Si estás empezando en fotografía, muy probablemente ya te hayas dado cuenta de varias cosas que afectan directamente al bolsillo. La primera que ésta no es una afición barata y la segunda que hay muchísimas cosas en las que nos podemos dejar el dinero muy rápidamente. Por ello, del mismo modo que ya te contamos en qué cosas no deberías escatimar, ahora nos proponemos decirte en qué puedes ahorrar.
No hablamos de comprar lo más barato, sino de no caer en la tentación de adquirir elementos y accesorios que en un principio no son estrictamente necesarios para un principiante. Por eso, podemos comenzar con un equipo más o menos básico y luego ir ampliándolo poco a poco, según vayamos viendo nuestras necesidades y de acuerdo al tipo de fotografías que hagamos.
La mejor cámara y objetivos
Tener un buen equipo es ideal, pero para empezar no hace falta una cámara profesional ni mucho menos. Incluso, desde un punto de vista económico puede ser ruinoso si no tienes totalmente claro que vas a seguir usándola a largo plazo. Por eso, lo mejor es hacerse con una cámara sencilla para comenzar.
Idealmente una de objetivos intercambiables (ya sea réflex o sin espejo) y que sea cómoda de usar en modo manual, con varias ruedas o accesos directos a los controles de velocidad, diafragma e ISO. La idea, como ya imaginarás, es que vayas asimilando los conceptos básicos de fotografía, que es lo más importante. Pero nada de comprarte un modelo muy avanzado que te resulte difícil de manejar y, por lo tanto, te sea complicado conseguir buenas fotos.
Accesorios “creativos”
Buena parte del negocio fotográfico está en la multitud de accesorios que existen para hacer miles de cosas. Por eso, es importante conocer cuáles son los accesorios realmente importantes: básicamente filtros, trípode, flash, tarjetas de memoria y baterías de repuesto.
Todo lo demás pueden ser cosas que seguramente no nos van a aportar mucho, o bien van a acabar guardados en un cajón. Por ejemplo, un filtro que ofrezca algún tipo de efecto de desenfoque o similar, lo que no deja de ser un atajo para conseguir algo que, con seguridad, aprenderás a hacer más adelante (con otros medios menos costosos y mayor calidad).
Igualmente, si queremos practicar algún tipo de fotografía que suela requerir de un equipo especializado, siempre podemos empezar con algo básico e ir probando. Por ejemplo, para empezar a hacer fotografía macro no es necesario un costoso objetivo, porque podemos tirar de accesorios baratos; Lo mismo para la astrofotografía, que podemos comenzar a practicar con un barato objetivo de 50 mm.
Presets de Lightroom
Muy relacionado con lo anterior porque no se nos ocurre mejor ejemplo hablando de atajos. Los ajustes prestablecidos de Lightroom son una manera de conseguir resultados espectaculares de forma sencilla, motivo por el cual se han multiplicado los sitios donde los venden. Además, su costo es moderado con lo que la tentación puede ser mayor…
Pero nuestro consejo es no comprarlos. Primero porque por mucho que nos encanten las fotos de ese estupendo fotógrafo que vende sus presets eso no garantiza que nuestras fotos vayan a parecerse a las suyas (hay muchos factores mas allá de los ajustes de revelado). Segundo porque para aprender es mejor partir de cero; o en todo caso recurrir a los ajustes que se ofrecen gratuitamente como punto de partida para aprender a usarlos y crear nuestro propio estilo.
Cursos sin cualificación
Además de vender presets, algunos fotógrafos tratan de financiarse dando cursos de formación sin tener la suficiente experiencia o cualificación. Ciertamente en el ámbito de la fotografía no hay una titulación clara que puede demostrar que alguien está indicado para ofrecer formación, pero debemos tener cuidado con el dinero que gastamos en cursos.
No es que sean desaconsejables, es simplemente que hay que ser selectivo porque cualquiera puede vender talleres o tutoriales de fotografía que sean una pérdida de tiempo y dinero. Por eso, como posibles usuarios, debemos informarnos bien antes de inscribirnos en un curso, no dejarnos llevar por unas fotos bonitas (que a lo mejor ni siquiera son suyas) y asegurarnos de que la persona que imparte el curso tiene los conocimientos y experiencia para que pueda aportanos lo que estamos buscando.
En definitiva, cuando eres nuevo en fotografía te puedes encontrar con muchas tentaciones, en forma de equipos, accesorios, software, cursos… que puede que veas como un atajo al éxito. Y aunque es cierto que te pueden ayudar de algún modo, lo más seguro es que se conviertan en una pérdida de dinero. En fotografía, la mejor inversión está en practicar mucho.
Foto de portada | Ben Eaton
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