Si tienes algo de experiencia ya sabrás que las cámaras de fotografía vienen con unas configuraciones de fábrica que la marca entiende que son las más correctas. Sin embargo, hay algunas cosas que es mejor deshabilitar desde un principio, bien porque resultan “molestas” o bien porque no ayudan a aprovechar bien las posibilidades de la cámara.
Por cierto que no estamos hablando de esas cosas que recomendábamos hacer al desempaquetar una nueva cámara, sino más en concreto de uno de los epígrafes que allí mencionamos, el que toca a cómo configurarla. Sin embargo, se trata de recomendaciones que son complementarias, por lo que te animamos a echarles un vistazo también.
Así que vamos a ver esos ajustes de configuración que te recomendaríamos hacer desde el principio en tu cámara. Eso sí, ten en cuenta que algunos de ellos dependerán de tu habilidad y conocimientos, y otros del tipo de fotos que quieras hacer; por eso tampoco conviene tomárselos al pie de la letra.
Por otro lado, ten en cuenta que la configuración de tu cámara variará según el modelo y marca, de modo que en algunos casos lo que te recomendamos es posible que no se pueda llevar a cabo, sencillamente porque la tuya no lo permite (cosa que sucederá más, cuanto más básica sea la cámara). En cualquier caso, ante la duda, siempre se puede consultar el manual. Vamos con ello:
Apagar el sonido
Esta recomendación se puede hacer extensible a todo el mundo, aunque sea especialmente interesante para ciertas disciplinas como la fotografía de calle, la de deportes o la social. Se trata de deshabilitar o silenciar el sonido que suelen emitir las cámaras según salen de fábrica.
Casi todas emiten un bip cuando bloquean el enfoque, algo que puede ser útil para los muy novatos pero que resulta bastante molesto, sobre todo en eventos públicos. Además, esto suele venir acompañado de una señal visual en el visor (o pantalla) que debería ser suficiente, por lo que recomendamos anular ese sonido. También con el que se produce al moverse por los menús, ya que no sirve realmente para nada y suele ser molesto (aunque es algo más personal).
Activar el formato RAW
Casi siempre las cámaras vienen configuradas de forma predeterminada para hacer fotos en JPEG, formato que como sabréis es un archivo comprimido y, por tanto, con pérdida de información. Pero, sobre todo, grabadas en este formatos las fotos pierden todas las ventajas que otorga el formato crudo o RAW.
Evidentemente, si estás empezando en fotografía seguramente no sabrás qué hacer con esos archivos RAW; pero si te lo quieres tomar en serio deberías tener las fotos en ese formato para un futuro procesado. Eso sí, en estos casos, como en otros en los que se necesite tener rápidamente las fotos lo más “acabadas” que sea posible, conviene configurar la cámara para guardar los archivos en doble formato, JPEG y RAW.
Es cierto que ocuparán más memoria, pero hoy día las tarjetas tienen un precio bastante asequible y merecerá la pena si tenemos idea de hacer algo con las fotos en un futuro. Por otro lado, tampoco debemos desechar la posibilidad de utilizar dos tarjetas de forma simultánea (si lo permite nuestra cámara) para guardar las imágenes en ambos formatos pero de forma separada.
Configurar el botón de borrar fotos
Cuando revisemos las imágenes realizadas, es muy posible que queramos borrar alguna que claramente es fallida (por las razones que sea). Pues bien, normalmente para ello tendremos que pulsar en el botón de borrar, generalmente representado por una papelera, y a continuación, nos aparecerán dos opciones “Eliminar” o “Cancelar”.
Lo común es que la opción que aparecerá seleccionada por defecto es la segunda, lo que nos obliga a usar algún otro control (normalmente la cruceta) para elegir la opción de eliminación. Esto, que puede parecer una tontería, es algo que hace la operación más incómoda y nos quita tiempo. Por eso, nuestra recomendación es cambiar esto en la configuración (si es que la cámara lo permite) y hacer que por defecto el botón que aparezca seleccionado sea “Eliminar” de modo que sólo haya que presionar de nuevo para hacerlo, esta vez de forma mucho más rápida.
