Con el alto precio que tienen algunas de las cámaras fotográficas hoy en día no es de extrañar que haya quien recurra al mercado de segunda mano para ahorrarse un buen dinero. Una idea que puede ser muy buena, o no tanto, dependiendo de la suerte pero también de que elijamos bien. Para ello, ahí van nuestros trucos para acertar al adquirir una cámara usada.
Gracias a ello, evidentemente, podemos ahorrarnos mucho dinero, sobre todo teniendo en cuenta que el actual ritmo de lanzamientos en este mercado hace que las cámaras se deprecien muy rápidamente. Así, dependiendo de la antigüedad, se pueden comprar cámaras usadas con descuentos más que considerables, que pueden llegar incluso al 80%.
Pero claro, al ser de segunda mano corremos una serie de riesgos que vamos a intentar minimizar con los siguientes consejos:
Fíjate en el aspecto externo
Lógicamente, lo primero es el exterior, por lo que el primer consejo es fijarnos bien en el aspecto externo de la cámara que estemos pensando comprar. Debemos asegurarnos de que no tenga arañazos o ralladuras importantes en su cuerpo, algo que podría denotar un mal uso o, incluso, que el modelo ha sufrido alguna caída o golpe.
La agitaremos para comprobar que no haya elementos sueltos o ruidos extraños en el cuerpo y revisaremos el aspecto de todos y cada uno de sus botones y controles, comprobando que todo parece correcto. Esto sólo será una primera inspección, más tarde veremos si todos estos componentes funcionan.
Además de fijarnos en su aspecto, hay que tocar todas las ruedas y botones y abrir todas las tapas y/o compartimentos de la cámara
También comprobaremos que el flash integrado (si lo tiene) salta y se repliega sin problema al pulsar el botón correspondiente, que las ruedas de modo y demás giran suavemente, que la pantalla se pliega y despliega (si es el caso) de forma adecuada y que las diferentes tapas se abren y cierran sin problemas.
Del mismo modo chequearemos que las gomas que pueda tener (por ejemplo en el visor) están en buen estado y no se despegan con facilidad, y que los conectores no estén obstruidos o tengan pines rotos. También revisaremos que los tornillos no muestren síntomas de que la cámara se ha abierto; y si así fuera, preguntaremos cuál fue el motivo.
El hecho de que no nos haya avisado podría ser motivo de desconfianza, pero si nos aporta la factura de un servicio de reparación oficial podremos confiar que todo está bien, además de hacernos una idea de qué es lo que se reparó (y tal vez podría volver a fallar).
En cuanto al compartimento de la batería y/o tarjeta(s) hay que extraer el elemento que sea, mirar que el interior esté correcto (sobre todo que no haya signo alguno de posible corrosión) y volver a insertar la batería y/o tarjeta asegurándonos que todo encaja de forma suave.
Por supuesto también debemos comprobar el objetivo, si es que lo incluye, pero de este punto hablamos más en profundidad en el siguiente epígrafe. De momento, vamos a extraerlo y fijarnos en la bayoneta de la cámara, su sensor y/o obturador y asegurarnos de que todo tiene buen aspecto, sin demasiado polvo ni suciedad ni, por supuesto, rajas o roturas de algún tipo. Si es réflex, más tarde (cuando la encendamos) procederemos a subir el espejo para ver el sensor con un poco más de detalle.
Por último, antes de encender la cámara hay que asegurarnos de que están todos los elementos (aparte de cámara, objetivo y batería) que debería tener incluidos; es decir, la correa, el cargador de la batería, las tapas de cámara y objetivo, el manual de instrucciones y los cables para transferir datos de la cámara al ordenador.
Ojo con el objetivo
Lo hemos dejado aparte por su importancia y porque de esto ya hablamos hace algún tiempo, pero por supuesto vamos a repasar los elementos más importantes que tenemos que tener en cuenta al comprar un objetivo de segunda mano (venga o no con una cámara). Lo primero, una vez más, será fijarnos en su aspecto externo para intentar saber en qué estado está.
