Se ha hecho de rogar la que viene a sustituir en el catálogo de Sony a la veterana A700 pero ya está aquí, tras despejar las dudas sobre el tipo de tecnología que usaría y evitar los problemas que las inundaciones en Tailandia están ocasionando a multitud de empresas del sector. Se puso a la venta en España hace unas horas y aquí os traemos nuestro análisis de una cámara que, sin duda, dará mucho de qué hablar.
Hemos podido jugar con ella durante unos días y acercarnos a las cuestiones que más os preocupan. ¿Afecta el espejo translúcido a la calidad de los resultados? ¿Cómo gestiona el ruido? ¿Será una buena decisión optar por un visor electrónico? Esperamos poder responder a algunas, si no todas, de vuestras inquietudes sobre esta nueva Sony SLT-A77. ¿Empezamos?
Antes de ponernos manos a la obra vamos a hacer un obligado pero breve repaso a las características más importantes de la cámara, para entrar en calor y refrescar la memoria de los más despistados:
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Sensor CMOS de tamaño APS-C y resolución de 24 megapixels
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Tecnología SLT (espejo translúcido)
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Visor electrónico XGA OLED de 2.4 megapixels de resolución y 100% de cobertura
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Ráfaga de 12fps
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19 puntos AF, 11 en forma de cruz
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ISO 50-16.000
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Vídeo AVCHD 1080p a 60, 50, 24 o 25 fps
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Pantalla trasera de 3 pulgadas, móvil y con una resolución de 920.000 puntos
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GPS
Diseño y construcción
Éste, por razones obvias, es el apartado más subjetivo de cualquier análisis. Soy de los que piensa que Sony acostumbra a hacer, generalmente, un buen trabajo en lo tocante al diseño de sus productos. La Sony SLT-A77, desde mi punto de vista, no es una excepción y estéticamente es una cámara realmente bonita. Pensamiento, he de confesar, que no comparto para los objetivos de la firma los cuales suelen presentar un diseño y acabado demasiado aséptico. Los toques rojos del logo, la circunferencia de la bayoneta y el prominente foco de asistencia al AF dan un toque único a la familia Alpha.
El precio de un equipo suele medir con bastante exactitud el rango de seriedad al que se circunscribe el mismo pero no es el único. Ésta cámara, en las manos, es una delicia que no está al alcance de los cuerpos de entrada. Su robusta construcción, gran parte en aleación de magnesio y aluminio, la dota de un peso y unas medidas que la hacen muy cómoda y agradable a la hora de usar. Para que os hagáis una idea, es muy parecida tanto en tamaño como en peso a la Nikon D7000.
Controles y accesos directos
Aunque ésta sea tu primera Sony Alpha, acomodar la mano al grip y a la disposición de botones y accesos directos no te supondrá ningún problema, el periodo de adaptación es mínimo gracias a la buena ergonomía que presenta el equipo. Dos serán los diales de control con los que podremos, además de ajustar durante las tomas la velocidad de obturación y la apertura, movernos libremente por los menús. ¿Cuando podrán disfrutar de semejante ventaja los usuarios de cámaras menos avanzadas?
En la parte superior derecha destaca otro de esos extras que nos indican que estamos ante un modelo de altas prestaciones, la pantalla LCD. En esta ocasión el tamaño de la misma se me antoja excesivamente pequeño y escaso en la información que facilita. Por más que esperemos no veremos aparecer en él referencia alguna al ISO seleccionado o a los modos de medición o enfoque seleccionados. Teniendo en cuenta, además, que la pantalla trasera se puede levantar y orientar hacia arriba ésta pequeña LCD parece más un detalle de cara a la galería que una necesidad real.
La movilidad de la pantalla trasera es excelente, ofreciendo un sinfín de posibilidades y ángulos gracias a sus tres ejes de rotación pero condicionando en gran medida la distribución de los botones posteriores. En este modelo nos despedimos de la tradicional hilera de botones de la izquierda, donde ahora sólo permanece el que abre el menú de configuración. En la parte delantera de la cámara tenemos un selector de modos de enfoque en rueda con el que pasar de simple a continuo o manual será coser y cantar. El botón que levanta el flash y otro dedicado en exclusiva a la previsualización de imagen final completan el cupo en el frontal.
Junto al LCD superior tenemos además del botón que lo ilumina, un selector visor/LCD que luego comentaré y botones para el ISO (configurable), la compensación de exposición y el modo de disparo (continuo, alta velocidad, temporizador y bracketing). En la parte de atrás, rodeando al joystick de control principal, además de controles clásicos como el de reproducción o información, tenemos dos botones configurables asignados al bloqueo de exposición y alternador AF/MF respectivamente, el botón de grabación de vídeo, un botón con el que cambiar la información que muestran el visor o la pantalla trasera, otro que da acceso a las opciones más comunes de la fotografía como la selección de puntos AF y un último que me ha parecido muy interesante que sirve para dos cosas, según configuremos: ampliar la imagen para facilitar el enfoque o hacer una fotografía usando un factor de recorte del sensor de 1.4x o de 2x.
La cámara dispone, en resumen, de un bueno número de botones y accesos directos. A diferencia de la A700, en la SLT-A77 desaparece el control que activa o desactiva el estabilizador de imagen interno, SteadyShot, que pasa al menú y el selector de modos de medición que sí hubiese sido interesante implementar. Se puede, no obstante, configurar en alguno de los tres botones configurables.
