¿A quién no le gusta conseguir una ganga? Más en algo como la fotografía que es un ámbito bastante caro. Pero, claro, una cosa es intentar comprar a buen precio y otra tratar de ahorrar adquiriendo elementos baratos y/o de baja calidad que pueden repercutir negativamente en nuestra práctica fotográfica. Os contamos cuáles son esos elementos del equipo en los que no deberíamos escatimar.
Echando mano al amplio refranero español, podríamos decir que “lo barato sale caro”, y eso es algo fácilmente demostrable en muchos casos. Y es que, según ese otro dicho que afirma que la fortaleza de una cadena está en la del más débil de sus elementos, podemos entender fácilmente que si queremos ahorrar en algunos accesorios y/o elementos podríamos estar incurriendo en un error que puede llegar a ser grave. Vamos a ello.
Objetivos
Puede parecer obvio decir que no se debe ahorrar en las ópticas, pero después de la cámara sin duda es el elemento más determinante (lo que más diferencia una “cámara de verdad” de un móvil). Por eso siempre decimos que la mejor inversión que se puede hacer es en objetivos, porque estos no se devalúan rápidamente como ocurre con las cámaras, con lo que se pueden revenderse en un momento dado (para ello recomendamos no deshacerse de las cajas).
Así, lógicamente, es recomendable no escatimar en este apartado. Por un lado tengamos en cuenta que adquirir una nueva óptica (de mayor calidad, luminosidad o, simplemente, de una focal distinta) puede ser una manera de mejorar nuestras fotos sin necesidad de cambiar de cámara.
Por otro, que siempre es preferible adquirir objetivos de cierta calidad (no necesariamente tienen porqué ser de última hornada) y no empeñarnos en tener un montón de ellos que cubran todas las longitudes focales. Mejor tener lo justo pero de buena calidad, teniendo en cuenta por supuesto que hay muchas opciones posibles, no siempre de la misma marca que la cámara (aunque suele ser recomendable).
Así por ejemplo, si nuestro bolsillo no da para una óptica muy luminosa y/o nítida, podemos optar por alguna tercera marca reconocida (como Sigma y Tamron) que ofrezca un objetivo similar, y de calidad, a mejor precio. Si aún así no nos da el presupuesto, siempre podemos conformarnos con un producto que cubra la misma longitud focal aunque no sea tan buena, pero siempre que asegure una cierta calidad.
Filtros
Son uno de los ejemplos más claros de lo que comentábamos al principio sobre los elementos de una cadena. ¿De qué sirve tener un objetivo supernítido (y seguramente carísimo) si le ponemos delante un filtro barato de baja calidad? Por eso es un ámbito en el que conviene no escatimar porque, evidentemente, no es lo mismo un filtro de diez euros que uno de 100.
Tampoco se trata de ir a lo más caro, porque hay quien ofrece productos de muy buena relación calidad/precio, pero sí que recomendamos siempre recurrir a marcas conocidas y con trayectoria en la fabricación de este tipo de accesorios como B+W, Hoya, Kenko, Marumi o Tiffen.
De todos modos, con la fotografía digital se utilizan menos filtros que antes, así que invertir en una buena calidad de estos (empezando por los que más utilicemos) tampoco debería subir demasiado nuestro presupuesto.
Tarjetas de memoria
Otro ámbito en el que podemos vernos tentados a ahorrar es en el del almacenamiento para las fotos que tomamos, y además con una doble vertiente. La primera tiene que ver con comprar tarjetas de memoria cuyas características no sean adecuadas, la otra se refiere a dónde y cómo comprarlas.
Sobre lo primero, es evidente que si adquirimos una tarjeta de memoria que no sea lo suficientemente rápida estaremos creando un cuello de botella para la transmisión de los datos en nuestra cámara. Esto provocará que se quede colgada cuando le exijamos mucha rapidez, lo cual suele ocurrir sobre todo si disparamos en ráfaga (cosa que no todos los fotógrafos hacen), pero también es algo a tener en cuenta si solemos disparar (como nosotros siempre recomendamos) en formato RAW.
En cuanto a lo otro, hay que tener cuidado con las falsificaciones de tarjetas de memoria que se venden por Internet. Si las compramos de esta manera tenemos que asegurarnos de hacerlo en sitios de confianza, donde estemos seguros de que no nos van a “colar” un producto que se parece al auténtico pero que no lo es y, por tanto, puede no corresponder a lo que prometía y darnos graves problemas de fiabilidad.
Baterías
Otro elemento que se ha convertido en fundamental, sobre todo con las modernas cámaras sin espejo cuyas exigencias energéticas son elevadas. Eso ha hecho que, en muchos casos, se haya convertido en imprescindible hacerse con (al menos) una batería de repuesto para estar seguros de que no nos quedamos sin alimentación en el momento más inoportuno.
