Para muchos entusiastas la fotografía es más que una afición. Es una auténtica pasión. A todos los que formamos parte del equipo de este blog nos apasiona esta forma de expresión. Y estamos seguros de que a la mayor parte de vosotros, nuestros lectores, también. Sin embargo, hay circunstancias en las que la toma de una fotografía puede resultar desesperante, arrebatándonos de un plumazo esa pasión.
Os propongo hacer un esfuerzo para imaginar que queremos fotografiar una mesa iluminada tenuemente por una vela. Encima de ella, además, están colocados varios objetos, no necesariamente cerca de la fuente de luz, y algunos de ellos son oscuros. En este escenario es muy difícil conseguir que tanto la llama de la vela como los objetos más oscuros tengan un nivel de detalle óptimo. Y lo es debido a la presencia de una fuente intensa y puntual de luz que desequilibra la fotografía.
En una sola captura es prácticamente imposible conseguir el efecto que deseamos. Por esta razón, la mejor forma de encarar esta y otras fotografías muy difíciles de obtener en una sola toma consiste en hacer varias instantáneas, de manera que en cada una de ellas retratemos correctamente una parte de la escena. Por supuesto, el encuadre de todas ellas debe ser idéntico, por lo que es imprescindible utilizar un trípode. También es aconsejable disparar sin tocar la cámara empleando el temporizador, un mando a distancia o un cable disparador.
En nuestro ejemplo lo que podemos hacer es ajustar el tiempo de exposición y la abertura del diafragma para fotografiar la vela como queremos, al margen del aspecto de lo demás. Y, después, en una segunda foto, nos cercioraremos de que los demás objetos depositados encima de la mesa queden perfectos, probablemente incrementando el tiempo de exposición, aunque la llama de la vela quede quemada.
Empieza la tarea de edición
Una vez que tengamos nuestras dos fotografías parcialmente correctas, las fusionaremos con una aplicación de retoque fotográfico, como Photoshop o GIMP. El objetivo de este post no es describir con exactitud cómo llevar a cabo este procedimiento, pero lo vamos a describir someramente para que cualquier usuario con unos conocimientos mínimos pueda abordarlo.
Cuando tengamos nuestras dos imágenes abiertas en la aplicación copiaremos una de ellas y la pegaremos encima de la otra, pero de forma que cada una de ellas quede en una capa diferente. Lo ideal es colocar debajo la capa con la imagen que contiene la mayor porción de objetos correctamente expuestos (en nuestro ejemplo sería la que muestra satisfactoriamente los objetos colocados encima de la mesa).
Después, borraremos de la capa superior, que en nuestro ejemplo es la que muestra correctamente la vela, todo lo que nos «moleste», y modificaremos la opacidad de esta capa para poder superponerla a la otra correctamente sin que la oculte. Cuando hayamos conseguido que ambas capas tengan el aspecto apropiado y hayamos asignado a la capa superior la transparencia adecuada, podremos acoplarlas para que ambas se fusionen en una sola imagen. Y habremos terminado.
Por supuesto, este procedimiento podéis llevarlo a cabo utilizando más de dos capas y jugando con total libertad con la transparencia de cada una de ellas. Probadlo y comprobaréis las casi infinitas posibilidades creativas que nos ofrece esta técnica. No es difícil, y estamos seguros de que el resultado os cautivará.
En Xataka Foto | La luz y los modos de medición
Ver 7 comentarios