¿Cuántas veces os visteis en alguna situación fotográfica que os hizo desear tener uno de esos caros objetivos descentrables? Si os dedicáis habitualmente a la fotografía de arquitectura, seguro que unas cuantas.
Los objetivos descentrables nos permiten corregir la distorsión de la perspectiva, causada por el punto de vista y la inclinación de nuestras habituales cámaras, pues si no mantenemos el plano del sensor o película paralelo al del motivo fotografiado, la distancia será diferente en unos puntos y otros del mismo, y por tanto se plasmarán más pequeños o más grandes en la imagen captada (distorsión). Pero si sólo tenemos la posibilidad de utilizar un objetivo corriente ¡no os preocupéis! Lo podremos “apañar” posteriormente, en nuestro ordenador.
Y le llamo “apaño” porque realmente es lo que es. Toda modificación de los píxeles de la toma original que hagamos redundará en una inevitable pérdida de calidad de la fotografía, especialmente cuando hablamos de este tipo de “estiramientos” para los cuales el ordenador se está inventando un montón de cosas. Pero siempre lo que nos debe importar es el resultado final más que los purismos, así que ante la falta del material apropiado pues podemos hacer esto dentro de unos límites.
Por supuesto, una cámara técnica sería mucho mejor aún, pero voy a ceñirme al caso más habitual: las cámaras digitales convencionales que casi todos tenemos, ya sean compactas, ultrazoom, réflex, etc.
Lo primero que tenemos que pensar es si verdaderamente queremos corregir la perspectiva de nuestra foto, pues muchas veces no sólo es que no haga falta sino que puede ser precisamente parte de la gracia que tiene y si la corregimos nos la estamos cargando. Dicho esto, vamos a suponer que estamos ante el caso de una que sí nos interesa corregir.
Quería también comentar que esto no es nada nuevo o que se haya inventado con la tecnología digital, sino que en analógico se hacía y se hace lo mismo, simplemente inclinando la base marginadora donde colocamos el papel fotosensible, a poder ser con una ampliadora de cabezal que permita movimientos, claro está, si no queremos perder la nitidez por mucho que ampliemos a F/16.
Pues bien, la distorsión de perspectiva es la que podéis ver en fotos como ésta – aunque en este caso he cogido una foto con distorsión vertical y horizontal, para que se vea más claramente, normalmente la que sufrimos y es notable más frecuentemente es sólo la vertical – y para corregirla tenemos varias alternativas, así que vamos a verlas.
<h2>Programa de revelado <span class="caps">RAW</span></h2>
Sin haberlos probado todos, ya que hay muchos, casi me atrevería a decir que cualquier aplicación de revelado de ficheros RAW dispone de un panel de corrección de perspectiva o transformación.
En este panel de Adobe Camera Raw se nos presentan varios parámetros que podemos ir ajustando hasta llegar a eliminar por completo la distorsión de perspectiva, aunque lo más habitual es luchar contra la distorsión vertical, por tanto ese será el parámetro que usaremos más frecuentemente y en muchos casos también será el único.
Ayudarnos de la cuadrícula sobreimpresionada (en el de Adobe se activa con la tecla V) es muy aconsejable, y debemos tener en cuenta que quizá nos haga falta también enderezar y recortar la foto con las herramientas pertinentes (teclas A y C).
<h2>Filtro en Photoshop</h2>
En las versiones más recientes de Photoshop, existe un filtro llamado Corrección de lente que sirve precisamente para esto y también para eliminar la distorsión propia del objetivo: efecto barrilete, viñeteo, aberraciones cromáticas, etc. Digamos que es lo mismo que tenemos en Camera Raw, Capture One, Nikon Capture NX, Canon Digital Photo Professional o similares, pero ya en el programa de retoque (muy útil si no disponemos de un RAW sino únicamente de un JPG).
Al igual que en el caso anterior, es recomendable activar la cuadrícula cuando usemos este filtro, para asegurarnos de que lo estamos haciendo bien.
Hay otras aplicaciones de retoque fotográfico, como por ejemplo GIMP, donde también dispondremos de filtros parecidos a éste.
<h2>Método manual Photoshop</h2>
Este método puede parecer el más tonto, pero os aseguro que más de una vez es el que mejor funciona en cuanto a rapidez y efectividad.
Consiste en utilizar la sencilla pero poderosa herramienta Recortar. Con ella, simplemente seleccionamos un área aproximada inicial del área que vamos a corregir en la foto, o si queréis el total del lienzo para, a continuación, activar el botón Perspectiva de la herramienta que estamos utilizando y ajustar las esquinas con el ángulo adecuado (si nunca lo habéis hecho antes, tendréis que practicar un poquito), para ello recomiendo activar la cuadrícula pulsando Ctrl+’. Después pulsamos la tecla Enter y voilá. Esto se ve mejor en la imagen de ejemplo.
Es muy útil sobre todo para esos casos en los que hacemos una foto de otra foto, de un cuadro, una ventana… en definitiva, cualquier objeto rectangular al que le queramos quitar la distorsión de perspectiva y dejar perfectamente “cuadrado”, aunque nos sirve para muchas más ocasiones si, por ejemplo en el caso de una foto de un edificio o un panorama urbano, simplemente seleccionamos toda la foto y luego movemos las dos esquinas superiores del recorte hacia el interior fijándonos en que el ángulo sea más o menos el de la caída de la perspectiva (ángulo de los edificios).
<h2>Aplicaciones específicas</h2>
Como última opción, existen también programas específicos en el mercado que además de corregir los defectos de la mayor parte de los objetivos comercializados, de manera automática, nos permiten además hacer correcciones de perspectiva de forma más o menos similar al software de Adobe.
El PTLens o el DXO Optics Pro son dos ejemplos bastante buenos, aunque hay unos cuantos más.
En la imagen que he puesto de ejemplo, el resultado final sería algo parecido a esto (la he hecho con un poco de prisa así que no está perfecta):
Tened también en cuenta, que aunque a primer golpe de vista pueda parecer una foto frontal, no es la misma foto que si la hubiese hecho realmente desde una posición frontal, ya que el contenido cambia siempre en función del punto de vista, la focal y el captador que empleemos. Y si no, fijaos en el marco de la figura.
En conclusión, nunca debe darnos pereza el movernos para posicionarnos en el punto de vista más favorable para tomar la fotografía que queremos, ya que de esa manera siempre conseguiremos el mejor resultado, pero si debido a algún obstáculo, la premura de la situación o cualquier otro motivo – el mítico es hacer una foto “frontal” de un espejo sin que la cámara salga reflejada – nos vemos con una foto muy deformada que necesitamos corregir, ya sabéis cómo hacerlo.
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