Se trata de otro apartado en el que suele haber una fuerte tentación de ahorrar, porque los productos originales suelen ser bastante más caros que los compatibles, entre los que hay multitud de opciones de bajo coste y muy al alcance de la mano.
Sin embargo, seguramente ya tendréis claro que este tipo de baterías, además de durar bastante menos que las originales, pueden tener problemas de seguridad (hay muchos casos de baterías defectuosas que han provocado explosiones y/o incendios). Por eso, este es otro claro ejemplo de que lo barato puede salir caro y conviene no escatimar.
Trípode
Este otro accesorio fundamental para muchos fotógrafos también es un elemento que suele ser susceptible para ahorrarse algo de dinero, toda vez que se pueden encontrar trípodes muy baratos, desde menos de 20 euros, y otros muy caros, de más de 200. De nuevo, como pasa con los filtros, no son iguales los trípodes de un precio que los de otro, aunque a veces sea complicado apreciar la diferencia.
Lo más importante en este caso, además del posible diseño y funciones, es considerar el material del que está hecho el trípode y que determinará dos aspectos clave: su ligereza y su estabilidad. Imaginemos que estamos usando un trípode barato que apenas sujeta nuestra cámara y, en un momento dado, alguien lo golpea y hace que caiga al suelo con nuestra cámara…
Por tanto, hay que investigar bien cuáles son nuestras necesidades y qué modelo las cubriría mejor (de entre las muchas opciones disponibles en el mercado), pero nunca deberíamos escatimar en la compra. En un caso como éste, en el que un buen trípode puede servirnos durante muchos años, deberíamos verlo más como una inversión que como un gasto.
Monitor e impresora
Si nos vemos en la necesidad de comprar un monitor para nuestro ordenador nos daremos cuenta de la ingente cantidad de modelos disponibles, a veces con precios muy atractivos. Sin embargo, si lo vamos a utilizar para tareas fotográficas deberíamos buscar un modelo especial, pues no todas las pantallas están diseñadas para ser utilizadas en la edición de fotos.
Si no somos profesionales quizá no tenga mucha importancia (aunque sí es muy conveniente), pero siéndolo desde luego que es. Y es que la calidad del monitor es la que determina fundamentalmente que lo que vemos en la pantalla sea lo más preciso posible, y esto no hace falta explicar mucho lo importante que es.
Lo mismo para la impresora, otro elemento fundamental para un fotógrafo en el que no conviene ahorrar. Y es que imprimir en la impresora (y el papel) más barata que se pueda encontrar nunca hará ningún favor a nuestras imágenes (ni a nuestros posibles clientes), así que de nuevo debemos tomarlo como una inversión para nuestro negocio.
Otros accesorios
Por supuesto, los apuntados no solo los únicos elementos en los que deberíamos evitar la tentación de optar por lo más barato, aunque seguramente sí sean los más importantes. Quiza también habría que haber incluido las bolsas de transporte, cuya elección también es importante. Además, también podemos hablar de cosas como las tapas del cuerpo de la cámara y los objetivos. Un elemento que puede parecer insignificante pero que, con el uso y el desgaste, puede repercutir negativamente en la limpieza de nuestro equipo si no lo protegen adecuadamente.
Por lo demás, también habría que apuntar algunas otras cosas que no son estrictamente accesorios o elementos fotográficos pero en los que también es interesante no ahorrar. Por ejemplo, sobre todo en el caso de los profesionales, contar con un seguro que cubra las posibles eventualidades que podemos sufrir como fotógrafos (robos, roturas, pérdidas…), o hacernos con accesorios de iluminación, fondos, etc que sean duraderos.
Consejos de compra
Esperamos haberos convencido de que en fotografía conviene no ser tacaños. Pensemos en que esta es una afición (o profesión) que nos va a acompañar siempre (si queremos, claro) así que habrá tiempo para conseguir algún elemento que deseemos. Por supuesto todo depende de cada uno, de nuestra situación, presupuesto y el uso que vayamos a hacer de un elemento en concreto.
Por ejemplo si no le vamos a dar mucho uso podemos conformarnos con algo más económico, pero aún así, nos parece un buen consejo recomendar comprar lo mejor que se pueda pagar. En cuanto a recomendaciones para acertar en vuestras compras, además de estar atentos al Cazando Gangas de los viernes, os recomendamos siempre elegir marcas reconocidas, y desconfiar de los productos ganga que a veces nos ofrecen los portales de e-commerce.
Al hilo de esto hay que apuntar también la necesidad de tener cuidado con dónde comprar, ya que hay que evitar páginas o lugares de poca confianza. Como decíamos al principio, no se trata de desechar las ofertas y/o rebajas sino de comprar elementos de calidad a buen precio y en sitios que nos ofrezcan garantía y una compra segura. Como siempre, esperamos vuestra opinión vía comentarios.
Foto de portada | Hunter Moranville
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