Quizá sea un leit motiv en mi trabajo, pero en mi recuerdo siempre hay lugar para una bicicleta en las exposiciones en las cuales he participado desde que coloqué mi primera fotografía en el escaparate dentro del Festival de Segovia Foto. A partir de ahí, tanto en muestras individuales como colectivas, estos vehículos de dos ruedas han sido un objeto recurrente, por lo cual, hoy me gustaría reflexionar sobre ello.
Es un hecho constatado que las bicicletas, aparte de ser para el verano (tenía que hacer el guiño) son también un objeto de lo más fotogénico y por tanto, siempre suelen llamar la atención cuando las vemos expuestas en las paredes de una sala de exposición o incluso ilustrando artículos sobre fotografía en las revistas del medio.
Sin ir más lejos, en las últimas colectivas donde he participado, algunos de mis compañeros han incluido fotografías donde aparecen bicicletas, siendo éstas las más comentadas y solicitadas por el público. Llaman la atención, son decorativas y de algún modo nos conectan con nuestra infancia, con los viajes al norte de Europa y a esos momentos de ocio, haciéndonos conexionar con nuestros instantes de felicidad, nos hacen sentir bien.
Como en todo, no vale sólamente con retratar una bicicleta, hay que hacerlo de una forma atractiva que atraiga la mirada de quien la observa. Para muestra un botón, os comparto algunas imágenes donde las bicicletas tienen todo el protagonismo y os invito a participar enviando vuestras fotografías. Seguramente todo esto pueda parecer banal, pero es de esas cosas que nos gustan, sin más, y como tal, lo único que hay que hacer es disfrutarlo.
Fotografías | Eva Herrera | Javier Ales | Jose María En Xataka Foto | La movilidad ciclista como proyecto fotográfico
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