Gary Fong es un fotógrafo con suerte. Puede que no lo parezca si nos atenemos únicamente al hecho de que a principios de este año perdió su casa de Kelowna, en la Columbia Británica canadiense, por culpa de un incendio que la redujo a cenizas. Pero la perspectiva cambia si tenemos en cuenta que tiene dos gemelos de 3 años, y que toda la familia salió indemne de este siniestro debido a que no estaban en casa en el momento del incendio.
Sin embargo, ellos no fueron los únicos que se salvaron. Fong había sido previsor y había colocado los discos duros en los que almacena sus fotografías (como he mencionado al principio del post, es fotógrafo profesional) en el interior de un bloque de hormigón, que, al parecer, fue lo único que quedó en pie después del incendio. La pérdida fue muy grande, no cabe duda, pero al menos pudo reanudar su labor profesional sin dar por perdido todo su trabajo (recordemos lo caro que le ha salido a un fotógrafo de bodas de Sevilla haber perdido las instantáneas del enlace de una pareja).
Después de esta experiencia Fong confirmó sus sospechas: los bloques de hormigón representan una forma sencilla, barata y eficaz de preservar los discos duros en los que guardamos nuestras valiosas fotografías del fuego. Solo tenemos que introducirlos en su interior, cuyos compartimentos son lo suficientemente grandes como para que quepan varios discos duros, y «taponarlos» utilizando otro bloque de hormigón.
Dependiendo de su acabado, cada uno de los bloques puede costarnos entre 1 y 3 euros, por lo que por menos de 6 euros lo tendríamos resuelto. Es posible que no sea la solución idónea para incendios catastróficos, de esos que provocan el colapso de un edificio, pero por tan poco dinero merece la pena tenerlo en cuenta. Además, dos bloques de hormigón colocados en una esquina de nuestro estudio fotográfico no tienen por qué molestar demasiado.
Vía | PetaPixel
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