serie de instantes que hay que retratar inevitablemente (salvo que se pacte lo contrario).
¿Qué cámara y objetivos utilizar?
En el siempre importante apartado del equipo necesario para realizar un reportaje de boda, seguro que has oído hablar de la necesidad de llevar dos cuerpos de cámara. Ciertamente podrías arriesgarte a emplear solo una, pero imagínate que en plena boda tu cuerpo se estropea y deja de funcionar. Tú prestigio quedaría por los suelos pero la cosa sería peor aún para los novios, que pueden quedarse sin fotos del día más importante de su vida por culpa de un fotógrafo novato.
Por otro lado, es aconsejable emplear dos cámaras porque así puedes montar en ellas diferentes objetivos que te permitan realizar distintas fotografías sin tener que estar cambiando de lente con el riesgo de perderte el momento decisivo. Lo suyo es montar en una un gran angular y en la otra un tele corto o medio, pero llevar un zoom de amplio recorrido en una de ellas también es una buena idea. Por cierto que si usas dos (o más) cámaras, un consejo es que sincronices en todas ellas la fecha y la hora para evitar problemas posteriores.
Respecto a qué cámara usar, lamentablemente sigue existiendo el tópico de cuanto más grande mejor y de que un fotógrafo profesional no sólo debe serlo sino también parecerlo, pero lo cierto es que nuestra carta de presentación debe ser nuestro trabajo y no la cámara que tengamos, aunque está claro que vamos a necesitar una cámara de garantías y un equipo fotográfico adecuado.
Tal y como contamos al respecto de la fotografía de conciertos, lo ideal sería utilizar una cámara, ya sea réflex o sin espejo, que contara con un sensor full frame para poder disparar a altas sensibilidades sin que el ruido sea elevado. Por otro lado, es importante que tengan un sistema de enfoque preciso y rápido, para que ninguna toma salga fuera de foco, y una ráfaga de disparo relativamente elevada.
El equipo ideal es una cámara con sensor full frame y objetivos luminosos, pero eso no significa que no podamos cubrir una boda con nuestro modesto equipo de aficionado
En cuanto a los objetivos, ya hemos mencionado el uso de un gran angular y un teleobjetivo o un zoom que sea versátil y luminoso (por ejemplo un 24-70 mm en FF o un 18-50 mm en APS-C, ambos ƒ2,8), y también sería muy útil contar con el siempre recurrente objetivo de 50 mm y gran luminosidad. Y es que, siguiendo con lo dicho en el tema de la música en vivo, siempre es recomendable que las lentes sean luminosas, algo muy interesante por varios motivos.
El primero es que nos permitirá afrontar ciertas situaciones sin tener que utilizar el flash (lo habitual es que en las iglesias la luz sea más bien escasa), y por tanto logrando una iluminación más natural. Por otro lado, los objetivos luminosos posibilitan realizar grandes desenfoques que aporten un toque de calidad a las fotos y/o ayuden a distraer de un fondo poco atractivo.
Esto no significa que estemos diciendo que hace falta un equipo muy caro para hacer fotos de boda. Lo que apuntamos evidentemente es cuál sería el equipo ideal, pero no quiere decir que no podamos cubrir una boda con nuestro modesto equipo de aficionado avanzado (de iniciación quizá sería un poco corto), ni que podamos hacerlo sin contar con un segundo cuerpo de apoyo.
Más importante que la cámara y demás que uses es que estés familiarizado con todo ello y conozcas sus límites. Porque sin duda es crucial tener preparado todo el equipo que vayas a utilizar y estar perfectamente familiarizado con él. Nada de probaturas ni de estrenar un nuevo flash que aún no conoces bien aprovechando que te han encargado ese reportaje de bodas. Es la mejor receta para el desastre.
Accesorios y otras consideraciones
Pueden parecer lo que su propio nombre indica, “accesorios”, pero se trata de elementos que aquí cobran vital importancia, sobre todo en el caso de que falten o no estén bien escogidos. Por ejemplo el flash que ya hemos mencionado, un accesorio muy importante ya que su uso nos puede asegurar contar con la luz suficiente en todas las condiciones.
