No vamos a entrar en la sempiterna polémica de enfrentar la fotografía en blanco y negro con la fotografía en color porque cada una de las posturas tiene sus defensores y detractores cada uno con suficientes motivos (apreciaciones personales) para no cambiar de opinión, sería una batalla perdida discutirlo.
Lo que quiero es que veamos algunos ejemplos de cómo podemos usar el color para hacer un poco más interesante nuestras fotografías porque el color es sin duda alguna una poderosa herramienta fotográfica.
Antes de seguir y para evitar posibles confusiones aclaro que he usado “color” donde habría que usar “tono” por la sencilla razón de que es un error extendido y asumido, no obstante y para no faltar al rigor vamos a intentar diferenciar los conceptos con un ejemplo muy simple; “Amarillo” sería el tono, el cual puede modularse mediante la saturación que es la intensidad del color y el brillo que lo aclara u oscurece, todo ello conforma el color.
El color en la fotografía es un asunto capital, objeto de muchos y concienzudos estudios. Cuando preparamos una fotografía no podemos dejar nada al azar y mucho menos el tema del color porque es un arma tan poderosa que podemos influir en las personas, en la manera en la que ven y analizan la imagen.
Los colores hablan pero tienen un significado u otro en función del sustrato cultural en el que se encuentran. El blanco, símbolo de vida, paz, pureza…en occidente, lo es de la muerte y la decadencia en muchas comunidades de África, por ejemplo.
Desaturación selectiva
Este es uno de los recursos más usados porque aun siendo sencillo de realizar sus efectos visuales son muy poderosos. Consiste simplemente en dejar una parte de la imagen coloreada mientras desaturamos el resto consiguiendo así centrar la atención sobre la zona coloreada.
Maneras de conseguir este efecto hay varias, una muy sencilla usando Photoshop consiste en duplicar la capa, desaturar (o convertir a blanco y negro más elaboradamente) la capa nueva y usar una máscara de capa para recuperar el color de la zona que queramos.
Falsear los colores
Sin duda otro recurso muy efectivo aunque algo más complejo, no en su realización pero sí en su concepción. Consiste en alterar deliberadamente el color real de un elemento como puede ser el cielo en la fotografía superior. El problema de este método es que es fácil que acabemos con una fotografía tan sumamente irreal que ni siquiera llame la atención por una coloración absurda e inesperada. La fotografía de paisaje se presta a este tipo de manipulación.
En Photoshop tenemos una gran utilidad llamada reemplazar color, a la que se accede desde el menú imagen -> ajustes, que nos facilitará mucho el proceso aunque una manera muy entretenida de conseguir una imagen con los colores falseados es hacer directamente fotografía infraroja.
Quedan expuestas las bases para que experimentemos con las fotografías que guardamos. Sabemos que hay colores fríos y cálidos, que con su presencia en la fotografía pueden dar sensación de frío o calor, pueden hacernos percibir sensaciones positivas o negativas. El siguiente paso os toca a vosotros y vuestra creatividad.
Imaginad que un río puede ser rojo porque con ello lo llenaréis de fuerza o que la sangre que emana de una herida puede ser negra si queréis dotar de maldad al sujeto. Imaginación y creatividad son dos palabras que debemos grabar a fuego en nuestra cabeza si queremos hacer de la fotografía algo especial.
Fotos | DANiMANTiS, Ender079 y cruzz-e de nuestro grupo de Flickr
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