Aunque no es un tema que yo haya practicado en exceso, si que es cierto que algunas veces dentro de mi estilo de fotografía de calle he tenido que entablar cierta conversación para conocer mejor los parajes que visito. Dentro de los fotógrafos de viaje, el retrato fotográfico es algo muy importante.
A la hora de hacer retratos en nuestros viajes, lo importante es no caer en las soluciones fáciles y carentes de emoción y sentimiento. Pueden existir errores de principiantes que si no se arreglan desde principio nos llevaran a fotografías que serán meros reflejos de nuestros viajes, o lo que es lo mismo, lo que podría ser las fotografías turísticas típicas. Aquí os dejo unos primeros pasos importantes que tenéis que tener en cuenta para comenzar, y que al menos a mi siempre me han funcionado, al igual que a otros colegas que se dedican más a este tipo de fotografías:
Elije el equipo adecuado
Como he comentado en muchos momentos, el disponer de un gran número de opciones nos hace siempre acabar usando las cosas que nos facilitan todo técnicamente. Aunque esto parece lo mejor, sencillo y más obvio si hablamos de forma técnica, esto es justamente lo que queremos evitar... Nosotros tenemos que ir más allá (como contaré en un punto posterior). Nuestra idea no es tener que hacer una foto o conseguirla sea como sea. Esto quizá va más encaminado al terreno fotoperiodístico y de urgencia, no algo más teórico y fotográfico de verdad.
Por tanto, mi consejo es escojamos una opción y vayamos con ella en todo momento. En este tipo de fotografías, el retrato psicológico es lo que tenemos que buscar. En él tenemos que conseguir entrar en la persona que estamos fotografiando, conseguir sacar todo su lado humano, y todo aquello que lo describe. En definitiva, debemos usar un objetivo que nos permita sacar una conexión del lado psicológico de la persona junto con su parte externa. Para conseguir esto mi recomendación no es otra que usar focales cortas (olvidarnos de teleobjetivos) y acercarnos a la persona a fotografiar.
Por supuesto, el uso de más accesorios no es algo que recomiendo, ya que cuanto más llevemos más complicado será nuestra interacción con las personas y peor movilidad tendremos. Hablo de flashes, trípodes etc... Aunque siempre hay una puerta a todo, aunque mi recomendación puede saltarse según el momento, circunstancia e idea.
Estudia primero la luz
No hay reglas acerca de la iluminación, ya nunca una iluminación puede ser buena o mala. Lo que hay es iluminación apropiada e inapropiada, porque la luz tiene diferentes cualidades e interviene en otras tantas: color, dirección, suavidad... La mejor luz para la mayoría de las situaciones se encuentra alrededor de amanecer y el atardecer. .
Por tanto, siempre que quieras salir a realizar este tipo de fotografías estudia la hora correcta para salir. Si no puedes controlar cuando vas a salir, la zona de sombra será tu mejor aliado.
Contar una historia y no sólo enseñar
En la fotografía de viajes es importante contar la historia que nos transmita esos sentimientos que nosotros tenemos al vivirla. Nunca tenemos que intentar simplemente mostrar lo que vemos. Por eso es importante ir al primer punto que os dije y empezar todo por una buena elección de equipo.
Uno de los puntos que puede daros la verdadera calidad en estas fotos es la de transmitir emociones. La emociones que nosotros sentimos debemos intentar hacérselas llegar a los demás a través de nuestro objetivo. Y es que a día de hoy hay imágenes impactantes por lo que nos trasmiten no por lo exótico, pues todos los rincones del mundo han sido fotografiados.
Observemos más allá de los simple y fácil.
Tenemos que hacer que los espectadores sientan lo que sienten aquellos que tenemos recogidos en nuestras imágenes. Para eso es importante que observemos más allá de los simple y fácil. Sus gestos, las voces, las conversaciones y tonos... son un claro ejemplo de lo que nos puede dar pistas y momentos más fotografiables que otros.
Saber de la cultura autóctona
Obviamente para conseguir que el punto anterior tenga una valía mayor es importante saber lo que se cuece y como se cuece en el lugar que estamos. Necesitamos conocer la cultura del lugar, su orografía, sus gentes... Además un buen consejo es escuchar música autóctona para introducirte más en tesitura, empaparte de la situación y conseguir mayor inspiración.
Comentar que, esto no vale sólo para conseguir mejores fotografías, sino también para no meterte en problemas. Hay que saber todo lo posible del lugar para que no te engañen, o no te sientas engañado.
En definitiva, hay que poner en marcha nuestra inteligencia general asociándola a la fotografía.
Empezar a fotografiar
Cuando comiences a fotografiar es importante elegir, y saber el motivo del porqué eliges ese elemento o persona. Obviamente, si has realizado todo lo anterior, será un punto muy sencillo. Para este tipo de fotografía el seleccionar al principio personas que estén estáticas es un buen punto; ya que te será más sencillo hablar con ellas.
Ya cuando hayas elegido a la persona, es importante que hables con ella y le expliques porque te gustaría fotografiarla. Intenta entablar una conversación al principio sobre un tema que creas que puede enganchar a la persona. Nunca empieces diciendo que si puedes hacerle una fotografía; sólo llévale ante ella con temas como la sociedad, el barrio, el tiempo, etc... intenta evitar en un primer momento temas más complejos como política, religión etc...
Si a pesar de conseguir relacionarte y recibir una negativa, nunca intentes insistir mucho u ofuscarte... es siempre mejor pasar y agradecer. Recuerda que los problemas son algo que tienes que evitar, y más encontrándote en un lugar que desconoces en parte.
El verdadero problema de este tipo de fotos es que los posados pueden hacer perder mucho la esencia de la "verdad". Para ello, necesitamos dar confianza a la persona, y por eso es importante entablar una conversación y un acercamiento. Tras esto y cuando queramos hacerle la fotografía siempre debemos darle una impresión positiva, esto hará que se relaje y empiece a mostrar su verdadero "yo" a la tercera o cuarta foto.
Fotografía de portada | Rodrigo Rivas
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