A la hora de fotografiar fauna salvaje, no sólo cuenta conocer bien la técnica fotográfica. Los verdaderos fotógrafos de naturaleza estudian concienzudamente cada especie que fotografían. En general, un fotógrafo de naturaleza es además un naturalista convencido, y por ello (en teoría) jamás sacrificaría el bienestar de los animales sólo por obtener la foto soñada. Incluso las asociaciones de fotógrafos de naturaleza desarrollan códigos éticos que obligan a cumplir a sus socios.
Estas medidas no sólo protege la dignidad y libertad de los animales en su entorno, sino que ayudan a mejorar la seguridad del fotógrafo, frente a especies que al ver su territorio invadido pueden reaccionar violentamente.
Aún así, ni los mejores fotógrafos están libres de peligro. Todos recordamos el dramático caso de Michio Hoshino, que fue asesinado por un oso mientras fotografiaba esta especie en el Lago Kurilskoya , Rusia en 1996. La siguiente fotografía, fue un hoax que se propagó como si fuera real por la red en base a estos hechos reales, pero reproduce la situación que podría haber vivido Michio.
¿Cuáles son los límites?
Recientemente la fotógrafa británica Heather Angel presentaba una reflexión sobre la profesión de fotógrafo de naturaleza y el riesgo que la acompaña. La fotógrafa cuestiona la posibilidad de invadir el territorio de animales salvajes peligrosos partiendo del ejemplo de las 3 últimas muertes de fotógrafos, uno en Svalbard por un oso polar, y otras dos muertes por tiburones en Seychelles. Lo que manifiestan artículos como este, es que los fotógrafos de naturaleza llevan años discutiendo cuales son los límites asumibles y deseables.
Los fotógrafos de vida salvaje suelen tener impulsos irresistibles por fotografiar animales peligrosos, pero para ello hay que estar bien informado y comportarse de forma responsable. Un ejemplo de esa falta de responsabilidad la tenemos en el video que acompaña a este artículo, en el que una serie de turistas acosan a un bisonte en el parque de Yellowstone, hasta que lógicamente reacciona ante lo que considera una invasión de su territorio.
Evidentemente éste es un ejemplo extremo, protagonizado en este caso por turistas irresponsables y no por fotógrafos profesionales. Pero nos ayuda a hacernos una idea de lo importante que es establecer unos límites, sobre todo en un momento en el que la fotografía es más popular que nunca.
Si estáis cazando fotografías de vida salvaje en un entorno natural, nunca debéis olvidar la razón por la que a este tipo de fauna se le llama "vida salvaje". A continuación os enumero algunos consejos que no están especialmente enfocados a la técnica, sino a la actitud que debemos tomar ante este tipo de actividad:
Solicita los permisos necesarios
En ciertas zonas la actividad de fotografía de especies silvestres está regulada y es necesario pedir permiso. Tenemos que informarnos bien antes de acudir a un parque natural, y determinar en qué condiciones lo podemos hacer.
Esto es especialmente importante cuando accedemos a espacios protegidos y sobre todo si queremos "plantar" un hide. En España, según establecen las normativas estatales y autonómicas, es necesario estar en posesión de una autorización para llevar a cabo cualquiera de estas actividades:
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Captura científica de animales de la fauna salvaje
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Fotografía/filmación/observación de especies protegidas
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Actividades deportivas que pueden afectar a la fauna
Integrarse con el paisaje
No es recomendable llevar ropa llamativa ni perfumes que nos puedan distinguir de las cualidades naturales del lugar. En general, es mejor estar camuflados y pasar desapercibidos. Para ello, no hay que usar tejidos que al rozarse hagan demasiado ruido, y proteger el trípode con gomaespuma para no producir choques con otros objetos de nuestro equipo (sobre todo si estamos metidos dentro de un hide).
Mantenerse quieto y a la espera
Este tipo de fotografía requiere muchísima paciencia. La mejor forma de ver animales salvajes es dejar que se acerquen. Por ello, es preferible encontrar un lugar cómodo y parcialmente oculto que disimule tu presencia. Cuanto más tiempo consigamos estar pasando desapercibido, mayor probabilidad tendremos de que ciertas especies se acerquen sin sentirse amenazadas. En este punto, hay que informarse bien de la distancia mínima de seguridad que nos garantizará no correr peligro frente a ese especie.
Utiliza tu oido
El oído es el sentido que más se utiliza a la hora de encontrar fauna. Es conveniente educarlo para captar cualquier indicio de que la especie que buscamos está cerca: ramas que crujen, aleteos, llamadas a otros miembros de la misma especie, etc. También nos ayudará a distinguir unas especies de otras.
Fotografiar con los dos ojos abiertos
Este es un consejo que dan algunos fotógrafos de fauna. Captar ese momento que nos dará la fotografía buscada es un proceso muy rápido, de modo que abriendo los dos ojos nos podríamos anticipar a alguna escena inminente. Además, nos mantendrá más en guardia frente a especies peligrosas. En este punto, se da por hecho que nos hemos informado bien acerca de la especie a fotografiar y por ello seremos capaces de anticipar su comportamiento.
El uso del flash
El problema de esperar que determinada especie se decida a situarse frente a nuestro hide, puede provocar que la fotografía no la tomemos en la mejor hora. Por ello, a veces podría ser deseable usar el flash con el objeto de eliminar sombras indeseadas. Es evidente, que ciertas especies y ciertas potencias del flash pueden ser incompatibles.
El teleobjetivo
Si nos tenemos que mantener a una distancia de al menos 100m del animal, necesitaremos un buen teleobjetivo. Hablamos de focales superiores a los 300mm y convertidores de focal. Además, debe ser muy luminoso, ya que para congelar al sujeto necesitaremos tiempos de exposición relativamente cortos (del orden de 1/500 o menos). Y por supuesto disparar desde un trípode para evitar las trepidaciones.
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