Puede que más de uno se extrañe al leer lo de "modelo básico" pero os aseguramos que así presentaron la Sony A7 III a la prensa europea reunida en Londres para conocer, y probar, las capacidades de esta cámara mirrorless con sensor full frame. Claro que "básico" en una empresa que tiene la innovación por bandera no es seguramente la definición que hubiéramos escogido nosotros para un modelo como éste.
Lo que pretenden decir es que la Sony A7 se sitúa como el modelo base para todo aquel que quiera pasarse al formato completo, un ámbito que sigue estando reservado básicamente a fotógrafos profesionales o aficionados muy entusiastas. Sobre todo porque, a pesar de lo que se había rumoreado, el precio del nuevo modelo sigue siendo relativamente alto (aunque no adelantemos acontecimientos).
Por ello, lo que pretende hacer Sony con la nueva A7 III es redefinir lo que debe tener una cámara de este tipo, y de paso hacer una nueva (y fuerte) apuesta en este segmento (el de cámaras full frame) en el que, tal y como nos contaron, han empezado a copar las primeras posiciones dando muchos quebraderos de cabeza a los hasta ahora dominadores Canon y Nikon.
Compitiendo con sus hermanas de gama
Tal y como os contamos en el artículo de presentación, este nuevo modelo viene para relevar a la que fue evolución del modelo primigenio, es decir la A7 II que sustituyó a la A7 original. Pero además la cámara se sitúa sólo un escalón por debajo de las A7R III y A9, las tope de gama de Sony y claramente orientadas a profesionales a las que iguala en bastantes cosas e incluso llega a superarlas.
De hecho, las características que ofrece la nueva cámara pueden hacer pensar a más de un fotógrafo si no merece la pena ahorrar algo en el cuerpo adquiriendo la nueva A7 III en vez de una de las antes citadas. Porque... ¿realmente quién necesita 20 fotos por segundo o una resolución de 42 megapíxeles?
La A7 III ofrece 10 fps, lo que es una cifra muy buena (y el doble que la A7 II) y suficiente para una gran cantidad de situaciones. El sensor es de 24 Mp, y aunque es la misma cifra que su antecesora es de nuevo cuño ya que es retroiluminado y de tipo apilado, y se apoya en un procesador que también se ha renovado para ser más rápido. De otras caracteristicas novedosas del modelo hablamos más adelante al trasladaros nuestras impresiones cámara en mano, pero antes vamos a dar un repaso a las novedades más visibles.
Novedades externas
La nueva A7 III tiene unas cuantas cosas nuevas en cuanto a su diseño, aunque a simple vista nos encontramos con un nuevo modelo de A7 que se parece mucho a las demás, porque realmente sus diferencias no son fácilmente apreciables. Esto no es nada malo desde luego, pero sí es cierto que el hecho de convivir en los escaparates distintas cámaras de generaciones diferentes nos sigue pareciendo algo confuso, sobre todo para los posibles usuarios.
Entre las novedades físicas tenemos la inclusión del botón AF On y el joystick para elegir dónde enfocamos que estrenó la A9, además de la doble ranura para tarjetas de memoria. La capacidad táctil de la pantalla también es nueva respecto a la A7 II y posibilita además otra opción para controlar el punto de enfoque. El visor también es de estreno en una A7, sobre el papel tiene las mismas características que la A9 (aunque en este caso no está libre ‒porque tampoco lo necesita tanto‒ del blackout entre foto y foto) y en cualquier paso parece un gran paso respecto a la A7 II.
Sin duda podemos decir que su cuerpo es muy ergonómico, con una excelente empuñadura que incluso permite trasnportarla (ya no hacer fotos) con una sola mano aunque tengamos montado un objetivo voluminoso como el FE 70-200 2.8 GM OSS (que es uno de los que usamos en las pruebas). Los materiales son de calidad tal y como ya nos tienen acostumbrados, y además en este caso se han mejorado para evitar posibles desgastes que han sufrido modelos anteriores en zonas alrededor de la pantalla.
Nuestro dedo gordo encuentra perfecto acomodo en la parte trasera guiado por una zona rugosa y se apresta a trabajar bastante, toda vez que tiene que encargarse de muchas tareas con la palanca y el botón añadidos que comentábamos antes, que se suman a las dos ruedas traseras (una como parte del dial trasero).
Por su parte, el índice lo dejamos para disparar y poco más, ya que la rueda delantera de control la usamos bastante poco. La mano izquierda (siempre hablando de personas diestras) se va a tener que encargar de sujetar el normalmente voluminoso objetivo (como el FE 24-70 2.8 GM, que es el otro que utilizamos en la toma de contacto), aunque hay que recordar que estos objetivos incluyen botones adicionales personalizables.
Esto de los controles personalizables es algo que, como todas sus hermanas de gama, está muy presente en el cuerpo, con hasta 11 controles que se pueden cambiar a gusto del usuario. Esto hace que la cámara tenga muchísimas posibilidades de personalización, tanto por las ruedas que incluye (hasta tres más la de compensación de la exposición) como por los botones configurables, aunque desde luego no sea algo nuevo de este modelo.
