Si te estás iniciando en fotografía, o no tienes muchos conocimientos, es posible que no estés familiarizado con el histograma, un útil elemento para todo fotógrafo pero que, en principio, resulta algo complicado de entender. Por eso, nos proponemos ayudarte a conocerlo a través a unos ejercicios sencillos que te facilitarán una mejor comprensión de este importante elemento.
Como sabréis, y si no para eso estamos nosotros, el histograma es una representación gráfica de los valores de luminosidad de una imagen. Consta de un eje horizontal, donde aparecen las luminosidades del negro al blanco, y un eje vertical que muestra el número de píxeles de cada tono en un porcentaje según aparezcan en la foto.
Gracias a este gráfico es fácil saber si una foto está correctamente expuesta o, por el contrario, si está sobrexpuesta (en cuyo caso las barras estarán mayoritariamente en el lado derecho) o subexpuesta (con las barras situadas mayoritariamente en la parte izquierda), y también podremos conocer cuáles son los colores predominantes.
Sin embargo, es normal que al ver esto en la cámara (cada imagen tiene un histograma único) o en un programa de edición fotográfica nos resulte un diagrama ininteligible, con unos picos de colores que no comprendemos (incluso aunque nos lo hayan explicado). Por ello te proponemos que cojas la cámara y lleves a cabo los siguientes ejercicios, una actividad que cualquiera puede poner en práctica y que seguro te será útil para empezar a entender cómo funciona el histograma.
1. Foto en negro
La cosa no puede ser más fácil: coge la cámara y, sin quitar la tapa del objetivo, toma una fotografía. Una vez hecho, es hora de mirar el histograma para comprobar (si lo has hecho bien) que sólo habrá una única línea en la zona izquierda del histograma.
Si en vez de una foto sin quitar la tapa, hubieses hecho otro tipo de imagen pero tuvieras un gráfico similar en el histograma, con la mayor parte de las barras a la izquierda, eso significaría que la foto está demasiado oscura y sin detalle alguno.
2. Foto en blanco
El segundo ejercicio es justo lo contrario: hay que buscar algo de color blanco y componer de manera que ocupe todo el encuadre. Para lograrlo puedes usar un folio blanco o una pared, aunque conviene sobreexponer (subiendo ISO y/o bajando velocidad) porque de lo que se trata es de obtener una imagen lo más blanca posible.
El resultado, como ya estarás imaginando, será un gráfico donde habrá una sola línea (o un grupo pequeño de líneas) en la parte derecha del histograma. De nuevo, si no fuera una foto a algo blanco, lo que nos indicaría es que la imagen está demasiado brillante o quemada y, otra vez, sin detalle.
3. Escala de grises
Sin mover la cámara del encuadre anterior (es decir, enfocando algo blanco), probaremos a hacer una serie de tomas con velocidades de obturación cada vez más altas, pero sin tocar el resto de parámetros. Con ello obtendremos una serie de fotos en color gris que, a medida que variemos la exposición, irá tendiendo al negro. Por supuesto miraremos su histograma y veremos que la línea (o el grupo de líneas) que en la foto blanca estaba a la derecha se va desplazando gradualmente hacia el lado izquierdo.
4. Fotos de distinto color
La siguiente prueba consiste en hacer varias fotos de colores, llenando el encuadre con algo de un color único y lo más puro que te sea posible. Por ejemplo podemos hacer una toma de algo rojo y amarillo para comprobar que el histograma muestra un grupo de líneas estrechas que serán diferentes para cada imagen.
Una foto completamente roja (y sin dominantes) debería mostrar las líneas ligeramente a la izquierda del centro del gráfico. Y si es amarilla debería tener sus líneas más bien en el lado derecho, a poco más de la mitad del centro. De esta manera, podemos comprobar cómo los diferentes colores se corresponden con distintas posiciones en el histograma y esto nos servirá para tener una mejor comprensión de cómo esta herramienta nos ayuda a interpretar los colores de una imagen.
5. Una última a todo color
La quinta y última prueba consiste en hacer una foto de cualquier cosa, aunque mejor si en la escena hay una gran variedad de colores (podemos usar una imagen que hayamos tomado previamente y que destaque por su colorido). Se trata de visualizar su histograma y fijarnos en cómo se refleja la variedad de colores diferentes de las fotos, con múltiples picos representados en el gráfico.
Si comprobamos que el gráfico tiene una tendencia hacia la derecha, esto será señal de que la imagen es demasiado brillante (probablemente sobreexpuesta); si está volcado en la parte izquierda, es probable que la foto esté demasiado oscura (subexpuesta). En ambos casos (y siempre que éste no sea el efecto que hayamos buscado), esto significará pérdida de detalle en algunas de estas zonas. Por eso, si nuesra cámara permite ver el histograma en directo, ésta será una excelente ayuda para saber si debemos modificar la exposición en consecuencia.
Y esto es todo. Esperamos que después de hacer estas pruebas que, como podéis comprobar, son asequibles para todos, empecéis a entender por fin el histograma, y que éste se convierta en una ayuda en vez de algo difícil de entender.
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