La Ley de Murphy también se aplica a la fotografía, y estoy seguro que a todos os ha pasado que habéis necesitado un trípode justo el día que decidisteis dejarlo en casa u olvidaste cargar con el.
Pero no hay que preocuparse, siempre hay consejos que pueden venir bien, tanto para estabilizar la cámara de una manera diferente, como para configurar los mejores parámetros cuando no podemos estabilizarla. Vamos a verlos:
Estabiliza la cámara de otra forma
Hay muchas formas de estabilizar la cámara sin tener que utilizar un trípode, aunque claro, todo depende de los elementos con los que cuentes en ese momento y de tu entorno.
Puedes utilizar elementos como barandillas, papeleras, postes, etc... y por supuesto tu mochila, un jersey o cualquier tipo de elemento que te permita usarlo como base para tu cámara.
Si no tienes nada a tu alrededor, ni puedes apoyar la cámara, quizás te interese echarle un ojo a estas Seis formas de coger la cámara para evitar fotos movidas u a otras técnicas sencillas y soluciones caseras, como usar un tornillo y una simple cuerda, para ayudarte a estabilizar el conjunto.
Por último recuerda, que si no tienes la cámara bien estabilizada, es mejor usar un mando a distancia o el temporizador interno, configurado en dos segundos por ejemplo, que hará que muevas menos la cámara en el momento de pulsar el disparador.
Activa el estabilizador
Otra ayuda evidente que puede ofrecernos la cámara o el objetivo que estemos usando es el estabilizador de imagen. Si vemos que no vamos a poder estabilizar de forma adecuada la cámara, nada mejor que hacer uso de la tecnología, y el estabilizador óptico o mecánico, puede sernos de gran ayuda.
Nos va a permitir poder disparar a velocidades más bajas de las que necesitamos realmente según la distancia focal y la entrada de luz que estemos permitiéndo, por lo que el estabilizador, si hemos olvidado el trípode, siempre activado.
Abre el diafragma al máximo
Si no tenemos la cámara estabilizada y vamos a hacer fotos con poca luz, es evidente que tenemos que dejar entrar más luz al sensor. Al no poder usar velocidades de obturación lentas, tendremos que optimizar la configuración para que entre la mayor cantidad de luz posible.
Para ello, deberíamos abrir el diafragma lo máximo que nos permita nuestro objetivo, siempre tendiendo en cuenta que nos repercutirá en la profundidad de campo, reduciéndola de forma considerable, por lo que ojo con las fotos en los que el punto de enfoque sea cercano y no al infinito.
Sube la sensibilidad del sensor
Una vez que permitimos entrar la máxima cantidad de luz que nos permite el objetivo, también podemos exprimir al máximo al sensor si vamos a trabajar en condiciones de luz delicadas y no tenemos trípode a mano.
Deberíamos subir la sensibilidad al máximo, siempre conociendo las limitaciones de nuestra cámara, para no arruinar la toma con el ruido que nos pueda producir. Para ello, siempre es buena cosa conocer el ISO máximo al que nuestra cámara puede trabajar sin comprometer la calidad.
Mejor angular que tele
Es evidente que cuanta mayor distancia focal usemos, más velocidad nos hará falta para congelar un instante. Si no tenemos trípode y no podemos estabilizar la cámara, esto será un problema.
Por tanto, si nos vemos comprometidos con la velocidad de disparo, siempre es mejor usar objetivos y posiciones más angulares, que nos van a permitir disparar más despacio que las posiciones largas o los teleobjetivos.
Es preferible usar un angular y recortar a posteriori la imagen, que usar un tele para que el encuadre sea bueno pero que al final la foto salga trepidada porque no pudimos estabilizar la cámara y disparamos a una velocidad insuficiente.
Así que nada, espero que os sirvan los consejos y que Murphy no haga de las suyas la próxima vez.
Fotos | Ross Berteig · Javier Pais
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