La fotografía puede ser tan satisfactoria como demoledora a nivel personal, sobre todo si nos obsesionamos más con el trabajo de otros que con el de uno mismo. Ser un fotógrafo feliz es posible siempre y cuando sepamos cómo hacer para disfrutar de esta afición y pasión para muchos.
En una reciente conversación surgió el tema de la felicidad. Sobre cómo disfrutábamos haciendo aquello que nos gusta pero también cómo podía afectarnos si no sabíamos manejar algunas situaciones, especialmente si puede que nuestra pasión sea también nuestro modo de ganarnos un sueldo.
El exceso nunca es bueno
Creo que es una máxima para cualquier cosa que nos rodea en esta vida, un exceso de trabajo afecta nuestra creatividad. En la fotografía el exceso llega cuando sólo pensamos en hacer fotos, conocer trucos, mejorar técnica, retocar, adquirir nuevos objetivos,…
Estar todo el día con nuestra mente ocupada en un sólo tema pasa factura, bloqueamos la aparición de nuevas ideas y no tenemos la suficiente claridad para ver ese encuadre, composición o detalle digno de fotografiar. Y si en lugar de hacer estamos retocando es cuando terminamos por agotar nuestra imaginación y procesamos todo por igual, rápidamente llegando incluso al final del día a hacerlo hasta de mala manera.
Disfrutar más de la fotografía es posible si nos "apartamos" de ella con cierta frecuencia. Leer algún libro, ver alguna serie o película (sobre todo si son inspiradoras como algunos ejemplos comentados), hacer deporte o cualquier otra actividad que nos desconecte será beneficioso.
Crítico pero positivo
Posiblemente a la mayoría os haya pasado que tras un tiempo buscando un retrato, una fotografía de paisaje o arquitectónica llegamos a casa, la procesamos, compartimos y al cabo de un par de días ya no nos parece tan buena. Ser crítico es bueno, nos ayuda a mejorar la técnica y nuestro olfato como fotógrafos para encontrar la imagen perfecta, pero serlo en exceso no es bueno. Por ello siempre digo que hay que ser crítico pero positivo.
Seas tú el autocrítico o recibas una por parte de otra persona tómalo siempre como algo para positivo, para mejorar. Incluso si las palabras no son tan agradables como te gustaría. Igualmente, si recibimos algún elogio que sirva como motivación no para ir de sobrados y dejar de crecer.
No compares, aprende
Las numerosas redes sociales y servicios que permiten alojar y compartir fotos en internet son una gran forma de aprender. Usarlos sólo para comparar si las fotos de dichos usuarios son mejores o peores que las nuestras es todo un error. Lo mejor es analizar y aprender de cada una de ellas.
Hay fotografías que pese a un mal enfoque o problemas de iluminación ofrecen composición u otros elementos que nos pueden dar ideas para futuras capturas.
Experimenta
La fotografía es un arte, todo un ejercicio de creatividad. Por ello es importante no perder las ganas de experimentar. Dispara, dispara y dispara. Juega con los diferentes ajustes, ángulos y cualquier otra cosa que se te ocurra. Da igual la cámara que uses o si te apoyas de algún cristal a modo de filtro, reflejos, etc para conseguir imágenes nuevas.
Los resultados puede que sean todos para desechar o por el contrario encuentres alguna interesante de la que puedas aprender algo. Juega con todos los elementos que te rodeen y disfruta del rato que estés haciendo fotos.
Conclusiones
Disfrutar de la fotografía es la única forma de mejorar realmente y conseguir lo que nos propongamos. Da igual si queremos inmortalizar momentos familiares, tener recuerdos de un viaje o ganarnos la vida con ello como profesional. Si no conseguimos ser felices con lo que hacemos no podremos avanzar. Luego, con el tiempo, todo llega. Cada uno tendrá sus propios trucos para disfrutar aún más de la fotografía así que siempre podéis compartirlos con nosotros en los comentarios.
Imagen de portada | Harry Huang En Xataka Foto | Lee friedlander o la influencia inconsciente fotográfica
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