Porque no precisa la intervención de terceras personas, porque está disponible a cualquier hora y en cualquier lugar, por eso y más, la fotografía de paisajes es uno de los campos más explotados y posiblemente el primer objetivo de todo nuevo fotógrafo.
No obstante y pese a la proliferación de imágenes, el ejercicio de una buena fotografía de paisajes es un desafío considerable que no deberíamos menospreciar si pretendemos obtener buenos resultados.
El horizonte
Uno de los grandes problemas entre los novatos, cuando no el principal, es colocar el horizonte en el centro o cercano a él, siempre, sin discusión posible. No es que no se deba colocar el horizonte en el centro, el error está en hacerlo porque sí, sin explorar la escena antes e ignorando posibles puntos de interés.
Si el cielo merece la pena y está, por ejemplo, cargado de una formación nubosa imponente, no temas en convertirlo en el centro de atención. Baja la línea de horizonte y que el cielo brille con luz propia. Exactamente igual si es el suelo el que se presenta más atractivo. Sube la línea del horizonte y deja que la textura que te ha llamado la atención llene el encuadre.
El primer plano
Otro error común es el de renunciar al primer plano. Hemos de ser conscientes de que no vamos a ser capaces de plasmar en una fotografía exactamente lo mismo que ven nuestros ojos. Mientras la tecnología no nos facilite una suerte de realidad virtual que nos sumerja en una fotografía tendremos que trabajar la escena más.
Introduce un elemento de referencia en el primer plano, con ello conseguirás dotar de profundidad a la imagen. Baja la cámara al suelo y haz pruebas desde ahí.
Busca y usa las líneas
Ocurre muchas veces. Estás en un bosque y crees identificar un encuadre atractivo, haces la fotografía y luego lo que has obtenido es un montón de ramas y arbustos que se entremezclan sin ton ni son, sin un punto en el que centrar la mirada o forma de dirigirla, sin atractivo.
En otro tipo de fotografía, como la callejera, es más fácil centrar la atención sobre un sujeto o suceso. En el paisaje es algo más complicado. Si no encuentras algo sobre lo que centrarte, y aun habiéndolo encontrado, párate antes de disparar, mira la escena como si de un boceto a trazos se tratase. Estudia las líneas y aprovéchalas para conseguir una composición atractiva y guiar la mirada. Líneas en formaciones rocosas, árboles, caminos, nubes... las posibilidades son múltiples.
Contrastes
Otra forma interesante de potenciar el impacto visual de un paisaje es servirse de los contrastes como recurso. Hablo de contraste como concepto global, cualquier contraste es efectivo. Un cielo azul intenso lucirá muy bien con un desierto de un marrón anaranjado. Una escena en la que probablemente hayas pensando al leer "contraste", ¿verdad?
Como os decía, podemos ir más allá y buscar contrastes menos evidentes visualmente pero igualmente poderosos de cara a nuestro cerebro. Se me ocurre, por poner un ejemplo, enfrentar la sensación de suavidad que puede otorgar un cielo lleno de nubes blancas con un terreno árido, agrietado, tal vez, por la falta de agua.
Usa filtros
Os dije que para empezar en la fotografía el uso de filtros no se hace imprescindible pero siempre se agradece poder contar con ellos. En paisajes podemos usar un filtro polarizador para potenciar el azul del cielo y el verde de la hierba o marcar las nubes.
Los filtros de densidad neutra, degradados o no según la necesidad, también nos ofrecerán grandes posibilidades. La idea, al usarlos, es frenar la cantidad de luz que recibe el sensor o la película, para aumentar los tiempos de exposición. Esto nos permitirá conseguir el efecto seda, efecto muy poderoso visualmente usado tanto con el agua como con el movimiento de las nubes.
Fotos | Moyan Brenn | Darren Shilson | Chad McDonald | Kamal Hamid | NeilsPhotography | Nikos Koutoulas
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