Para este tipo de eventos sin duda es necesario contar con un flash externo, porque el que llevan incorporado muchas cámaras puede servir como mucho para relleno. Uno externo nos permitirá cubrir un amplio campo para retratos de grupo así como evitar que en las fotos aparezca iluminado solo el primer plano y el fondo quede subexpuesto.
Un flash externo con difusor y repuestos en forma de baterías y tarjetas de memoria de sobra son los accesorios fundamentales para la fotografía de bodas
Muchos fotógrafos profesionales emplean flashes separados del cuerpo de la cámara, lo que asegura evitar los ojos rojos y ofrece una iluminación menos frontal. Esta práctica es muy recomendable, aunque quizá lo es más utilizar algún tipo de estrategia que nos permita difuminar la fuerte luz del flash y que se vuelva más suave. Una posibilidad es utilizar flash de rebote, pero quizá la mejor solución en estos casos es hacernos con algún tipo de difusor para el flash.
Otros accesorios cruciales en fotografía de bodas son los repuestos, tanto de memoria como de energía; es decir, tarjetas de memoria y baterías (o pilas) para la cámara y el flash. Idealmente, deberíamos llevar este tipo de accesorios al menos por triplicado, osea el principal, el de repuesto y otro por si acaso, pero todo depende de nuestro equipo en concreto (porque no gasta la misma batería una cámara sin espejo que una réflex). En este caso, y dado que su tamaño es pequeño en relación al resto del equipo, cuento más material llevemos mejor… por si acaso.
Por cierto que utilizar un grip para la cámara que permita incluir una segunda batería y/o tarjeta además de mejorar el agarre puede ser también un accesorio que nos podemos plantear adquirir si vamos a dedicarnos a este tipo de fotografía.
Por último, tampoco nos olvidemos de la bolsa de transporte (por cuestiones de “decoro” quizá una mochila no es muy apropiada) ni de la correa de la cámara. Realizar un reportaje de boda es un trabajo duro que requiere estar muchas horas de pie y cargando con un equipo que puede ser bastante pesado. Así que elegir un buen sistema de transporte y una correa que nos permita ir lo más cómodos que sea posible es importante, sobre todo si vamos a afrontar la tarea en solitario.
Consejos generales para la fase previa
Por supuesto hay muchas otras cuestiones a conocer pero algunas de ellas las iremos comentando de forma cronológica según vayamos describiendo las distintas fases en las que se desarrollaría una boda más o menos estándar. De momento, para acabar esta primera parte, os dejamos con más trucos y recomendaciones interesantes para quien quiera iniciarse en la fotografía de bodas:
Prepara todo con antelación. Estudia previamente las localizaciones y el entorno en el que se va a desarrollar todo para conocer los posibles encuadres, el tipo de iluminación, etc. Además, también necesitas estar informado de cómo va a desarrollarse la ceremonia, cuáles serán los momentos clave y cuánto se tarda en llegar a los distintos sitios en los que se celebrará todo.
Organiza un planning. Además de decidir con los novios el estilo que tendrán las fotos, tienes que estudiar qué sesiones vas a desarrollar (en la casa de donde saldrá la novia, en la del novio, etc) para organizarte bien un plan de trabajo de tal manera que llegues a todo con antelación y sin prisas que puedan hacer fracasar la sesión.
Utiliza el formato RAW. Como sabéis es un consejo habitual, pero aquí lo es quizá más por tratarse de momentos irrepetibles en los que conviene tener más margen de maniobra por si los ajustes elegidos no fueran los correctos. Además, su mayor rango dinámico nos ayudará a solventar la diferencia entre el vestido blanco de la novia y el (normalmente) oscuro del novio y también nos permitirá olvidarnos del tema del balance de blancos.
Y aunque la inmediatez no es aquí tan importante como en otras disciplinas, no está de más que también hagamos una copia en JPEG de calidad media que nos sirva para enviar rápidamente algunas fotos a los novios, tal vez el día después.
