La gran variedad de modelos de cámaras fotográficas que existen en el mercado, entre compactas, bridge, sin espejo y réflex, hace que a veces sea difícil elegir. Hay muchos tipos, con una gran diferencia de tamaños entre ciertos modelos, y muchas veces a la hora de decidirnos sólo pensamos en las diferencias en el tipo y resolución del sensor, cuando hay otras características que también son importantes.
Lo más habitual es ver cómo se discute sobre los sensores Micro Cuatro Tercios, los APS-C y los de formato completo, tratando temas como la calidad de la imagen, el rango dinámico, el rendimiento con luz escasea o los niveles de ruido en altos ISOs. Pero normalmente no se habla mucho de los beneficios que aporta un cuerpo de cámara de nivel profesional.
Se trata de algo que no mejora directamente la calidad de la imagen final. Si acaso la rapidez a la hora de enfocar o disparar, pero no al resultado final de la imagen en un buen montón de situaciones. Y es que hoy por hoy casi todas las cámaras digitales modernas permiten obtener excelentes fotos, pero cuando pagamos más por una cámara de nivel profesional lo estamos haciendo por una serie de funciones o características que no necesariamente contribuyen a obtener mejores fotos sino a lograr una funcionalidad operativa mayor.
Por cierto que cuando hablamos de cámaras de nivel profesional no nos referimos exclusivamente a los enormes modelos con grip incorporado que todos tenemos en mente al imaginarnos a un fotoperiodista. Hablamos de modelos avanzados con orientación profesional cuyo cuerpo está diseñado para aportar una serie de ventajas muy interesantes que nos proponemos listar.
Enfoque y visualización
Se trata de uno de los campos en los que claramente las cámaras más avanzadas ayudan a que el trabajo sea más fácil. Por ejemplo gracias a visores con mayor cobertura, en el caso de las réflex, donde es habitual que los modelos menos avanzados ofrezcan visores con menos del 100% de cobertura del visor, generalmente alrededor del 95%, lo que implica que la imagen final no sea exacta a lo visualizado.
Otra ventaja importante es que, en términos generales, cuanto más avanzada sea la cámara mayor número de puntos y grupos de enfoque ofrecerá, lo que resulta muy útil en muchas situaciones, sobre todo con sujetos en movimiento.
En este sentido, los cuerpos más profesionales también ofrecen un mejor enfoque de seguimiento ya que sus sistemas AF son más sofisticados y al tener más puntos de enfoque tienen mayor capacidad para rastrear objetos. Esto no significa que una cámara “de menor entidad” no pueda tener un sistema muy sofisticado heredado (como suele ser habitual) de un modelo de gama superior.
Velocidad de disparo y almacenamiento
Otro apartado en el que claramente se notan las ventajas de una cámara de tipo profesional es la rapidez que ofrecen, tanto a la hora del disparo como en la posterior grabación de las fotos que realicemos.
En este sentido por supuesto hay que hablar de la capacidad de muchas cámaras profesionales de disparar ráfagas de muchas fotos por segundo. Así, si una cámara para principiantes raramente pasará de los cuatro o cinco frames per second, un cuerpo de nivel profesional fácilmente superará esos niveles hasta llegar a disparar a 20 fps. Esto puede no parecer una gran diferencia, pero si se trata de fotografiar deportes o animales, la divergencia sí que puede ser muy importante.
Asociado a esta característica tenemos también el tema del buffer, que lógicamente también es mayor en los cuerpos profesionales. Así, las cámaras de nivel profesional normalmente pueden hacer muchas más fotos sin descanso que las de menor nivel, en las que llegará un determinado momento que la cámara se bloquee y deje de hacer fotos mientras se escriben los datos en la tarjeta de memoria.
Por último, cuando hablamos de velocidad de disparo no sólo debemos pensar en la ráfaga, sino también en que las cámaras de mayor nivel tienen más zonas y puntos de medición, lo que ayuda también a una mayor rapidez (y precisión) en las tomas.
Almacenamiento por partida doble
Una ventaja evidente de las cámaras profesionales viene dada por la inclusión de una doble ranura para tarjetas. Se trata de una característica que suele estar en la línea que marca un cuerpo profesional y el que no lo es, ya que es algo bastante importante para los fotógrafos profesionales.
Gracias a ello se evita el peligro de que una de las tarjetas de memoria que estemos usando falle (lo que no suele ser habitual), si usamos una como respaldo de la otra. Claro que también ofrece la posibilidad de ampliar la memoria disponible así como almacenar las fotos en distintos formatos; todas ellas características bastante apreciadas por los profesionales.
Comodidad de uso
Un cuerpo profesional suele incluir un mayor número de botones, diales y joysticks, lo que ayuda a un manejo más rápido y preciso, sin que sea necesario perder tiempo buceando entre menús. En las cámaras de tipo profesional encontramos más botones para tareas específicas, como ajustar el ISO o cambiar el modo de enfoque, y ruedas que permiten ajustar los controles de velocidad de obturación y apertura de diafragma de forma individual, muy importante si trabajamos en manual.
Además, este tipo de cámaras también tienen la posibilidad de personalizar los controles y ofrecen modos personalizados, de manera que sea más rápido y fácil acceder a nuestras configuraciones favoritas o ajustar los controles a nuestro gusto personal.
Mejor agarre y resistencia
Sin duda no podía faltar un apartado para hablar de las ventajas en cuanto al agarre que ofrecen las cámaras de tipo profesional. Aunque es cierto que normalmente esta característica se asocia con un tamaño mayor, esto no siempre es así. Lo cierto es que los modelos más avanzados están diseñados para que el agarre sea lo más cómodo y efectivo posible.
Y por supuesto también hay que hablar de la resistencia a los elementos, una característica claramente enfocada a los modelos profesionales, y que raramente se ve en cámaras de principiante. De hecho, como la doble ranura para tarjetas, es uno de los puntos que suelen distinguir un modelo con aspiraciones pro de otro que no lo es.
Desventajas de las cámaras Pro
Después de enumerar las ventajas de los cuerpos más profesionales tenemos que hablar también de sus inconvenientes, porque no sería justo decir que no los hay.
Sobre todo un mayor tamaño y peso (como norma general) y un precio más elevado. En el caso de las cámaras con sensor full frame también hay que apuntar la necesidad de utilizar objetivos específicos que cubran el ángulo de visión de su sensor (más caros y escasos). Todos ellos problemas bastante conocidos pero que ahí están y, por tanto, hay que considerar.
En cualquier caso, podemos decir que las cámaras de nivel profesional permiten un uso más cómodo y eficaz. En algunos casos, y dependiendo de con qué lo comparemos, también suponen una mejora en la calidad de imagen, aunque los beneficios van más allá. Sea como fuere, como fotógrafos somos nosotros quienes debemos sopesar los pros y los contras de cada tipo de cámaras y decidir cuál es la mejor para nosotros.
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