Me resulta un tanto extraño que el botón de previsualización sea exclusivo porque una de las ventajas del visor electrónico es que te permite configurarlo para que muestre en tiempo real cómo va a quedar la imagen final, haciendo que el citado botón pierda su funcionalidad. Algo parecido opino del botón que cambia entre entre el visor y la pantalla trasera puesto que sobre el ocular hay un sensor de proximidad que puede automatizar el trabajo. Puede ser útil a la hora de ahorrar batería, eso sí, pues he notado que el consumo, entre las pantallas y esas ráfagas tan exageradas es un tanto elevado.
Disparando con la SLT-A77
Lo primero es encender la cámara y ésta tarda un poco en hacerlo tras pulsar el botón, no es mucho pero no es instantáneo como en otras cámaras que andan muy cerca de ella. La rueda de modos es robusta y resulta imposible moverla accidentalmente. En ella, además de los típicos modos de escena, automáticos y PASM tenemos un modo para el vídeo, dos para barridos y panorámicas (incluyendo uno 3D para televisores Sony compatibles), otro modo para esa famosa ráfaga de 12fps y uno MR que da acceso a tres configuraciones personales que podemos cargar cuando queramos.
Hablemos del visor electrónico. Los primeros días no me sentía excesivamente cómodo con él, acostumbrado al pentaespejo de mi Olympus o al pentaprisma de mi Nikon pasar a pegar el ojo a un pequeño monitor resulta extraño. Creo que no le vendría mal un poco más de luminosidad porque ajustándola al máximo se queda un poco corto. Cuando la iluminación ambiente es deficiente es inevitable que el ruido aparezca en el visor y se convierte en algo muy desagradable, además presenta cierto lag algunas veces. Hasta aquí los puntos negativos.
¿Puntos positivos? Muchos, estamos ante uno de los visores electrónicos más avanzados, cuando no el más. Esta tecnología permite que puedas hacer cualquier ajuste sin despegar el ojo del visor, navegar por los menús o ver la galería almacenada. También puedes fotografiar mientras tienes en una esquina el histograma o en el centro un nivel digital y por encima de todo, puedes ver en tiempo real cómo quedará la fotografía final. Los puntos positivos superan por mucho a los negativos y aunque aun no lo cambiaría por un buen visor óptico sí que lo haría por los pentaespejos usados en las DSLR más modestas.
La ráfaga a 12 fps es realmente impresionante aunque requiere usar un modo específico en el que solo podremos controlar la apertura. Durante la toma el auto enfoque seguirá trabajando. Como anécdota, os comento que la ausencia de espejo provoca un sonido al disparar nada parecido al que nos tiene acostumbrados el espejo. Las DSLR actuales no están pensadas, por culpa de su pantalla de enfoque, para enfocar en manual pero en este caso, gracias al acceso directo a la ampliación de ayuda al enfoque y el uso del focus peaking, del que ya os hablamos, volver a enfocar en manual se convierte en una muy grata experiencia.
Muestras reales
La SLT-A77 tiene un ISO máximo de 16.000 cuyo uso desaconsejo pero no se ha portado nada mal cuando la he puesto a prueba. Esta fotografía de arriba está disparada con la noche ya entrada, a ISO 3200, es un jpeg directo de la cámara y sin ningún tipo de filtro antiruido. El valor máximo de ISO que podemos usar depende en gran medida del tamaño final que necesitemos. En este ejemplo el valor 3200 sería perfectamente válido para visualizar en web y para pequeñas impresiones pero se notaría la merma de calidad si la viésemos al 100%. Podría decirse que hasta ISO 800, quizá un poco más, podemos disparar sin miedo. De ISO 1000 a 3200 la pérdida de calidad es paulatina conforme se sube pero con resultados aún muy válidos y por encima de 3200 sería mejor evitarlo. Os dejo unas muestras a ISO 100, ISO 1000 e ISO 8000 para que juzguéis vosotros mismos.
Nos hubiese gustado poder probar la SLT-A77 con un objetivo de más calidad que el básico 18-55mm del kit pero no teníamos otro a mano. Nuestra simpática marioneta checa no se ha quejado demasiado a la hora de posar para la cámara y nos deja una imagen con buenos detalles en primer plano que podéis comprobar observando detenidamente las piernas o el cinturón. La textura del fondo no es muy buena (¿cosa del objetivo o del espejo translúcido?) pero el balance de blancos y el tono, puede que un poco frío, no me disgustan en absoluto. El enfoque, por cierto, se ha mostrado siempre rápido y preciso.
Conclusión
Pongo punto y final a este análisis de la Sony SLT-A77 convencido de que las luces superan a las sombras y de que esta cámara y su tecnología sientan las bases, firmes, de un futuro prometedor para las apuestas de Sony. Tengo ganas de ver cómo sigue evolucionando el visor electrónico, porque necesita hacerlo si quiere aspirar a imponerse al óptico. Es muy sencilla de utilizar y configurar e incluye grandes detalles como el GPS interno. El vídeo, cada vez más importante, y en el que no hemos entrado, es otra de las grandes bazas de la cámara, con controles manuales, enfoque continuo durante la grabación y velocidades de 60, 50, 25 y 24 fps a 1920×1080. Pienso, para acabar, que esos 1.300€ de precio base están un poco fuera de mercado.
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