Elige tarjetas de memoria rápidas. Ya hemos hablado de la necesidad de contar con tarjetas de sobra pero también es importante que sean rápidas. Y es que de nada sirve tener muchas tarjetas si a la hora de guardar las fotos (y en una boda se hacen muchas) se provoca un cuello de botella que impide seguir disparando. Por supuesto cuanto más rápidas mejor, pero dependerá de la capacidad de tu cámara así que no siempre vas a necesitar “lo último de lo último”.
Enfoque y medición de la luz. Lograr imágenes bien enfocadas e iluminadas sin duda es clave así que elegir el mejor método de enfoque y de medición son puntos fundamentales. En principio, en este caso no es aconsejable dejar estos dos apartados a los modos automáticos o generales de la cámara por lo que sería recomendable limitar el número de puntos de enfoque y decidirnos por la medición puntual de la luz, pero como en otras cosas aquí es casi más importante la práctica y conocer bien cómo funciona nuestra cámara para asegurarnos los resultados.
Utiliza el flash de relleno y la sincronización a la cortina trasera. Aunque el flash incorporado en la cámara ya hemos dicho que no es el mejor, puede ser útil en exteriores para aportar un extra de luz en los rostros (aunque también podemos usar el flash externo para ello). Por otro lado, cuando la luz ya sea tenue una buena idea puede ser realizar exposiciones largas combinándolas con el flash sincronizado al final de la exposición, para congelar a los sujetos antes del cierre del obturador.
Utiliza el modo ráfaga. Ya lo hemos apuntado como uno de los requisitos interesantes para una cámara que vayamos a utilizar en este tipo de fotografía. No se trata de disparar como si fuera una metralleta pero está claro que en una boda es importante captar el momento decisivo y para eso nada mejor que el disparo en ráfaga que nos permite guardar varias tomas sucesivas.
Cuenta con un segundo fotógrafo. Si estás pensado dedicarte seriamente a ello no deberías desdeñar contar con un apoyo. El recurso de un segundo fotógrafo suele ser habitual entre los profesionales por motivos evidentes: Un fotógrafo solo puede no dar a basto con todo y no puede estar en todas partes. Si además la idea es hacer un reportaje de tipo creativo arriesgando con tomas diferentes, sería ideal contar con alguien de apoyo que se encargue de hacer fotos más libremente, mientras que el otro (en principio tú) se encargue de las fotos más “convencionales”.
Este consejo quizá te parezca fuera de lugar para un principiante, sobre todo si lo tuyo va a ser un simple trabajo de amigos, pero piensa que quizá puedas echar mano de alguien que vaya a asistir a la ceremonia. Pregunta a los novios si saben de alguien a quien le guste también la fotografía y tenga un equipo decente. En este caso, pide que te lo presenten y trata de hacer que sea tu “ayudante” tratando de poner en común el estilo de fotos y encargándole que tome esas imágenes que a ti se te escapen. Si lo consigues no sólo obtendrás un complemento muy útil sino que evitarás que se dedique a duplicar las fotos que tú ya vas a hacer y, quizá, te estorbe con su presencia o su flash.
Haz una listado de las fotografías a realizar. Evidentemente una boda es un evento único e irrepetible que no se puede dirigir al milímetro pero, como venimos diciendo, una buena planificación puede ayudar mucho. Por eso es interesante realizar una lista con las fotos imprescindibles que se van a hacer y ponerla en común con los novios (incluyendo imágenes de ejemplo). Esto no va a garantizar que puedas hacer todas las fotos planeadas, pero desde luego puede convertirse en una buena guía y también servir de inspiración.
Por cierto que hemos dejado este consejo para el final porque de esto, entre otras cosas, es de lo que nos vamos a encargar en las siguientes entregas en las que comenzaremos ya con la boda en sí. En ellas, os ofreceremos un listado de las tomas imprescindibles para cada una de las sesiones que realicemos, así como recomendaciones para afrontarlas. Hasta entonces, gracias por leernos.
En Xataka Foto | Guía completa para iniciarse en la fotografía de bodas (II): La preboda y la preceremonia, (III): La ceremonia nupcial y (y IV): La celebración y la postboda
Foto de portada | Anne Edgar
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