Hay que mirar a través del objetivo para comprobar que las lentes están en buen estado, libres de hongos y sin excesivo polvo o suciedad
Ciertamente, que una óptica esté perfecta de aspecto no implica necesariamente que esté bien interiormente, pero también es verdad que si presenta algún tipo de desperfecto es bastante posible que el trato recibido no haya sido el mejor, por lo que cuanto mejor esté, más seguridad tendremos.
En cualquier caso, en una primera inspección debemos mirar bien el objetivo, fijarnos en los tornillos para saber si se ha abierto en un momento dado y comprobar todos los anillos y botones que pueda tener. Especial atención al anillo de zoom (si es el caso) y al de enfoque que deben ir suaves y con un movimiento fluido que denote un giro adecuado, sin que nada impida accionarlos.
Si también tiene un anillo de diafragmas, debemos girarlo, comprobar que se para en todos los valores y, mirando a través del objetivo, nos fijaremos cómo se abre/cierra el diafragma (en los objetivos que esto sea visible, que no siempre lo es).
Ya que hemos hablado de mirar por el objetivo es el momento de hacerlo con detalle para comprobar la óptica. Para ello es ideal hacerlo en un sitio con buena luz, y si no es el caso utilizar una linterna (como la del móvil) para observar posibles deficiencias en las lentes del objetivo (tanto por la parte delantera como, especialmente, en la trasera). Sobre todo debemos descartar arañazos, suciedad excesiva y otras imperfecciones, y por supuesto los temidos hongos que pueden aparecer en objetivos que no se han conservado en buenas condiciones.
Por último, no debemos olvidarnos de comprobar que la tapa del objetivo encaja correctamente y no se cae fácilmente, y que la rosca para filtros está en buen estado. Si una óptica tiene mucho uso es posible que esto esté deteriorado y sea difícil enroscar los filtros, así que conviene probarlo con uno. Por eso es recomendable llevar uno propio de la medida adecuada para ver que no hay problema, como también es interesante llevar nuestros propios objetivos (si tenemos alguno compatible) para comprobar que funcionan en la nueva cámara.
Comprueba que funciona
Ha llegado la hora de encender la cámara y ver que todas las impresiones sobre el aspecto se corresponden con un correcto funcionamiento. Es el momento de probar absolutamente todos los botones y ver que funcionan y no hay ninguno que haya dejado de hacerlo. Comprobaremos también que la pantalla se encienda correctamente y navegaremos por los menús en busca de algo extraño.
Por supuesto, hay que encender la cámara y realizar todo tipo de pruebas con distintos ajustes para asegurarnos de que la cámara no tiene problemas importantes
Ya asomados al visor comprobaremos que se ve correctamente, que no hay polvo o suciedad en él y que el ajuste de dioptrías funciona bien. A continuación probaremos el enfoque, tanto el manual como el automático tanto en modo sencillo (enfoca y bloquea el enfoque) como en modo continuo, así como el funcionamiento de los distintos puntos de enfoque.
También probaremos las distintas distancias focales que ofrezca el objetivo y haremos fotos en ellas probando una misma toma con el diafragma más abierto y el más cerrado que podamos (con ello de paso estaremos probando que objetivo y cámara se comunican sin problema).
Será el momento de disparar con distintas velocidades de obturación, desde la más rápida que tenga la cámara (que podría ser 1/2.000 seg) hasta la más lenta (normalmente 30 segundos) y también el modo Bulb. También es importante disparar con la ráfaga en su máxima velocidad para ver que todo es correcto (y de paso hacernos una idea de lo que nos va a ofrecer el modelo).
Por supuesto todas las fotos que hagamos habrá que revisarlas para comprobar que no hay sorpresas ni cosas raras y que la calidad de las fotos es la esperada. Para ello puede servir la pantalla de la cámara ampliando las fotos al máximo, pero lo ideal sería tener a mano un portátil para verlas en detalle (muy recomendable sobre todo si la cámara, aun siendo usada, tiene un precio alto). Por otro lado, también es crucial estar muy atentos al sonido que emite la cámara, porque es algo que nos puede dar muchas pistas de que algo no va bien.
