Noticias de Fujifilm X-M1 en Xataka Foto
Fiel a la serie X, la Fujifilm X-M1 llegó para ampliar las opciones que hasta ahora tan buen resultado estaba obteniendo el fabricante japonés. Tras la X-Pro1 (el buque insignia) y la X-E1, se presentaba esta Fujifilm X-M1 con un tamaño más compacto, sin visor y con opciones de controles más sencillos.
Debe servir de puerta de entrada para usuarios que busquen una opción entre la amplia gama de cámaras sin espejo con objetivos intercambiables y les atraiga el diseño retro y cuidado de la serie X, además de las buenas prestaciones que sus hermanas mayores presumen. Y con un precio más asequible que ronda los 799 euros.
Así, esta X-M1 tiene argumentos para pensar, en principio, que sus resultados no deberían ser muy desencaminados, puesto que comparte el mismo sensor APS-C Trans. Sin duda, valiente apuesta y seria con esta decisión en Fujifilm. Pero analicemos en detalle cada apartado y vemos si lo consigue.
Diseño y ergonomía
Como indicamos, se trata de un diseño más compacto y reducido que las X-Pro1 y X-E1, lo que lleva, en primer lugar, a destacar la ausencia de un visor. Para compensar, la X-M1 llega con una pantalla LCD mejorada, con un tamaño de 3 pulgadas y una resolución de 920.000 puntos con 100% de cobertura, además de ser abatible.
La pantalla cumple sus funciones perfectamente, tiene una calidad notable, aunque en este caso en Fujifilm no han apostado por su capacidad táctil. Quizás un elemento que se hubiera agradecido para el usuario más cada vez más acostumbrado a controles y gestos con los dedos.
Su tamaño compacto sigue manteniendo la esencia de la serie X. Un cuerpo construido en metal, con buenos acabados y un peso ligero de solo 330g. La pequeña y discreta empuñadura frontal mejora la sujeción sin sacrificar mayor grosor. Encontramos también un pequeño flash integrado, zapata para accesorios y el dial principal se convierte en el habitual en cámaras más sencillas, prescindiendo de controles de compensación de la exposición. Con todo, es una cámara que cabe perfectamente en un bolsillo, eso sí, sin objetivo montado (o bien con el pancake Fujifilm 27 mm)
Sencilla pero muy completa
Se entiende que su concepto más sencillo obliga a disponer de este dial donde seleccionar los modos y escenas (al más puro estilo de una compacta avanzada), muy fácil y sencillo de entender y manejar para cualquier aficionado a la fotografía. No obstante, incluye un botón personalizable que se agradece (y mucho) cuando uno quiere sacar todo el partido en modos manuales y que además sirve como acceso directo a la conectividad Wi-Fi que también incorpora.
Un segundo dial (además del situado en la parte superior) que se encuentra en la parte posterior en modo vertical, queda algo camuflado (asoma una pequeña rueda dentada) y con dedos grandes cuesta algo su control, aunque cumple correctamente su función.
También encontramos un botón de acceso directo a los principales controles, el denominado "Q" que hereda de sus hermanas mayores y que facilita también mucho la labor a la hora de su manejo, especialmente para los que busquen opciones personalizadas. Un acierto apostar por este botón.
No podemos olvidarnos que con esta X-M1 llegaba un nuevo objetivo zoom de Fujinon para acompañarla, y que es el que se suministra en el kit habitual. El Fujinon XC 16-50 mm f/3.5-5-6 OIS es un objetivo digno de la serie X, tanto por construcción como por calidad óptica, aunque sin duda mucho se aprecia mucho más sencillo (ausencia del anillo de selección de aberturas) y con una menor luminosidad (que por ejemplo comparado con el Fujifilm XF 18-55 mm). Lo más destacable que es cuenta con estabilización, lo que supone una ayuda importante (el cuerpo de esta pequeña CSC no incluye este sistema).
Debemos recordar también que este modelo se presenta en tres acabados, en negro, negro y plata (la que hemos utilizado para la prueba) y en imitación piel y plata, más llamativa.
En cuanto a la conectividad Wi-Fi, se realiza a través de la aplicación gratuita para dispositivos móviles y su utilización es simple y efectiva. No permite controlar la cámara remotamente, tan sólo transmitir las imágenes a nuestro móvil o tablet, y en esto, al menos, cumple. También, permite obtener información GPS utilizando el móvil, aunque no resulta especialmente cómodo.
En cuanto a los habituales modos de escena y simulación de películas, no encontramos nada a subrayar. Son opciones creativas para los fotógrafos que quieran jugar, algunos son ingeniosos como la selección de un color (dejando el resto en monocromo), aunque no encontramos un modo panorámico. Algo extraño, puesto que precisamente los usuarios más entusiastas (y potenciales compradores) son los que más partido le suelen sacar.