Al encender la cámara vemos que rápidamente está preparada para funcionar En líneas generales la A7 III da la impresión de ser tremendamente veloz, seguro que mucho más que la A7 II y sólo un poco menos que la A9, aunque habría que probar todos los modelos al tiempo para realmente notar las diferencias.
Sobre el terreno
Nuestra toma de contacto con la Sony A7 III fue realizada en un hotel de la campiña londinense, donde tuvimos la oportunidad de pasar unas cuantas horas con el nuevo modelo. Lo mejor es que esta vez pudimos hacerlo no sólo en los habituales sets que monta la firma, sino también de forma más libre retratando todo lo que encontramos en una sugerente localización.
Así las cosas, pudimos ver qué tal se portaba tanto con luces artificiales como con luz natural, así como en situaciones de muy poca iluminación. Por cierto que asomados al visor comprobamos lo que ya vimos en la A9, que es de lo mejorcito en el segmento de cámaras sin espejo. Además, su sistema es ideal para tomas con poca luz que a través del visor se aprecian mejor que a simple vista. Esto significa, ni más ni menos, que ya empezamos a ver más cosas en las que los visores electrónicos superan a los réflex.
El manejo es similar al de sus hermanas de gama, con algunas lagunas que siguen ahí (como esos menús que de tan extensos se hacen engorrosos y hacen que algunas veces uno no termine de encontrar lo que busca) y, como contábamos antes, un exigente trabajo para el fotógrafo que tiene que dominar muchos parámetros y estar atento a una configuración bastante compleja.
Pero si en algo hemos notado de verdad una mejora es en el apartado de la autonomía, sobre todo recordando otras tomas de contacto en las que, pasadas unas horas, todos los periodistas nos veíamos "mendigando" una batería cargada para poder seguir haciendo fotos. Pues bien esta vez la cosa ha sido muy diferente. Si sobre el papel la cámara decía ser capaz de hacer 710 fotos con una sola batería, nuestra prueba demostró que incluso se puede mejorar.
Evidentemente es solo una toma de contacto pero aún estábamos terminándola y nos fijamos en que habíamos hecho 801 fotos y la cámara aún declaraba un 45% de batería. Eso a pesar de haberle dado bastante tralla aunque, eso sí, usando mayoritariamente el visor electrónico para hacer las fotos. De cualquier manera un gran avance que aplaudimos y que hace que Sony pueda presumir (de momento) de ofrecer la mirrorless con mayor autonomía.
Otra cosa muy mejorada es el enfoque automático, sobre todo en modo continuo ya que la A7 III utiliza el mismo sistema que la A9, la cámara que está diseñada para fotógrafos de deporte y acción, con una cifra de puntos AF que casi asusta (693 por los 177 que tenía la A7 II). Así, el enfoque es muy rápido y silencioso en la gran mayoría de ocasiones, aunque como suele ocurrir en este tipo de cámaras sus muchas posibilidades hacen que cueste un poco hacerse con todas las funciones y saber elegir la mejor para cada momento.
En cuanto a la calidad de imagen, sin mucho tiempo para revisar las tomas (y desde luego sin pararnos a analizar los RAW en profundidad) podemos decir que la calidad está a la altura de la excelencia esperada, con gran nivel de detalle y niveles de ruido muy controlados y una buena reproducción del color y los tonos de la piel (algo en lo que Sony hace hincapié). Pero como siempre os ofrecemos una amplia galería de muestras (disponibles a toda resolución en la habitual galería de Flickr) para que podáis comprobarlo por vosotros mismos.
"Una pequeña A9"
Estamos llegando al final donde, cómo no, os vamos a ofrecer nuestras impresiones finales sobre la nueva cámara basadas en la toma de contacto realizada. Hablábamos de que la Sony A7 III es un “modelo básico” que de básico no tiene casi nada. De hecho, es una cámara muy, muy completa, que supone un salto considerable respecto al modelo que “jubila” (aunque su retiro no sea efectivo hasta no se sabe cuándo) y que se sitúa muy, muy cerca de la veloz y profesional A9 (de hecho, si lo pensáis, hemos comparado más veces a la A7 III con la A9 que con la A7 II).
Muy cerca en prestaciones pero aún lejos en precio, porque recordemos que aquella cámara tiene una tarifa de 5.300 euros mientras que la A7 III se queda en "solo" 2.300 euros (solo cuerpo en ambos casos). Es decir menos de la mitad. Por supuesto el tema del precio es bastante subjetivo, porque quizá muchos esperaban que la cámara recién presentada bajara de la barrera psicológica de los 2.000 euros para competir con las réflex full frame más baratas del mercado.
Pero lo cierto es que la nueva cámara vale lo que cuesta sin duda, porque ofrece unas prestaciones y una calidad que lo justifican. Así, la cuestión aquí quizá sea más si uno de esos aficionados a los que les gustaría dar el salto al formato completo pero se resisten por el precio de estas cámaras realmente necesitan una.
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