También probaremos que se puede disparar sin objetivo montado y, si se trata de una réflex, buscaremos en el menú la opción para que se levante el espejo y podamos inspeccionar visualmente el sensor para asegurarnos de que no haya polvo o suciedad excesiva. Para esto también ayuda mucho realizar una prueba muy recomendable: se trata de disparar al cielo con enfoque a infinito y un diafragma muy cerrado (a partir de ƒ11) y comprobar después la foto ampliándola al 100%.
Otra prueba similar que también conviene hacer es disparar con la tapa del objetivo puesta y con la cámara en su sensibilidad mínima (normalmente ISO 50, 100 o 200) para comprobar que la imagen resultante es negra y no tiene píxeles de color (lo que significaría que el sensor tiene píxeles defectuosos).
Más pruebas a realizar serían comprobar que el flash incorporado (si es el caso) funciona correctamente y las fotos resultantes están razonablemente bien (hay que recordar que este tipo de flashes no tienen mucho alcance), y también realizar algunos vídeos cortos para ver que tampoco hay problemas, visualizándolos posteriormente para asegurarnos de ello.
Por último, un tema importante a verificar es el de la batería. Es algo quizá complicado pero al menos deberíamos poder comprobar (si podemos) que, al conectarla a la red eléctrica, empieza a cargar sin problemas. Además, si hacemos todas las pruebas que hemos dicho nos llevará un rato en el que, evidentemente, estaremos haciendo uso de la batería; por eso, es interesante fijarnos en el porcentaje de ésta al empezar para ver cuán rápido se descarga y asegurarnos de que no lo hace de golpe (más tarde será el momento de comprobar que la batería se carga completamente en un tiempo adecuado).
Chequea su vida útil
Para estar seguros de que una cámara nos va a durar, es crucial comprobar cuántos disparos tiene su obturador, un elemento sensible que como contamos en este artículo tiene fecha de caducidad. Por eso, es importante saber cuál es la vida media del obturador del modelo en concreto que queremos y cuantos disparos tiene la que nos disponemos a adquirir.
La vida media de un obturador de una cámara está entre los 50 mil disparos de un modelo de entrada a los 500 mil de una cámara profesional
La cifra media suele ir de los 50 mil disparos de una réflex o sin espejo de gama baja, a los 500 mil de una de tipo profesional, aunque no es algo fácil de saber porque los fabricantes suelen guardar el dato en secreto. Así, para investigarlo podemos buscar en sus especificaciones (en el manual de instrucciones o en la web del fabricante) o recurrir a páginas como la de Oleg Kikin que tiene una base de datos orientativa con un montón de cámaras.
Sepamos el dato global o no, lo que sí es crucial es conocer los disparos que haya hecha la cámara en concreto que vamos a comprar. Esto se lo podemos pedir al vendedor o, mucho mejor, comprobarlo nosotros mismos in situ con el portátil, haciendo una foto y accediendo a sus datos EXIF en Photoshop u otro software que nos dé el dato, o bien subiendo la imagen directamente a servicios como Camera Shutter Count o Shutter Counter.
Así, por ejemplo una cámara que tenga quince mil disparos estará en buenas condiciones, mientras que si ya tiene cien mil podría estar a punto de estropearse (y se trata de una reparación cara) salvo que se trate de un modelo profesional, donde este componente está fabricado con mejores materiales y tiene una vida útil muy superior.
De todos modos, hay que tener en cuenta que un obturador sufre de diferente forma dependiendo del uso que se le haya dado a la cámara. Así, si se realizan muchas series de fotos en ráfaga o exposiciones muy largas este elemento puede haber sufrido más a pesar de que el número de disparos no sea alto.
Otro caso es que la cámara se haya utilizado para hacer vídeo o timelapses, de modo que el número de disparos puede ser bajo y, sin embargo, probablemente tanto el obturador como el sensor han sufrido bastante más (y se pueden haber producido hot pixels, es decir, píxeles que se estropean) que si solo se hubiera usado para hacer fotos.