Ajustar el nivel de ISO extendido
Las marcas siempre tratan de exprimir los sensores de las cámaras y, sin embargo, limitan los niveles de ISO que se pueden utilizar en ellas tal y como vienen configuradas de fábrica. Por eso es recomendable entrar en la configuración y establecer manualmente cuál es la sensibilidad máxima (y mínima en algunos casos) que vamos a poder utilizar.
Por supuesto, esto no quiere decir que haya que utilizarlos sin más, porque lo realmente importante es conocer cómo se comporta nuestra cámara respecto al ISO, para saber cuando la luz es escasa hasta dónde podemos llegar sin que la imagen se estropee por el ruido.
Configurar los botones de acceso directo
Normalmente, salvo las cámaras más sencillas, todas ofrecen una serie de botones de acceso directo a controles que se pueden personalizar. Esto permite acceder a distintas funciones de forma directa (de ahí el nombre), es decir sin tener que pasar por los menús, ahorrando tiempo al fotógrafo.
Si eres novato puede que aún no tengas claro cuáles son los que más vas a utilizar, así que (aparte de estudiar cuáles son los que ya tienes disponibles en el cuerpo de la cámara) ahí van algunas sugerencias para los botones de acceso directo: Ajuste de sensibilidad, Modo de enfoque, Modo de medición de la luz o Modo de disparo (simple, ráfaga, etc).
Personaliza “Mi menú”
Va por marcas, pero es evidente que los menús a veces son muy extensos y es fácil perderse entre la multitud de opciones; más si eres novato. Por eso, una recomendación es utilizar la opción de personalizar el menú personal (normalmente llamado “Mi menú”) para incluir en él las opciones que más estés utilizando y acceder rápidamente a ellas.
Lo mismo que en el caso anterior, si eres novato puede que no lo tengas claro pero en cuanto “trastees” un poco con la cámara verás que hay una serie de configuraciones que utilizas más a menudo que otras. Aunque también es interesante guardar aquí esos ajustes que utilizaste una vez y te costó mucho encontrar, para no volver a perder tiempo buscando entre los menús.
Otros posibles ajustes
Por supuesto hay muchas otras cosas que se pueden configurar para ajustar aún mejor una cámara de fábrica, aunque ya son cuestiones algo menores y que dependerán más del gusto de cada uno o de la forma de trabajar con la cámara. Por ejemplo uno es activar el botón de enfoque trasero, uno de esos controles que solemos desconocer pero que pueden resultar muy útiles, en este caso para disociar el botón del enfoque del de disparo.
Otra opción que puede ser interesante es desactivar la opción de disparar sin tarjeta SD que suele venir de fábrica. Y es que, mantenerlo (como suele venir activado por defecto) puede hacer que lleguemos a hacer muchas fotos sin darnos cuenta de que no las estamos grabando (con el consiguiente disgusto). Por otro lado, si vas a usar la cámara frecuentemente para hacer vídeo quizá te interesa también activar la resolución 4K en la cámara porque de fábrica es muy posible que esté ajustado a una resolución menor.
Otras recomendaciones serían ajustar el sistema de enfoque para poder elegir el modo de enfoque correcto para cada situación, por ejemplo, asegurándonos de poder elegir el punto concreto sobre el que recaerá la importante tarea de enfocar. Por otro lado, también sería recomendable cambiar el AF-S por AF-A/ AF-C para aprovechar las ventajas del enfoque continuo para situaciones con sujetos en movimiento (y donde las cámaras más modernas se desenvuelven cada vez mejor), aunque son temas que ya nos exigirán ciertos conocimientos y práctica.
Con esto hemos acabado pero estamos seguros de que se nos habrán quedado cosas en el tintero por lo que apelamos a vuestra sabiduría para que nos contéis, en base a vuestra experiencia, cuáles serían las configuraciones a cambiar cuando nos compramos una nueva cámara. Gracias de antemano
Foto de portada | Canon EOS 1D X Mark III