El mantenimiento de nuestras cámaras es importante para que nuestro sistema funcione óptimamente y pueda tener una vida útil por mucho tiempo. Así que os presentamos algunos consejos a tener en cuenta para tener nuestro equipo en su máximo de rendimiento para cada sesión fotográfica.
Accesorios necesarios
En el pasado os hemos contado sobre los accesorios indispensables que deben estar en nuestras mochilas de fotografía. Entre ellos, los accesorios de limpieza de cámara suelen ser unos de los más importantes. Éstos suelen ser económicos; a través de páginas como Amazon España se pueden conseguir kits de aseo completos desde los 10€.
Un kit de aseo básico debe incluir: Una bomba de aire, pañuelos húmedos de limpieza de lente, telas de microfibra, brocha para el polvo y líquido de limpieza.
Para hacer un mantenimiento más profundo, además de los elementos de arriba, se pueden incluir tres elementos adicionales:
Kit de limpieza de sensor: Estos kits de limpieza cuentan con varios pinceles de sensor y líquido de limpieza del mismo. La limpieza del sensor no suele ser tan frecuente, por lo que una caja de pinceles y líquido alcanzará a suplir aproximadamente medio año.
Aire comprimido: la potencia de una bomba de aire es suficiente para hacer una limpieza superficial sobre el objetivo. Pero en situaciones donde el polvo y la tierra son más abundantes, será necesario complementar con una lata de aire comprimido para realizar una limpieza profunda tanto en el objetivo como en el cuerpo de la cámara.
Brochas de maquillaje: Este elemento es el más opcional. La gran ventaja de las brochas de maquillaje es su diseño para tratar bien la piel, su trato ante superficies es más delicado que las brochas de cámara que venden en los kits más baratos. Además, las distintas brochas servirán para llegar a zonas de la cámara que las brochas grandes tienen más trabajos; por ejemplo, las brochas diseñadas para el área de los ojos funcionan muy bien para penetrar entre las hendiduras más estrechas de la cámara.
Mantenimiento en estudio
Los fotógrafos que pasan la mayor parte de su tiempo en estudio tienen la principal ventaja de tener un espacio de menor riesgo de contaminación de la cámara y la óptica. Si bien al hacer fotografía de salpicaduras, usar humo y otros sistemas de partículas pueden generar contaminación en el sistema, es más fácil prever estos elementos para proteger debidamente la cámara o estar a distancias de seguridad.
El mantenimiento general del cuerpo de la cámara es óptimo realizarlo una vez al mes. Para éste, lo primero que se requiere es liberar el interior de la cámara de todo el polvo que pueda estar dentro. En esta ocasión será necesario usar el aire comprimido para hacerlo de manera efectiva. Una vez esté libre de partículas, es necesario limpiar el sensor con el kit de limpieza de sensor. Tras esto, podemos darle una limpieza general al cuerpo, usando el aire comprimido para eliminar las partículas de las hendiduras de la cámara.
Los objetivos que utilizaremos en cada sesión tienen dos tiempos de limpieza. Una vez al mes se puede limpiar profundamente eliminando las partículas de polvo y luego limpiando el cristal con paños de limpieza o con líquido de limpieza y microfibra. Sin embargo, por cada sesión conviene limpiar el polvo tanto del frontal como del lente trasero del objetivo. Esto evitará manchas sobre las imágenes que capturemos.
Mantenimiento en localización
Dependiendo de las condiciones climáticas, el trabajar en localización requerirá que hagamos un mantenimiento más dedicado. Si solemos trabajar mucho en exteriores, el mantenimiento profundo debe hacerse mínimo cada 15 días; teniendo en cuenta que no trabajemos en lugares con mucho polvo y humedad. En estos casos, contar con una lata de aire comprimido por sesión será de mucha utilidad.
Cuando las condiciones son más hostiles para la cámara, hay que tener en cuenta más precauciones. Lo primero es cuidarse de condensaciones de humedad en los cristales. Esto suele ocurrir cuando hay una variante entre temperaturas, por ejemplo tomar fotos en exterior durante invierno y entrar a un local como una cafetería; el objetivo puede empañarse, porque el cristal frío condensa el vapor húmedo del local. También ocurre pasando del calor al frío también y, si es un frío extremo, puede cristalizar y quebrar el cristal.
Para el control de la humedad es de utilidad con guardar bolsas de gel de sílice en nuestras mochilas de cámara. Esto absorberá la humedad y evitará la producción de hongos. Si vemos que se está produciendo condensación sobre el objetivo, es importante dejar que las ópticas se aclimaten e ir eliminando la condensación con un paño de microfibra seco.
Si se ha trabajado en condiciones de mucho polvo o mucha humedad. Al finalizar el día de trabajo es importante darle una pasada de aire comprimido y una limpieza superficial por el interior del cuerpo de la cámara y al objetivo. De esta manera evitamos que se generen condensaciones internas o cúmulos de polvo.
Durante las sesiones en este tipo de ambientes, es importante estar utilizando la brocha y la bomba de aire cada descanso posible. Evitar partículas sobre el objetivo es importante para una toma limpia. Las situaciones más hostiles harán esta labor más difícil, pero una limpieza rápida ayudará a obtener mejores imágenes.
Foto inicio | Alexander Andrews