¿Dónde comprar?
Por lo tanto, al adquirir una cámara de segunda mano es importante saber qué uso se le ha dado. Y con eso entramos en un terreno delicado sobre dónde y a quién es mejor comprar. Es un tema complicado, sin duda, en el que tenemos que plantearnos una difícil elección: O tener garantía al comprar a una tienda a cambio de pagar un precio más alto, o comprarla a un particular a un precio más bajo pero arriesgándonos a que algo vaya mal a posteriori.
Hay muchas opciones, pero la elección se limita a comprar más caro pero con garantía o arriesgarnos a cambio un precio menor
Y es que, incluso aunque el vendedor fuera un buen amigo fotógrafo que sepamos que ha cuidado la cámara y no la ha usado demasiado (y encima nos la deja a muy buen precio) nada nos garantiza que no vaya a tener un problema en un momento dado. No digamos si se trata de un vendedor totalmente desconocido que, incluso, podría estar vendiéndonos material robado.
Por eso quizá es mejor elección comprar la cámara en una tienda de segunda mano, donde nos ofrezcan una garantía por si la cámara tiene algún problema (además de asegurarnos que la venta es legal). Por supuesto mejor si se trata de una tienda de fotografía que una de productos de todo tipo, porque seguramente en la primera nos la venderán tras haber realizado una inspección y/o puesta a punto de la cámara.
Hay también una opción muy interesante que ofrecen algunos fabricantes. Se trata de páginas web donde venden modelos reacondicionados, es decir cámaras de segunda mano que han sido revisadas por el servicio técnico de la marca y además conservan la garantía de venta, lo que siempre es una seguridad.
Si aún así nos decantamos por la compra a un particular, existen muchas posibilidades. Desde adquirirla en un mercadillo hasta contactar a través de algún anuncio en revistas, redes sociales, aplicaciones de venta entre particulares (como la conocida Wallapop) o foros de usuarios de las distintas marcas.
Si el vendedor está lejos tendremos que confiar en lo que nos diga y no podemos probar la cámara tal y como os hemos contado, lo que no resulta muy recomendable. Sin embargo, con los foros y las apps de objetos de segunda mano es muy posible que podamos realizar la compra quedando con el vendedor y realizar todo el trámite descrito para asegurarnos de que lo que compramos está en buen estado.
No tendremos garantía de que la cámara no deje de funcionar a los dos días, pero si hemos tenido las precauciones indicadas y tenemos suerte, podría ser un auténtico chollo. Por ejemplo hay veces en las que alguien se compra una cámara y la vende seminueva porque descubre que le queda grande o que ha sido un capricho innecesario. También hay otros en los que se venden modelos en buen estado porque el fotógrafo, ávido de novedades, quiere hacerse con una cámara mejor.
Si compramos a un particular, es importante poder hacer todas las pruebas comentadas con la cámara para tener cierta seguridad con lo que estamos comprando
De cualquier manera, en todos los casos de compra a particulares conviene tomar algunas precauciones adicionales: evitar las ofertas con precios excesivamente bajos que pueden esconder una estafa, y desconfiar de los anuncios sin fotografías, con descripciones pobres e impersonales, con erratas o datos de contacto sospechosos.
Una buena medida es ponernos en contacto con el vendedor y preguntarle algún detalle adicional o pedirle más fotos; desconfía si el vendedor se muestra reacio a contestar y a facilitar estos datos, y también si, a pesar de no estar físicamente lejos, no quiere quedar para la venta y sólo está dispuesto a enviarlo previo pago. En ese caso podemos proponerle un pago en dos plazos, el 50% antes de recibir la cámara y el resto después, una vez pasado un tiempo prudencial para asegurarnos de que todo está correcto.
Con esto hemos acabado con nuestros consejos para comprar una cámara de segunda mano aunque, como siempre, os invitamos a participar con vuestros comentarios porque estamos seguros que vuestra experiencias y consejos pueden aportar aún más al artículo.
Foto de portada | shankar s.
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