Dentro de la fotografía de arquitectura, hay que reconocer que las puertas y ventanas tienen un punto atractivo. Son un motivo al que se le puede sacar mucho partido, son fáciles de encontrar, las tenemos por todas partes y con un poco de esfuerzo podemos lograr capturas muy interesantes.
Reconozco que hubo tiempo que me obsesionaban. Quizás por intentar sacarle partido como símbolos. Además es uno de esos motivos fáciles. Sobre todo, las puertas antiguas, las ventanas en casas viejas, ya sea buscando contextualizar el espacio o bien explorando en detalle o como recurso de fotografía abstracta. Desde dentro, los reflejos, como simple observador de su forma, de sus líneas... hay mucho para sacarles partido.
Quizás ese punto atractivo hay que buscarlo en que son intrigantes, a veces nos descubren o nos intuyen el interior de una casa, de una habitación y otras, simplemente, su forma, su color, sus reflejos,… resultan un excelente motivo estimulante para fotografiar. Veamos algunos consejos útiles.
Aprovecha bien la luz natural
Como es obvio, una puerta o ventana puede mostrarse muy diferente dependiendo de la luz en cada momento. Pero es importante detenerse bien, estudiar las fuentes de luz y valorar la perspectiva, la distancia y cómo aprovechar la luz para potenciar colores, texturas y formas.
Puede parecer una tarea fácil, pero hay que tener cuidado con las sombras, los reflejos, si hay luz desde dentro (en una ventana o puerta acristalada)… todo ello nos puede hacer afrontar la toma de una forma u otra. En la mayoría de las ocasiones la luz natural será el mejor recurso, así que barajemos la hora del día, el punto de vista y la distancia a la que lo tomemos para aprovecharla al máximo. Lo ideal: a primera hora y al atardecer y mejor si la fuente de luz es lateral.
Cuando no hay más remedio: trípode y luz artificial
Dependerá mucho de cada escena, de la luz, del ambiente… pero si queremos sacar buen provecho de los detalles y no hay mucha luz es importante tener un trípode si nos necesitamos disparar con una abertura pequeña y una velocidad de obturación corta. Así nos aseguramos que no salga movida.
Del mismo modo, es importante saber si disponemos de luz natural suficiente para resaltar los detalles, como veíamos en el punto anterior, así que igual tendremos que valorar el uso de un flash o fuente de luz artificial para rellenar alguna zona demasiado oscura o simplemente como fuente principal de luz, por ejemplo.
La importancia de los detalles: elimina las distracciones
La tentación al fotografiar una puerta o ventana es hacerlo recogiendo su contexto, la pared, el edificio en el que están… a veces puede ser un buen punto para añadir interés, pero también puede significar introducir elementos de distracción.
En estos casos, en los que una puerta o ventana de por sí no necesita de nada más para destacar, porque queremos realzar su color, su forma o su textura tendremos que acercarnos lo suficiente y eliminar todo lo que distraiga la mirada de la misma. Juguemos aquí con la distancia focal para lograr nuestro objetivo.
Otro buen punto es centrarnos exclusivamente en un detalle: la textura, el color, el cristal, alguna inscripción, cerraduras, jugar con líneas, la repetición de formas…
Piensa bien lo que transmite
No nos quedemos con el recurso fácil de capturar una puerta o ventana simplemente por el hecho de que puedan ser vistosas o llamativas. Intentemos reforzar la idea que transmite. Estudiemos los detalles, lo que la rodea,… probemos distintos ángulos, perspectiva… todo ello enfocado en darle énfasis a lo que esa puerta o ventana tiene de especial y que queremos reforzar y destacar.
Como vemos son un recurso fácil, pero a la vez estimulante. Podemos ir anotando las que nos encontremos cuando pasamos junto a ellas y valorar cuándo y cómo vamos a fotografiarlas más tarde. También son un buen recuerdo en fotografía de viajes y de lugares especiales. Las puertas y ventanas dicen mucho cuando las observas detenidamente.
Foto | La puerta número VIII por idlphoto
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