El sensor de la Fujifilm X-M1: una garantía
El hecho de mantener el mismo captor que sus modelos superiores ofrece uno de los principales argumentos para garantizar sus resultados. El CMOS X-Trans APS-C con 16 megapíxeles y sin filtro de paso bajo, sistema de autolimpieza y junto con el procesador EXR II ofrecen unos resultados muy elevados, tanto en rango dinámico, como en la reproducción de colores, nitidez… Como decimos, una excelente garantía de calidad.
Las opciones de vídeos sí son limitadas, evidenciando su carácter más modesto, permitiendo la grabación en Full HD 1920x1080 p a 30 fps con sonido estéreo. Quizás más que suficiente para quien no busque ni necesite opciones de vídeo más avanzadas.
Aún así, cabe destacar que permite AF continuo pero la captura simultánea de imágenes. La grabación es correcta, no apreciándose demasiado ruido ambiental por sus micrófonos, especialmente los mecanismos de la cámara. También encontramos un botón exclusivo para la grabación de vídeo, que con solo pulsarlo inicia la grabación con la exposición y sensibilidad ajustada automáticamente, a no ser que usemos el modo A o M y previamente seleccionemos la abertura.
En cuanto al autofocus, se aprecia un trabajo de mejora en Fujifilm, es correcto aunque un paso por debajo de otros modelos de la competencia. Cuenta con un AF con 49 puntos y detección de caras, pero con todo, encontramos que hay margen para lograr mejores resultados. Solo cabe esperar que en futuras actualizaciones de firmware (como así ha sido para las X-Pro1 y X-E1) podamos encontrarnos con un AF más veloz.
El ruido: bien controlado
Con el mencionado sensor y procesador, la X-M1 se defiende muy bien en cuanto a la señal de ruido. Apreciable ya a partir de 1600 ISO pero siendo perfectamente utilizable hasta 3200 ISO e incluso 6400 ISO para determinadas situaciones. Aquí el ruido existe claramente, baja la nitidez, pero nos puede salvar (dignamente) más de una escena teniendo en cuenta que el Fujinon XC 16-50 no es excesivamente luminoso.
La cámara nos permite alcanzar valores de hasta 12800 y 25600 ISO en modo forzado (también bajar hasta 100 ISO), que realmente no son muy utilizables.
Calidad de imagen
Es la principal virtud de esta cámara y, claramente, donde más hay que fijarse. Algunas de las muestras que se pueden ver en la galería que hemos creado en Flickr, se pueden apreciar a resolución completa. Están tomadas en JPEG, con la reducción de ruido desactivada y jugando con diferentes sensibilidades.
Tomada con Fujifilm X-M1 a 800 ISO
La cámara responde con un resultado sobresaliente en cuando a calidad de imagen. Una estupenda reproducción de colores y un rango dinámico que no decepciona al mirar con lupa los detalles en la pantalla del ordenador. Aunque hemos utilizado para las pruebas en modo 100%, la cámara también nos permite dos ajustes más: 200% y 400% (además del auto) que permite elevar los detalles en las sombras, aunque provoca que la señal de ruido se evidencie más.
Conclusiones y valoración
La tercera cámara de la serie X cuenta con la mencionada garantía de los resultados del sensor XTrans, siendo uno de sus principales valores. Una calidad sobresaliente, en este caso con una cámara más pequeña, ligera pero igualmente atractiva con un diseño muy cuidado y atractivo. Es la apuesta de Fujifilm para llegar a un mercado más amplio sin renunciar a su esencia.
Esta cámara está más dirigida a un fotógrafo menos exigente, que busque la sencillez de manejo y se sienta atraído por la serie X de Fujifilm. Su precio resulta competitivo, especialmente con el objetivo 16-50 mm y seguramente sus potenciales compradores no echaran de menos la inexistencia del visor. No se verán decepcionados en términos de calidad, pero lo cierto es que la X-M1 puede rendir mucho mejor con alguno del resto de objetivos (sobre todo las focales fijas) de la familia, aunque su precio será el principal hándicap para el usuario de la X-M1 que quiera ampliar sus opciones.
¿Qué le falta a la X-M1? pues encontramos que hubiese puesto más valor y mejorado su manejo la capacidad táctil de la pantalla. Así como, la conectividad Wi-Fi, aunque correcta queda un poco por detrás de otros modelos que permiten el control remoto. También, sería necesario un mejor y más veloz AF, que con todo cumple bastante bien, pero en cuestiones comparativas, en el mercado encontramos rivales un poco por encima en este aspecto (Olympus, Panasonic o Sony, por ejemplo) o el modo panorámico y más opciones para la grabación de vídeo.
En definitiva, la X-M1 está pensada para quienes quieran disfrutar de una cámara con un diseño y estilo muy bien cuidado, con un rendimiento sobresaliente y de garantías pero a un precio más asequible que las mencionadas X-Pro1 y X-E1. Sus resultados en cuanto a calidad de imagen, control del ruido y su buen manejo son sus principales argumentos.
La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Fujifilm España. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.